El escándalo del Banco Mundial es malo para la globalización

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Lose investigadores de una firma legal externa dio a conocer un informe que muestra que funcionarios del Banco Mundial presionaron al equipo que compone el Índice Doing Business, para favorecer – entre otras cosas — el puntaje de China.

Bajo presión de los funcionarios más altos, incluida la entonces CEO Kristalina Georgieva, los empleados alteraron las calificaciones para elevar en el ranking a China y Arabia saudita porque se creía conveniente desde el punto de vista político. También recibieron órdenes de no tomar en consideración los desarrollos en Azervayáb que habrían Como resultado de estas revelaciones, todos los datos producidos por el Banco Muyndial serán ahora sospechados de favorecer a uno o más de los stakeholders.

Por qué esto es malo para la globalización

Nunca es una buena señal cuando se descubre que un banco ha corregido sus números, pero la revelación del Banco Mundial manipulando el influyente índice también pone de manifiesto el desafío de forjar un consenso global para la economía del siglo 21.

El Banco Mundial lo admitió la semana pasada después de contratar a una firma legal externa que investigu las acusaciones de que había alterado un índice que mide la facilidad para hacer negocios en los países miembro. Los investigadores encontraron que funcionarios del Banco presionaron al equipo de desarrolla el índice para que lo manipule en varios casos, muy especialmente para mejorar la posición de China en el ranking.

La noticia, si bien muy decepcionante, no sorprende. En 2018, el entonces economista jefe del Banco Mundial Paul Romer dse disculpó públicamente ante Chile luego de que se descubriera que el mismo índice había sido manipulado por un funcionario del Banco.

En lugar de respaldar a Romer, los líderes del Banco en aquel momento, presidente Jim Yong Kim y CEO Kristalina Georgieva, le pidieron la renuncia. Luego, el Banco publicó una declaración diciendo que las manipulaciones formaron parte de actualizaciones metodológicas, pero el análisis realizado por economistas independientes mostró un patrón preocupante de los cambios en los datos.

La investigación, dada a conocer recientemente pero impulsada el año pasado por quejas de los empleados del Banco, no se ocupa de los problemas pero encuentra un patrón preocupante de conducta en informes subsiguientes. El propio Kim renunció seis meses antes de que el Banco anunciara la investigación.

¿Qué pasó en el informe “Doing Business” del Banco Mundial?

La misión del Banco Mundial es ayudar a los países pobres a desarrollar sus economías, pero como su herramienta tradicional que son los préstamos para desarrollo ha sido suplantada por el sector privado y las finanzas bilaterales, la organización se orientó hacia la pobreza, la salud pública y lel asesoramiento como ayuda.

Un resultado de ese esfuerzo es el Índice “Doing Business” , que intenta medir la facilidad con que las empresas privadas pueden operar en el régimen económico y legal de un país. Judith Kelley, profesora de Duke University, dice que el índice es increíblemente influyente y que los países lo ven como una forma de atraer la inversión extranjera y ganar acceso al financiamiento institucional.

En 2018 Romer dijo que los rankings habían sido manipulados por un miembro del personal del Banco que buscaba favorecer a los gobiernos derechistas en Chile y presentar como inepto al líder socialista. Las nuevas acusaciones son más preocupantes porque implican a los líderes del banco.

Las instituciones económicas globales son más importantes que nunca

 Las instituciones internacionales son necesarias para brindar reglas claras para la actividad económica, pero su legitimidad hoy se ve amenazada. El Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y le Organización Mundial del Comercio se ven afectados por políticas nacionalistas. El ascenso de China, que se benefició desproporcionadamente de esas instituciones aunque las debilitó dificulta todavía más tener una política global coherente.

El Banco Mundial en particular ha sido reemplazado por el sector privado como prestamista principal del mundo en desarrollo. Pero a medida que las potencias globales buscan reestructurar la economía global para explicar los fracasos del consenso de Washington y desafíos como el cambio climático, sitios como el Banco Mundial son vitales.

Manipular las estadísticas por motivos ideológicos no solo debilita la confianza, debilita los propios argumentos del Banco sobre qué tipo de factores económicos hacen triunfar a las empresas.

Georgieva es hoy la funcionaria de más jerarquía en el FMI, y aunque dice que “discrepa fundamentalmente con las revelaciones y las interpretaciones de la investigación”, su credibilidad ha sufrido un golpe brutal. Cada dato producido por el Banco Mundial será ahora sospechado de jugar a favor de uno o más stakholders. Y será más difícil convencer a los mercados emergentes que deberían adoptar reformas beneficiosas si el reconocimiento por hacerlo puede ser comprado por países que no hacen su tarea.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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