El COVID-19, catalizador para los riesgos políticos

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La actualización anual del Índice de Riesgo Político de Coface, publicado en el Barómetro del 3° trimestre, destaca una doble tendencia.

Por un lado, una disminución del riesgo de conflicto a nivel mundial, pero, por otro lado, un aumento del riesgo de fragilidad política y social. Esta última se ve exacerbada en los países más expuestos a la pandemia de coronavirus.

Como en el anterior trimestre, las incertidumbres en torno a las previsiones de este barómetro son muy elevadas. Están principalmente vinculadas a la situación sanitaria mundial: desde el mes de junio, la pandemia se ha extendido incesantemente. A la espera de una vacuna y/o tratamiento, las empresas y los hogares han pospuesto sus gastos y sus proyectos de inversión, tanto por obligación (durante el período de confinamiento) como por precaución.

Coface (siglas francesas para Compagnie Francaise D’assurance Pour Le Commerce Exterieur) prevé una tasa de crecimiento global del -4,8% en 2020, seguida de un repunte del 4,4% en 2021. El PIB de la Zona Euro y de Estados Unidos debería mantenerse 3,5 puntos y 2 puntos, respectivamente, por debajo de los niveles de 2019. Por lo tanto, se necesitarían al menos 3 años para volver a los niveles de producción anteriores a la crisis. Asimismo, el repunte del comercio mundial será sólo parcial: + 3,5% previsto por Coface para 2021, tras -13% este año.

Se prevé que este nivel de actividad económica, claramente inferior al anterior a la crisis, resulte en un aumento de la pobreza, de las desigualdades salariales y, por lo tanto, del descontento social.

La actualización anual del Índice de Riesgo Político de Coface, publicada en este Barómetro, evidencia hasta qué punto la pandemia de COVID-19 – además de su impacto humano y económico – agrava estos riesgos políticos. A los indicadores tradicionales utilizados para medir estos riesgos, Coface agregó este año un índice de exposición a la pandemia que calcula el nivel de satisfacción de la opinión pública respecto a la gestión de la crisis sanitaria por parte de las autoridades.

Además de ser una causa del aumento del malestar social, el descontento relacionado con la pandemia de COVID-19 podría amplificar el alcance de los movimientos sociales heredados del período pre-COVID, como los surgidos, por ejemplo, en Hong Kong, Francia y Chile.

  • Entre las economías maduras, el mayor grado de insatisfacción de la opinión pública con la gestión de la crisis sanitaria se registra en España, Estados Unidos, Reino Unido y Francia.
  • En los países emergentes, Irán y Turquía se encuentran entre los países con mayor nivel de riesgo social. Varios países de América Latina (Brasil, México, Perú, Colombia), así como Sudáfrica, presentan un alto riesgo político y social y una alta exposición a la crisis del COVID-19.

 

 

 

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