jueves, 21 de noviembre de 2024

El comercio con Brasil en su mínimo desde 2004

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En junio, el intercambio comercial bilateral con el país vecino tuvo un déficit de US$ 100 millones para nuestro país

Con lo cual, más que se duplicó el rojo de US$ 45 millones obtenido en igual mes del año pasado. Más allá de este leve deterioro del saldo (sólo US$ 55 millones), la nota la volvió a dar el flujo comercial.

Por el desplome tanto de las exportaciones a ese mercado (-39,5% i.a.) como de las importaciones desde Brasil (-30,8% i.a.), el intercambio entre ambos países alcanzó US$ 1.100 millones, cayendo 35% i.a. y registrando el menor valor para el mes de junio desde 2003 (US$ 712 millones), según afirma la consultora Ecolatina.

Por el lado exportador, los poco más de US$ 500 millones enviados a Brasil en junio representaron sólo un 4,8% de las importaciones totales de ese país. Comparando con el 6,4% de participación obtenido en junio de 2019, y más aún con el 7,2% de 2018, este número enciende señales de alarma. Si bien era esperable una caída, ya que la principal economía del Mercosur sufre una fuerte recesión, nuestras ventas a Brasil cayeron casi el doble que el resto de las importaciones brasileñas (-18,5% i.a.), relegando nuestra importancia en este mercado.

El frente cambiario fue clave para explicar esta dinámica dispar. Mientras que el Real brasileño se depreció casi 33% en el primer semestre, en una economía sin inflación, el peso argentino avanzó “solo” 17,6% y la suba de precios habría rondado el 13% en nuestro país. Como resultado, perdimos competitividad-precio, y el tipo de cambio real bilateral con Brasil se apreció 22% en la primera mitad del 2020. Por lo tanto, no solo estamos sufriendo un ajuste por cantidades en esta plaza, sino también por precios.

A nivel sectorial, la parálisis de la industria automotriz en un contexto de fuertes restricciones a la producción también contribuyó a esta caída. La exportación de bienes “no-esenciales”, que además operan con estrictos protocolos que enlentecen -y encarecen- la producción, también cumplió un rol fundamental.

Sin datos desagregados de Brasil, sabemos que las exportaciones de vehículos cayeron un 82% i.a. según ADEFA en junio, 7 p.p. más que los patentamientos locales (-75% i.a.). En consecuencia, si nunca es lo mismo exportar acero que caramelos, mucho menos lo es en este contexto.

Respecto de las importaciones desde Brasil, la caída de 30,8% dejó a las compras desde ese país en su menor valor desde 2003. Pensando en el desplome acumulado que mostraban las importaciones totales de nuestro país a mayo (-24% i.a.), también se observa un retroceso mayor de la economía vecina. Nuevamente la fuerte presencia de vehículos en la canasta importadora desde este país, y los importantes problemas de este sector para operar, explican la mayor caída.

Con estos números, el saldo comercial permaneció en equilibrio durante el primer semestre (US$ -23 millones), mostrando una desmejora respecto de la primera mitad de 2019, cuando habíamos obtenido un superávit de US$ 170 millones. Este retroceso obedeció a una mayor caída de las exportaciones (-30,8% i.a.), respecto de las importaciones desde el gigante latinoamericano (-28,1% i.a.).

De cara al futuro, las perspectivas no son alentadoras: tanto el PBI argentino como el brasileño arrojarían caídas cercanas a los dos dígitos en 2020, golpeando fuertemente al comercio bilateral. De esta manera, será difícil repetir el superávit de US$ 760 millones alcanzado en 2019.

Aunque la reducción del déficit bilateral existente hasta 2018 es una buena noticia en un contexto de escasez de divisas, no poder sostener el resultado positivo del año pasado y/o la participación en la plaza brasileña, diluyen los aspectos favorables. Este año el saldo será neutro, pero el intercambio bilateral será el menor en más de una década.

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