El análisis que realiza el gerente de Análisis Económico de abeceb.com, Mariano Lamothe, señala que para lo que resta del año, si bien podría confirmarse cierta recuperación dado el mal desempeño del año pasado, las perspectivas no resultan auspiciosas.
Es que, por un lado, los factores que ocasionaron su caída en 2012 se mantendrán prácticamente inalterados -en especial el esquema de política económica actual- al menos hasta las elecciones.
Mientras que tampoco se contará con una demanda demasiado dinámica como sucedió en el pasado, la cual más bien se ha mostrado bastante débil recientemente.
Aclara que obviamente, siempre será posible identificar oportunidades en sectores particulares. Algunos, como el automotor, seguirán encontrando ventajas en el mercado regional y particularmente en Brasil por la complementariedad productiva. En tanto que otros orientados al mercado local, como el textil, el de electrodomésticos o el de maquinaria agrícola mantendrán una situación relativamente favorable gracias a que continuará rigiendo sobre ellos una protección comercial.
Al reseñar los antecedentes, Lamothe recuerda que durante la pasada década, la inversión había logrado un crecimiento significativo, llegando a representar un máximo de 23% del PIB en 2011. Aunque previene que este porcentaje puede resultar engañoso, dado que más de la mitad corresponde a la construcción.
Este proceso estuvo impulsado principalmente por un incremento constante de la demanda de bienes y servicios en los pasados diez años, tanto a nivel local como externo.
Y también resalta que resultó favorable el colchón que se generó tras la crisis de 2001, tanto por la depreciación del peso versus el dólar, como por las tarifas planchadas y los bajos salarios reales.
A lo que se sumó la constante apreciación de nuestros principales socios comerciales versus la divisa norteamericana.
En cambio, el clima de negocios en general no resultó demasiado favorable a las inversiones, y con el tiempo se fue volviendo cada vez menos amistoso. Esto tuvo su correlato el riesgo país, que permanentemente se mantuvo por encima del promedio regional, y fue acumulando una diferencia creciente. Tampoco ayudó la inflación, que fue acelerándose en forma paulatina, hasta ubicarse cómodamente por encima de 20% en los últimos años.
De todos modos, las perspectivas del incesante crecimiento de la demanda y la elevada competitividad fueron suficientes para compensar hasta 2011 un ambiente de inversiones que no era el más propicio y un ritmo de crecimiento de los precios en ascenso.
Sin embargo, esta situación se alteró a fines de aquel año tras la instalación del cepo sobre el mercado cambiario.
Los impedimentos para remitir utilidades, las restricciones a las importaciones (y en especial en lo que refiere al ingreso de insumos y bienes de capital), la brecha cambiaria, y la elevada incertidumbre, ocasionaron una caída de las inversiones.
Como resultado, en 2012 la inversión retrocedió 4,4% de acuerdo a las estimaciones de abeceb.com, producto de una caída tanto de la construcción como del equipo durable.
El segundo fue el que más se vio afectado (con una merma de 7,3%), afectado principalmente por la caída en el equipo importado. Mientras tanto, la construcción cayó un 1,9%, afectada por el cepo sobre el dólar.
Si bien los datos de la primera parte del año permiten advertir cierta recuperación (con un avance interanual de 1,3% en el primer trimestre de acuerdo a nuestras estimaciones, y ciertos indicios de rebote en la actividad de la construcción y de las importaciones de bienes de capital en abril y mayo), hay que tener en cuenta que gran parte de los efectos positivos se asocian a la baja base de comparación interanual, dada la caída evidenciada en 2012.