El bitcoin, la primera y más famosa de las criptomonedas, cumplió hace poco (en octubre del año pasado) diez años de existencia. El dinero digital ha hecho grandes avances hacia su legitimidad desde que fue lanzado pero no será un instrumento más de inversiones hasta que no sea reconocido por la SEC (Securities and Exchange Commission) y sea objeto de regulación.
La SEC aun no ha dado luz verde a ningún proyecto con bitcoins. En julio del año pasado rechazó la solicitud de los gemelos Winklevoss (los que pleitearon con Mark Zuckerberg por la paternidad de la idea que dio origen a Facebook) para un fondo de inversión de Bitcoins cotizado en Bolsa (ETF, por sus siglas en inglés).
Bitwise Asset Management solicitó la semana pasada a la SEC la aprobación de un fondo cotizante que rastrearía el desempeño de los bitcoins. Otra compañía, Wiltshire Phoenix Funds, pidió se le aceptara vender acciones de un fondo que tendría una combinación de bitcoins, bonos de la Tesorería de corto plazo y dólares estadounidenses.
Hasta ahora no se sabe de ninguna respuesta por parte de la Comisión. La razón, según algunos economistas, podría ser que el bitcoin es todavía un activo de carácter especulativo que todavía está en pañales.