<p>Los analistas coinciden en que la renuncia de Silvio Berlusconi en Italia ocurrió cuando al momento de colocar bonos a diez años, su gobierno se vio obligado a pagar por encima de 7%. Ese es el límite mágico. Hasta allí se puede sobrevivir, después de esa barrera el colapso, como bien lo saben también Grecia y Portugal.<br />
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Por eso la gravedad asignada al episodio cuando España renovó este jueves bonos a escasas centésimas de los 7 puntos. Estuvo a punto de cruzar al otro lado, y el contagio se sigue propagando y amenazando a economías más fuertes y grandes como la de Francia.<br />
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No extraña entonces la reacción del siempre medido jefe de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, cuando reclamó activa intervención del Banco Central Europeo para solucionar la crisis. “Para eso le hemos transferido poder –dijo- para que defienda a los países y a su política común”.<br />
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No es primer gobernante europeo en hacer tal reclamo, pero sí en hacerlo de modo enfático, algo no habitual en sus maneras. Ese casi 7% que pagó España el jueves, es la tasa más alta pagada desde 1997.<br />
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El Banco puede intervenir y de hecho tiene enorme potencial de recursos para hacerlo. Pero su conducción, especialmente prudente y con gran influencia de la primera economía regional, la de Alemania, se resiste a ser prestamista de última instancia.<br />
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Sin embargo, la dirigencia de varios países observa: a) es una crisis sin precedentes; b) está en juego la supervivencia del euro y del propio proceso de integración; y c) no hay salida posible sin protagonismo del Banco Central Europeo.<br />
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En el fondo del debate, se discute si el europeo puede cumplir un rol similar a la Reserva Federal en Estados Unidos, con la posibilidad de imprimir papel moneda en la cantidad que estime razonable para el buen funcionamiento de los mercados y para rescatar a los miembros en dificultades. Tradicionalmente, de acuerdo con su carta orgánica, el banco europeo ha tenido un rol menor, como guardián del valor del euro y primera línea de defensa contra la inflación.</p>
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El Banco Central Europeo sería la última esperanza
La posibilidad de rescatar al continente y de salvar al euro, parece que se ha puesto sobre las espaldas del Banco Central Europeo, que debe evitar el colapso de la moneda común.