Por ahora, la divisa estadounidense sigue dominando como moneda de reserva y referencia para tarifas, precios, cotizaciones, etc. Pero atraviesa una fase de debilidad que podría prolongarse años si –como prevé otro análisis publicado en el semanario inglés- la primera economía del mundo entrase en “recesión reiterativa”. O sea, depresión.
Como señalan también estudios del Sistema Federal de Reserva, su presidente de junta (Alan Greenspan) y un reciente seminario en la escuela Wharton –universidad de Pennsylvania-, “el dólar se apoya en importaciones masivas de capital, no en exportaciones y, mucho menos, en ahorro interno”. El caso opuesto es Japón, cuyo sistema financiero tiene algo más de US$ 550.000 millones en rojo pero cuyo ahorro interno ronda los once billones: 20 veces ese déficit y 10% sobre el PBI norteamericano.
Por otra parte, más de la mitad de los bonos de la Tesorería, billetes y otros instrumentos de pago en dólares, está fuera de EE.UU. Eso suele frenar las desdolarizaciones masivas de activos, como la iniciada en enero por bancas e inversores árabes (pasaron a otras divisas US$ 200.000 millones en siete meses). El motivo es simple: el euro aún está lejos del dólar, cuya circulación supera la suma de euro, yen y franco suizo.
No obstante, si las nuevas inversiones externas en EE.UU. –directas o no- continúan bajando al ritmo del primer semestre, crecerá el peligro de recesión primero, y depresión después. Máxime si el petróleo pasa de US$ 45 el barril.
Por ahora, la divisa estadounidense sigue dominando como moneda de reserva y referencia para tarifas, precios, cotizaciones, etc. Pero atraviesa una fase de debilidad que podría prolongarse años si –como prevé otro análisis publicado en el semanario inglés- la primera economía del mundo entrase en “recesión reiterativa”. O sea, depresión.
Como señalan también estudios del Sistema Federal de Reserva, su presidente de junta (Alan Greenspan) y un reciente seminario en la escuela Wharton –universidad de Pennsylvania-, “el dólar se apoya en importaciones masivas de capital, no en exportaciones y, mucho menos, en ahorro interno”. El caso opuesto es Japón, cuyo sistema financiero tiene algo más de US$ 550.000 millones en rojo pero cuyo ahorro interno ronda los once billones: 20 veces ese déficit y 10% sobre el PBI norteamericano.
Por otra parte, más de la mitad de los bonos de la Tesorería, billetes y otros instrumentos de pago en dólares, está fuera de EE.UU. Eso suele frenar las desdolarizaciones masivas de activos, como la iniciada en enero por bancas e inversores árabes (pasaron a otras divisas US$ 200.000 millones en siete meses). El motivo es simple: el euro aún está lejos del dólar, cuya circulación supera la suma de euro, yen y franco suizo.
No obstante, si las nuevas inversiones externas en EE.UU. –directas o no- continúan bajando al ritmo del primer semestre, crecerá el peligro de recesión primero, y depresión después. Máxime si el petróleo pasa de US$ 45 el barril.