viernes, 27 de diciembre de 2024

EE.UU.: desmedido salto en la confianza de los consumidores

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La Conference Board, especie de Unión Industrial, informa que su indicador subió de 61,4 puntos en marzo a 81 en abril (casi 32%). Un desborde así no ocurría desde marzo de 1991. Varios analistas son escépticos y las automotrices también.

En general, los expertos ajenos a Wall Street temen que se repita la historia de hace doce años: exuberancia en corto plazo y, después, una economía estancada o en recesión. Eso hizo que otro amague eufórico en el piso bursátil se diluyera antes de los cierres.

Con las cuentas fiscales en creciente rojo, el déficit en balanza de pagos y la ausencia de inversión externa directa (ingresaron apenas US$ 3.800 millones en un trimestre, mientras la economía precisa 1.450 millones diarios), el aumento de la confianza entre consumidores debería mantenerse- aunque sin desbordes como el actual- durante seis meses para impulsar un PBI que creció a sólo 1,6% anual en enero-marzo y, por ahora, no se proyecta en más de 2%.

Volviendo al indicador de confianza, los econometristas consultados por Bloomberg esperaban un máximo de 70 puntos. Especialmente porque el nivel de marzo era el menor desde octubre de 1993. Curiosamente, Rudolph Thunberg –con 80 puntos, su pronóstico fue el único que rozó la cifra real-, duda de que abril se repita. “Como en 1991, la euforia irá esfumándose, porque el persistente desempleo impondrá cautela en el gasto de las personas. Debe recordarse que este índice se refiere a un imponderable, la expectativa, de suyo bastante volátil”.

Una decisión conjunta de las tres mayores firmas automotrices sustenta el escepticismo en torno de la estadística compilada por la CB. En efecto, las empresas aumentarán incentivos (descuentos, financiamiento casi gratis) para sacarse encima excesos de unidades en existencia. Esto puede llevar a más de US$ 3.500 la rebaja sobre el precio final, en el caso de General Motors.

En general, los expertos ajenos a Wall Street temen que se repita la historia de hace doce años: exuberancia en corto plazo y, después, una economía estancada o en recesión. Eso hizo que otro amague eufórico en el piso bursátil se diluyera antes de los cierres.

Con las cuentas fiscales en creciente rojo, el déficit en balanza de pagos y la ausencia de inversión externa directa (ingresaron apenas US$ 3.800 millones en un trimestre, mientras la economía precisa 1.450 millones diarios), el aumento de la confianza entre consumidores debería mantenerse- aunque sin desbordes como el actual- durante seis meses para impulsar un PBI que creció a sólo 1,6% anual en enero-marzo y, por ahora, no se proyecta en más de 2%.

Volviendo al indicador de confianza, los econometristas consultados por Bloomberg esperaban un máximo de 70 puntos. Especialmente porque el nivel de marzo era el menor desde octubre de 1993. Curiosamente, Rudolph Thunberg –con 80 puntos, su pronóstico fue el único que rozó la cifra real-, duda de que abril se repita. “Como en 1991, la euforia irá esfumándose, porque el persistente desempleo impondrá cautela en el gasto de las personas. Debe recordarse que este índice se refiere a un imponderable, la expectativa, de suyo bastante volátil”.

Una decisión conjunta de las tres mayores firmas automotrices sustenta el escepticismo en torno de la estadística compilada por la CB. En efecto, las empresas aumentarán incentivos (descuentos, financiamiento casi gratis) para sacarse encima excesos de unidades en existencia. Esto puede llevar a más de US$ 3.500 la rebaja sobre el precio final, en el caso de General Motors.

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