La persistente inflación en un contexto de dólar planchado profundizó el atraso cambiario en los primeros meses del año, lo que tuvo impacto en el saldo de la Cuenta Corriente (CC). La CC contabiliza las operaciones corrientes con el resto del mundo. Sus principales componentes son: el saldo comercial de Bienes, de Servicios, y de Rentas (utilidades de las empresas extranjeras y pago de intereses).
En el primer trimestre de 2017 el déficit de la Cuenta Corriente (CC) alcanzó poco más de US$ 6.800 millones, lo que significó un incremento de casi 40% respecto del rojo de los primeros tres meses del año pasado, convirtiéndose así en el mayor déficit de los últimos años para el período bajo análisis, según explica el último informe de la consultora Ecolatina.
Tomando el acumulado de los últimos cuatro trimestres, el rojo de la CC alcanzó 3% del producto, vs. 2,7% del PBI en 2016. El aumento del déficit de la CC respondió a un deterioro de sus tres principales componentes: el saldo de Bienes, de Servicios y de Rentas, que empeoraron su resultado respecto a lo ocurrido en el primer trimestre de 2016.
El déficit de Cuenta Corriente (CC) suele verse como una demanda interna que supera la producción interna (en contraposición al aumento del ahorro nacional). Asimismo, el deterioro de la CC responde a un mayor ritmo de expansión de la inversión y el consumo respecto de la oferta local. Un aumento del déficit es sostenible, si y sólo si, permite generar en el futuro un excedente para repagar el financiamiento externo recibido.
Cuando se analiza el saldo Bienes en detalle, se observa que el incremento de las importaciones ha venido más por el lado de los bienes de consumo (+26% i.a. en el acumulado de los primeros cinco meses del año) y de los automóviles (+26% i.a.), que de bienes de capital e intermedios (+6,5% i.a.). De manera análoga, en el primer trimestre del año los pagos de los residentes por viajes al exterior aumentaron cerca de 21% i.a. (crecieron en US$ 670 millones, prácticamente lo mismo que incremento del déficit de servicios).
Por lo tanto, el uso de los recursos que hoy se obtienen del exterior parecen dirigirse más a la adquisición de bienes y servicios de consumo que a la de aquellos que potencian la capacidad de repago de la economía (ampliación de la capacidad exportable). A esto se suma un creciente pago de intereses que surge del financiamiento externo del déficit de sector público.
El endeudamiento no es malo ni bueno per se; la clave es para que se lo usa. Lo que sí es nocivo es aumentar las colocaciones de deuda en el exterior sin generar un salto exportador (de bienes y/o servicios).