domingo, 29 de diciembre de 2024

Crisis y oportunidad para toda la Eurozona

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Angela Merkel quiere aprovechar la crisis del endeudamiento para rehacer el área de la moneda común a imagen de Alemania. Síntomas: España eleva la edad jubilatoria, Grecia rebaja salarios y Portugal impone la mayor reducción de gastos en 32 años.

<p>Resultado: una crisis financiera que ha frustrado esfuerzos sin precedentes. En varias ocasiones, ni el BCE ni los gobiernos locales lograron calmar los mercados especulativos. Se llegó, en 2010, a cuestionar la viabilidad del euro como divisa o sus aptitudes de sobrevivencia.<br />
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Todo eso sale a relucir este viernes y sábado, durante una reunión de los veintisiete socios de la UE en Bruselas. Temas: revisar los avances en el paquete de asistencia a presentar terminando marzo. Se espera que se les aumente el “poder de fuego” a ciertas medidas, en particular rebajas de tasas relativas vinculadas a los salvamentos y mejor coordinación entre políticas económicas.<br />
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La tarea de Merkel es doble. En primer lugar, proteger la divisa única, que considera indispensable. En segundo, desplazar la Eurozona hacia un “modelo fiscalmente virtuoso” con moneda fuerte y expansión estable. Exactamente, el llevado a cabo durante la posguerra tras la sustitución del Reischsmark II por el deutsche mark. <br />
No obstante, mientras la zona se apresta a rescatar nuevamente a Irlanda, en noviembre, la canciller insistirá –ante un electorado escéptico- en defender el euro como símbolo de paz en un país arrasado por dos guerras mundiales. <br />
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<p>&iquest;C&oacute;mo eval&uacute;a la canciller germana esas y otras se&ntilde;ales? Simple: son pruebas de que su dureza &ndash;no ayudar a vecinos en apuros si no aplican austeridad extrema- empieza a dar resultados. En realidad, lo que la dama pretende aventar es la idea (curiosamente promovida por compatriotas suyos) de que el euro podr&iacute;a desvanecerse tras doce a&ntilde;os de vigencia. Por el contrario, Merkel ve a la moneda como &ldquo;motor para unir todo el continente, inclusive el este y Turqu&iacute;a&rdquo;. <br />
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Sus antecedentes apuntan en ese sentido, mucho m&aacute;s que los del franc&eacute;s Nicolas Sarkozy o los del brit&aacute;nico David Cameron. La canciller creci&oacute; en la ex Rep&uacute;blica Democr&aacute;tica (RDA) y hoy se encuentra al frente de la mayor econom&iacute;a de la Uni&oacute;n Europea y de la Eurozona.<br />
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Su peso geopol&iacute;tico se expresa v&iacute;a 82 millones de habitantes y la signa como clave en cualquier esfuerzo colectivo para rescatar o encaminar los miembros m&aacute;s expuestos de ambos grupos. &ldquo;Es el momento adecuado y sus propuestas son las correctas&rdquo;, se&ntilde;ala Helmut Schlesinger, presidente del Bundesbank (banco central) en 1991/93, justamente cuando se reunificaba Alemania y se firmaba en Maastricht el mismo pacto de estabilidad y crecimiento que viene a los tumbos desde 2009. <br />
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Expertos tan ortodoxos como el citado afirman que, demandando vigilancia m&aacute;s estricta e imponiendo sanciones m&aacute;s severas a infractores fiscales, la canciller completar&aacute; el largo trabajo iniciado en 1992. En aquel momento, el Bundesbank equip&oacute; a su criatura, el Banco Central Europeo (BCE), con instrumentos antiinflacionarios similares a los de la entidad alemana. Pero no le confiri&oacute; facultades de contralor sobre los presupuestos nacionales.<br />
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