viernes, 27 de diciembre de 2024

Crisis: la fase 2006/10 costó US$ 2,3 billones

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Según cifras del Fondo Monetario, revisadas en octubre, la factura en Estados Unidos superaría el par de billones de dólares a fin de 2010. Como sucede hoy en la Unión Europea, fue un fracaso colectivo, sostienen Joseph Stiglitz, Paul Krugman y Jeffrey Sachs.

<p>La baja de valores inmobiliarios &ndash;atenuada reci&eacute;n el cuarto trimestre del a&ntilde;o pasado- y la carga de incobrables, por s&iacute; solos, determinaron s&oacute;lo en 2007/2008 (fase inicial) quebrantos por US$ 565.000 millones. As&iacute; estima un informe anual difundido por el FMI en octubre. El otro monto incluye t&iacute;tulos y obligaciones comerciales ligados a bienes ra&iacute;ces y pr&eacute;stamos a deudores insolventes, tanto individuos como sociedades. En general, eran y son activos t&oacute;xicos, seg&uacute;n reafirma la falencia de 98 bancos de segunda/tercera l&iacute;nea en EE.UU. hasta el primer trimestre de 2010.<br />
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Aquel estudio del Fondo Monetario Internacional se&ntilde;ala que lo peor de la astringencia crediticia hab&iacute;a pasado a fines de 2009, pero luego apareci&oacute; la crisis del endeudamiento soberano europeo. Hasta diciembre de ese a&ntilde;o, en efecto, bancos y firmas de valores occidentales hab&iacute;an depreciado o liquidado activos por US$ 750.000 millones. A ra&iacute;z de ello, los reguladores presionan para que el sector privado siga buscando capitales frescos, con el objeto de frenar el deterioro de balances y el crecimiento. Tanto en EE.UU. cuanto en la Eurozona. Justamente en este clima, aparece China como motor para una especie de &ldquo;plan Marshall&rdquo;, orientada a reemplazar salvatajes financieros con instrumentos m&aacute;s pol&iacute;ticos. <br />
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&ldquo;Las nuevas turbulencias son algo m&aacute;s que problemas de deuda. Por el contrario &ndash;apuntaba Union des Banques Suisses-, reflejan profundas fragilidades contables y d&eacute;biles bases de capital. Entonces, sus efectos pueden ser aun m&aacute;s amplios, hondos y recurrentes, por lo cual comportan riesgos de continuar durante un lapso considerable&rdquo;. Similar postura exhibe el comit&eacute; de Basilea.</p>

<p>Todavía bajo Rodrigo Rato, hace tres años y medio, el Fondo suponía que la crisis sistémica tendría consecuencias acotadas. Ello se debía a “falta de comprensión sobre riesgos involucrados en ciertos instrumentos financieros, por ejemplo los derivados”, subrayan en Basilea.<br />
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Con Dominique Strauss-Kahn en el timón, no se acabaron los eufemismos típicos de la alta burocracia fondista. No obstante, las proyecciones del FMI superan a las de bancas y analistas privados. Por ejemplo, los US$ 600.000 millones que presumía, en 2009, Deutsche Bank. “Los gobiernos debieran preparar planes contingentes –sostiene el trabajo- para afrontar grandes masas de activos deteriorados, si las depreciaciones conducen a una dinámica rupturista en la economía real”. O sea, una vuelta a la guerra de monedas. <br />
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En el pasado, el FMI “no ha señalado con bastante énfasis una serie de peligros asociados al colapso de malas hipotecas y sus efectos en el sistema financiero”, admite hoy Strauss-Kahn, en clara alusión a su antecesor. Por cierto, en abril de 2007, Rato todavía afirmaba: “no existen serias amenazas de tipo sistémico. La titulización de malas hipotecas no implicará pérdidas relevantes”. Lo único positivo es otro fenómeno imprevisto: el desacople de mercados asiáticos y latinoamericanos respecto de las crisis en economías centrales. <br />
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