Por lo común, los clientes en mora porque estaban sin trabajo –como era habitual en la clase media- seguían pagando el mínimo mensual para no incurrir en cese liso y llano. Desde fines de 2008, en cambio, los desempleados van dejando de hacerlo y eso perjudica a entidades financieras, cadenas minoristas con tarjetas propias, etc. <br />
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Para muchos prestamistas, pues, esas pérdidas empiezan a superar las generadas por la desocupación. En el fondo, el problema es igual. Reside en la adicción de público, comercios y bancos al dinero plástico. ¿Entonces? Simple: cada día más acreedores miran para otro lado y postergan acciones contra sus deudores. <br />
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Pero todo tiene un límite. Varios analistas del segmento temen que, tarde o temprano, millones de morosos ya no podrán siquiera efectuar pagos simbólicos. Ello le creará un nuevo agujero a un sistema financiero que aún no se recobra del desplome hipotecario. La situación contiene un agravante: en general, las pruebas ácidas efectuadas sobre bancos líderes no tuvieron en cuenta las tarjetas. En buena medida, porque muchas entidades emisoras no estuvieron entre aquellas diecinueve. <br />
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Aun así, los “<em>stress tests</em>” cubrían parte de esas acreencias. El informe parcial difundido a principios de mayo, en efecto estiman en alrededor de US$ 82.400 millones los rojos vía tarjetas de esos bancos hacia fines de 2010. Si bien Hacienda y la Reserva Federal esgrimen la cifra como “el peor de los casos”, debieran hacerse pruebas de resistencia sobre una muestra más nutrida de entidades para obtener un panorama más realista. <br />
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Si –como pronostican varias consultorías, el desempleo alcanza cotas de 10% o más, la masa de incobrables que afrontará el sistema superará la cifra de los técnicos oficiales. Instituciones como Bank of America, Citigroup, JPMorgan Chase, American Express o Capital One Financial alcanzarán este año niveles de 20/23% en esa materia. Reflejo, es cierto, de tasas leoninas que suelen pasar de 15% anual sobre saldos. <br />
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La consultoría Oliver Wyman se cuenta entre quienes tachan a hacienda y la RF de optimistas en sus proyecciones. También a fines de 2010, la firma estima que los incobrables del sistema sumarán US$ 186.000 millones incluyendo acreedores no bancarios. <br />
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Crece la insolvencia en tarjetas de crédito
Hasta no hace mucho, era fácil adivinar cuántos norteamericanos tendrían problemas con el dinero plástico. Bastaba fijarse en el desempleo. Ahora surge otro parámetro: las pérdidas de los propios bancos emisores de tarjetas.