Con este gasto público no hay competitividad

spot_img

Argentina es uno de los 10 países del planeta con menor participación de exportaciones en su PBI y a la vez uno de los que integran el lote del 20% de más gasto público comparado con el PBI en todo el mundo. La vinculación de la incidencia del gasto público en la baja competitividad.

La economía de Argentina finaliza 2016 con gran parte de los problemas de competitividad que padece desde hace años, inalterados, según dice el último informe de DIN, la consultora que dirige Marcelo Elizondo.

La evolución de las exportaciones de nuestro país es la mejor medición de los problemas de competitividad (especialmente considerando que las importaciones están afectadas por algunas regulaciones aun).

Solo las exportaciones de productos primarios crecerán este año (14,2% en 11 meses) mientras descenderán las de todos los demás componentes.

Las exportaciones totales tendrán niveles muy similares a los pobres resultados de 2015.

Hay diversas razones que explican este descenso.

Algunas exógenas (precios internacionales que no se han recuperado, Brasil con una recesión que se estira, Latinoamérica -principal destino- con mala performance). Pero otras, endógenas (alta inflación, sobreregulación económica, complejo entorno político institucional en el plano laboral –costo laboral no salarial, ausentismo, conflictividad-), alta presión tributaria, atraso cambiario, altas tasas de interés, permanente inestabilidad en el entorno de referencia, entre otras).

De modo que la pobre performance de las exportaciones es una calificada manera de observar los problemas de competitividad argentinos.

Hay diversas razones para explicar los problemas de competitividad. Podríamos mencionar tres niveles.

Uno macroeconómico (las variables, muchas de las cuales ya fueron expuestas), otro microeconómico (los problemas de productividad de numerosas empresas), y otro meso económico (que se ubica en los problemas que acaecen en el entorno inmediato de las empresas y se refieren a la infraestructura, las políticas de los gobiernos locales, el no siempre resuelto acceso a calificados recursos humanos -según la región-, y el encadenamiento con proveedores y clientes).

Es altamente probable que si bien todos son relevantes, haya uno que resulta de primordial atención. El gasto público.

El alto gasto fiscal genera al menos 5 problemas para la competitividad.

La alta presión tributaria, el elevado déficit del presupuesto público (que genera incertidumbre y difiere decisiones), la alta tasa de inflación (especialmente surgida de la emisión monetaria), la elevada tasa de interés (producida por la absorción de recursos monetarios por parte del fisco, a lo que debe sumarse el llamado crowding out -la mayor escasez de recursos financieros para las empresas-), y el atraso cambiario (producido por el ingreso dólares “externos” dirigidos al financiamiento del fisco).

Además deben considerarse otras consecuencias, como la aparición de presiones y luego la tendencia consecuente a restringir importaciones que afectan el acceso a recursos para la producción, la conflictividad social y productiva, y una situación de endeblez en la mirada estratégica que impide la canalización de energía política para el tratamiento de problemas de largo plazo y estructurales.

Una manera de entender que la elevación del gasto público afecta la competitividad es analizar la evolución de las exportaciones argentinas conforme el gasto público se elevó en el último decenio.

 

 

 

Compartir:

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img

Noticias

CONTENIDO RELACIONADO