Como tendencia el comercio en el mundo esta amesetado si es medido en volumenes fisicos (lo que se convierte en descenso si se mide por dólares pagados, por la caida de los precios que hace que los flujos comerciales de equivalentes volúmenes despachados se contrate por menos dólares). Este amesetamiento se produce tras haber llegado a altos niveles.
El “Container Truoughput Index“, que mide contenedores salidos desde todos los puertos del mundo (más allá de precios, evalúa volúmenes despachados), anuncia que en 2016 el comercio casi no creció, aunque igualó al (no desdeñable) nivel de los años anteriores. Y el índice FTK, que mide los despachos a través de aviones, muestra un mínimo crecimiento en volúmenes.
Por ende estamos desde hace 4 años ante una fuerte desaceleración del comercio internacional observada (según Banco Mundial) en 143 países.
Hay varias razones para explicar esto, explica Marcelo Elizondo, Director General de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales. Una es la caída de precios. Otra es que -por evolución tecnológica- muchos componentes del comercio reducen cada año sus costos (eso reduce montos pagados). Otra es que los procesos de deslocalización de la producción (empresas que trasladaron sus plantas de producción de un país a otro) han llegado a cierta madurez y esos cambios que antes impulsaban comercio no solo por el proceso de producción en sí sino por el montaje y equipamiento de nuevos aparatos productivos ahora están consolidados. Y, como explica el FMI, el debilitamiento de la economía mundial ha sido también otro factor.
Esta desaceleración del comercio mundial en volúmenes se transforma en caída si se mide en dólares, porque -como se dijo- los precios han caído en los últimos años.
Los que empujaron la caída
Es relevante entender cuáles (quiénes) son los mercados que más han contribuido a esa caída (medida en dólares). Al respecto, constatar donde ha descendido más las importaciones ayuda a entender quienes han sido los mayores “responsables” del descenso (medido en dólares, ya que como antes se expuso, si se miden cantidades el comercio están amesetado).
El descenso en las importaciones de la Unión Europea es la principal razón que explica el descenso medido en dólares del comercio mundial desde 2012.
Luego, la caída en las importaciones en Japón y en Rusia completan los principales “motivos”. Después, aunque en menor medida, China e India han sido los que han influido para que la demanda mundial no crezca como antaño.
Se puede observar que hay otros países que tiene poca responsabilidad en el descenso (EE.UU. por caso) y que incluso algunos importan más hoy que en 2012.
Evolución del comercio mundial
Hemos, pues, asistido a un periodo de gran expansión del comercio mundial, seguido de otro reciente en el que se ameseto (medido en volúmenes). De todos modos el saldo final es que hoy las exportaciones de bienes y servicios en el mundo explican casi 30% del total de la economía global, mientras lo hacían en 25% en el año 2000 y 20% en 1990.
La causa principal de este alto nivel de comercio ha sido el desarrollo de las cadenas globales de valor (CGV), formadas por empresas vinculadas que fabrican partes en diversos países, las encadenan en líneas que se coordinan, comparten información, estrategias, estándares, van ensamblando sucesivamente y llegan a bienes finales en algún país que elabora la última parte.
Un ejemplo de ello es el de los aviones comerciales, que tienen partes producidas en 75 países distintos que se integran en el ensamblaje final. Dice la UNCTAD que casi 80% de todo el comercio mundial ocurre en las CGV, estas cadenas de valor agregado.
La evolución de ellas ahora está amesetada. No decrecen productivamente, pero sus cambios estructurales han llegado a una madurez y no generan tanto comercio de bienes de capital sino eminentemente de insumos.
Por ello, mientras hasta 2012 el comercio mundial crecía a una tasa que duplicaba el alza del producto bruto mundial, ahora lo hace en proporciones (débiles) similares al PB mundial.
Esto es lo que el FMI llama “cambios en la composición de la demanda”, debidos a la caída de la inversión como componente del comercio internacional (ella fue su el principal componente en los últimos 20 años). El FMI sostiene que 60% de la desaceleración del comercio internacional está explicado por este fenómeno.
Por esto, mientras el porcentaje de crecimiento del comercio mundial se redujo (entre el periodo 2002/2007 y al periodo 2012/2015) a un cuarto del que tenía hace quince años en materia de bienes de capital, solo se redujo a la mitad en bienes de consumo.
El mundo asiste hoy a manifiestos proteccionistas en algunos países desarrollados y en EE.UU especialmente.
Pero la evidencia muestra que en este punto la producción mundial se ha internacionalizado de tal modo que esta estructura productiva transfronteriza no sería de fácil modificación (reversión) sin pagar altos costos.
Desde 1995 los aranceles en el mundo bajaron a la mitad (principalmente por los TLC ahora discutidos en EE.UU) pero las restricciones no arancelarias se incrementaron en los últimos diez años un 70%, y pese a ello el comercio creció sostenidamente (hasta 2012) y no decreció después.
Esto ocurrió porque los costos del comercio cayeron 60% desde 1950 hasta hoy, los servicios (más difíciles de restringir en frontera) son cada vez más relevantes en el comercio mundial (unos 5 billones de dólares por año), la especialización productiva ha hecho que ya no pueda atribuirse solo a menores costos de producción domésticos la deslocalización productiva, y el conocimiento es global.
El comercio mundial es explicado en 1/3 del total por comercio intra firma de las empresas multinacionales y ellas generan otro tercio en relación a proveedores que las abastecen.
En 1970 había 7.000 empresas multinacionales en el mundo, en 1990 eran 24.000 y actualmente se estiman en 110.000 (OMC, 2015). Pero a la vez también ya el 23% de las empresas que exportan en el mundo son Pymes (algo nunca antes visto).
Escala, especialización, experiencia, acceso a recursos, muchos motivos impedirían modificar sin pagar costos altos la matriz productiva mundial. En el mundo 25% del consumo privado está compuesto por productos importados, 28% del valor de las exportaciones se explica por componentes importados que ellas llevan, y 32% de la inversión extranjera directa está basada en importaciones para producción.
Transnacionalización
La transnacionalización productiva es tal que la proporción de valor generado en el extranjero incluido en todas las exportaciones mundiales llegó en la presente década a 45% en los equipos de oficina, 40% en la industria automotriz, 35% de las manufacturas sintéticas, también 35% en equipos de radio y TV, porcentaje similar en combustibles, 30% en manufacturas de fibra óptica, y porcentaje similar en equipos de transporte y también en máquinas y aparatos eléctricos.
Veremos diversos modelos enfrentarse.
Puede preverse, así, que el mundo se enfrentará a tres modelos: la pretendida revisión del statu quo (EE.UU), el mantenimiento del statu quo (Asia Pacifico) y la revisión de las actuales condicione pero para la adaptación (Alemania/UE, Reino Unido, parte de Latinoamérica).
Y puede preverse que cualquier intento de obturar los flujos de funcionamiento de comercio mundial actuales afectará la capacidad de las empresas de producir, evolucionar, innovar.
En relación a la pretendida propuesta de modificación del statu quo por parte de EE.UU, de todos modos, quedan dudas sobre si ella será radical (integral), lo que es lo menos probable; si será focalizada en tipos de producto (el Presidente Trump ha amenazado más a quienes generan bienes finales, como equipos de aire acondicionado o automotores, que a los importadores de relevantes insumos para la producción); si será enfocada solo a algunos mercados (Trump ha enfocado en las críticas a México y China y no a otros mercados relevantes cono Canadá, que es tan socio de EE.UU como México o la UE); o si el cambio será de shock o gradual.
De cómo se resuelvan estas cuestiones dependerá la conclusión que pueda obtenerse. Pero puede decirse que modificar la estructura del comercio mundial por parte de uno de sus principales actores sería altamente complicado por sus efectos.
La situación interna en EE.UU
Estados Unidos, que generaba 14% de las exportaciones mundiales de bienes en el año 2000, hoy genera 9% del total, mientras sus importaciones equivalían a 19% del total mundial hace tres lustros y hoy suponen 14% del total. EE.UU es el segundo exportador mundial de mercancías (China es el primero) y el principal importador mundial (China es el segundo).
El contenido importado en las exportaciones de manufacturas de EEUU, empero, alcanza el 15% mientras implicaba el 11% hace veinte años.
Pero EE.UU, en proceso de sustancial cambio en los últimos años, se ha consolidado como la mayor usina de generación de conocimiento productivo. Por eso, más allá de lo antes explicado sobre el comercio de manufacturas, si se considera el comercio mundial de servicios (que crece además en relevancia global) EE.UU es por lejos el principal exportador mundial (15% del total mundial) y el primer importador del globo (10% del total). Y los servicios representan 80% de su PBI. Y China es solo el cuarto exportador mundial de servicios (el segundo importador).
- stock de inversión extranjera en el mundo (US$ 3,5 billones).
El 23% del total de IED en América latina y el Caribe es de origen estadounidense. Y los países emergentes ya reciben la mitad de toda la IED mundial, lo que puede ser visto como una “exportación de empleo”, pero a la vez también como una ubicación en el exterior de eslabones de la cadena que permiten especializarse a los EE.UU en los eslabones más valiosos (diseño, conocimiento, tecnología, innovación) que son los que generan más rentabilidad.
En EE.UU no se pierden empresas o empleos (la tasa de desempleo está en niveles históricos muy bajos -4,8%-) sino que ha cambiado sustancialmente la matriz productiva. ¿Se pretenderá retroceder en la evolución? Eso puede ser inútil (no se la puede vencer definitivamente) o muy pernicioso (sí se la puede obstaculizar).
Por ello una gran alteración del acceso a mercados externos podría afectar el funcionamiento de la economía norteamericana.
¿Una señal para Argentina?
La relación comercial con EE.UU es valiosa (7% de las exportaciones) pero es menor que hace unos años (fue 10% hace tres lustros). Químicos, biodiesel, vinos o algunas manufacturas industriales componen las ventas argentinas a EE.UU.
En el comercio bilateral enero-noviembre de 2016, los químicos son la principal exportación argentina a EE.UU seguidos de alimentos, metales y material de trasporte. Hay dos rubros en los que Argentina tiene en EE.UU su principal mercado: biodiesel y vinos.
¿Es de prever algún trato restrictivo para Argentina? Al parecer el nuevo gobierno de EE.UU esta más enfocado en México y China que en el resto del mundo (no ha hablado de Canadá ni de la Unión Europea, ni de Japón, por caso). Y se prevé que EE.UU pretenderá relaciones bilaterales en las que negocie duramente pero no cierre absolutamente sus mercados.
Pero el impacto de una posible guerra comercial entre EE.UU y China podría afectar precios, imponer volatilidad y desalentar decisiones de empresa y de ese modo afectar indirectamente el comercio. Además la política doméstica de EE.UU podría modificar la cotización del dólar y la tasa de interés.
Muchos mercados a los que Argentina envía sus productos (Latinoamérica o Asia) tienen por su parte una relevante relación con EE.UU, por lo que lo que ocurra allí puede tener efectos mediatos.
Pero en cualquier caso, para un país como Argentina (70% de las exportaciones es de origen agropecuario y las ventas industriales dependen mayormente de un solo mercado -Brasil-) la moraleja es que si hay cambios en el mundo, estos generarán un ambiente en el que los que ganen sean los que más valor generan, los que se apoyan en calidad, conocimiento, innovación, y produzcan cada vez con más ciencia incorporada. Sera allí donde las regulaciones nunca puedan ganarle al progreso.