Caso Grasso: se esperan renuncias en Wall Street

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Mientras el directorio del New York Stock Exchange (NYSE o Bolsa de Comercio) discutía los US$ 140 millones pagados a Richard Grasso, apareció otra inexplicable suma. Se trata de US$ 48 millones adicionales.

Al parecer, la suma extra no había sido divulgada al público ni a la Comisión Federal de Valores. Por tanto, las percepciones de Grasso incluyen una cuenta por US$ 40 millones, 51,6 millones acumulados vía un plan de jubilación, 48 millones de pago diferido –la novedad del momento- y 47,9 millones por otros canales retributivos.

Es decir, US$ 187,5 millones. Una suma –conocida sólo por los amigos del beneficiario que forman el comité de remuneraciones- que ya sería enorme si se tratase de alguna gran empresa muy rentable. Pero el NYSE no es nada por el estilo. Para frenar las críticas y pedidos de dimisión, Grasso aceptó restituir los US$ 48 millones revelados la víspera. Pero esto no detendrá al jefe de la Securities & Exchange Commission y otrora CEO del NYSE, William Donaldson.

“El día que Donaldson ingresó a la SEC, empezó la cuenta regresiva para Grasso”, decía John Wheeler, del fondo mutual American Century (una cartera de US$ 75.000 millones). “Se odían desde hace varios años. Además, Grasso es arbitrario y codicioso”.

En medio del escándalo, el NYSE confirmó a Grasso hasta 2007, con US$ 2.400.000 anuales en concepto de sueldo y aguinaldo. O sea, más de que cobra George W.Bush, cuyos poderes y problemas son infinitamente superiores. Sin duda, “el problema de fondo es cuánto debe percibir el CEO del NYSE. El de la SEC no cobra más de US$ 142.000 anuales”, decían los analistas bursátiles de BBCWorld, Bloomberg y CNN.

“Grasso vale mucho y debe hacerse todo lo posible para retenerlo. Aparte, la Bolsa es una entidad privada y tiene derecho a pagar lo que le parezca”. Así hablaba Carl McCall, que preside –casualmente- el comité remuneratorio del NYSE, donde lo ubicó –casualmente- Grasso. Otros no lo creen así. “El argumento de McCall es ridículo. Además –replicó Paul Lapides, universidad de Kennesaw- se refiere a los US$ 2.400.000 del contrato, no a esa barbaridad de 187,5 millones”.

Semejantes cifras “son sospechosamente desmesuradas para una entidad de interés semipúblico”, opinó David Ruder, ex presidente de la SEC. Por otra parte, Grasso mismo estaba relacionado con protagonistas de escándalos o fracasos empresarios: Jean-Marie Messier (ex Vivendi), Martha Stewart (ex MS Living Omnimedia) y Michael Carpenter (ex Salomon Smith Barney) habían sido puestos en el consejo administrador del NYSE por el hoy cuestionado presidente.

Al parecer, la suma extra no había sido divulgada al público ni a la Comisión Federal de Valores. Por tanto, las percepciones de Grasso incluyen una cuenta por US$ 40 millones, 51,6 millones acumulados vía un plan de jubilación, 48 millones de pago diferido –la novedad del momento- y 47,9 millones por otros canales retributivos.

Es decir, US$ 187,5 millones. Una suma –conocida sólo por los amigos del beneficiario que forman el comité de remuneraciones- que ya sería enorme si se tratase de alguna gran empresa muy rentable. Pero el NYSE no es nada por el estilo. Para frenar las críticas y pedidos de dimisión, Grasso aceptó restituir los US$ 48 millones revelados la víspera. Pero esto no detendrá al jefe de la Securities & Exchange Commission y otrora CEO del NYSE, William Donaldson.

“El día que Donaldson ingresó a la SEC, empezó la cuenta regresiva para Grasso”, decía John Wheeler, del fondo mutual American Century (una cartera de US$ 75.000 millones). “Se odían desde hace varios años. Además, Grasso es arbitrario y codicioso”.

En medio del escándalo, el NYSE confirmó a Grasso hasta 2007, con US$ 2.400.000 anuales en concepto de sueldo y aguinaldo. O sea, más de que cobra George W.Bush, cuyos poderes y problemas son infinitamente superiores. Sin duda, “el problema de fondo es cuánto debe percibir el CEO del NYSE. El de la SEC no cobra más de US$ 142.000 anuales”, decían los analistas bursátiles de BBCWorld, Bloomberg y CNN.

“Grasso vale mucho y debe hacerse todo lo posible para retenerlo. Aparte, la Bolsa es una entidad privada y tiene derecho a pagar lo que le parezca”. Así hablaba Carl McCall, que preside –casualmente- el comité remuneratorio del NYSE, donde lo ubicó –casualmente- Grasso. Otros no lo creen así. “El argumento de McCall es ridículo. Además –replicó Paul Lapides, universidad de Kennesaw- se refiere a los US$ 2.400.000 del contrato, no a esa barbaridad de 187,5 millones”.

Semejantes cifras “son sospechosamente desmesuradas para una entidad de interés semipúblico”, opinó David Ruder, ex presidente de la SEC. Por otra parte, Grasso mismo estaba relacionado con protagonistas de escándalos o fracasos empresarios: Jean-Marie Messier (ex Vivendi), Martha Stewart (ex MS Living Omnimedia) y Michael Carpenter (ex Salomon Smith Barney) habían sido puestos en el consejo administrador del NYSE por el hoy cuestionado presidente.

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