jueves, 9 de enero de 2025

Caso Grasso: los grandes fondos de pensión exigen su renuncia

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Los mayores fondos jubilatorios del sector público norteamericano le exigieron a Richard Grasso renunciar como presidente del New York Stock Exchange. Mientras, éste citaba a la junta directiva para el miércoles.

“Un paquete remuneratorio que pasó de US$ 9,6 a 188 millones es un grave síntoma de deterioro y desorden interno”. Así señala la nota elevada al NYSE (Bolsa de Nueva York) por los dos mayores fondos de pensión del mundo: los que representan a empleados públicos en California y Nueva York.

El pedido de renuncia constituye, hasta ahora, lo más fuerte contra Grasso y, por elevación, la cúpula del NYSE. Esta vez, con carga política: los gobernadores de ambos estados respaldan a los fondos, según confirmó anoche Philip Angelides, tesorero de California.

Calpers y Calstrs, en carta a Grasso, señalan que “las recientes revelaciones sobre su acuerdo retributivo con el NYSE han caído muy mal entre nuestros aportantes y los inversores en general. Además, han frustrado duros esfuerzos para restaurar la fe pública en el sistema. Creemos firmemente que debe usted abandonar el cargo”. Firman Sean Harrigan y Jack Ehnes, los respectivos CEO.

En conjunto, ambos fondos representan una cartera conjunta de US$ 240.000 millones y figuran entre los mayores clientes del NYSE. También se distinguen por su cruzada para mejorar la calidad del management empresario y la transparencia de los mercados.

Por su parte, algunos directivos de la bolsa neoyorquina, presionados por la Comisión Federal de Valores (SEC), piensan presentar lo antes posible un proyecto de reformas institucionales. Entre otras cosas, propondrán reducir la cantidad de directores allegados al negocio bursátil en la junta y aumentar la de vocales independientes.

Inesperadamente, Grasso citó anoche -para el miércoles- a la junta directiva. Wall Street ya da por segura la dimisión.

El esquema, que también le quitará al presidente facultades para nombrar gente en el comité remuneratorio, se discutirá el lunes 29. Muchos operadores sospechan que es un intento de evitar una intervención directa de la SEC. Por su parte, muchos operadores estiman que este proyecto forzará la renuncia de Grasso antes de terminar septiembre.

“Un paquete remuneratorio que pasó de US$ 9,6 a 188 millones es un grave síntoma de deterioro y desorden interno”. Así señala la nota elevada al NYSE (Bolsa de Nueva York) por los dos mayores fondos de pensión del mundo: los que representan a empleados públicos en California y Nueva York.

El pedido de renuncia constituye, hasta ahora, lo más fuerte contra Grasso y, por elevación, la cúpula del NYSE. Esta vez, con carga política: los gobernadores de ambos estados respaldan a los fondos, según confirmó anoche Philip Angelides, tesorero de California.

Calpers y Calstrs, en carta a Grasso, señalan que “las recientes revelaciones sobre su acuerdo retributivo con el NYSE han caído muy mal entre nuestros aportantes y los inversores en general. Además, han frustrado duros esfuerzos para restaurar la fe pública en el sistema. Creemos firmemente que debe usted abandonar el cargo”. Firman Sean Harrigan y Jack Ehnes, los respectivos CEO.

En conjunto, ambos fondos representan una cartera conjunta de US$ 240.000 millones y figuran entre los mayores clientes del NYSE. También se distinguen por su cruzada para mejorar la calidad del management empresario y la transparencia de los mercados.

Por su parte, algunos directivos de la bolsa neoyorquina, presionados por la Comisión Federal de Valores (SEC), piensan presentar lo antes posible un proyecto de reformas institucionales. Entre otras cosas, propondrán reducir la cantidad de directores allegados al negocio bursátil en la junta y aumentar la de vocales independientes.

Inesperadamente, Grasso citó anoche -para el miércoles- a la junta directiva. Wall Street ya da por segura la dimisión.

El esquema, que también le quitará al presidente facultades para nombrar gente en el comité remuneratorio, se discutirá el lunes 29. Muchos operadores sospechan que es un intento de evitar una intervención directa de la SEC. Por su parte, muchos operadores estiman que este proyecto forzará la renuncia de Grasso antes de terminar septiembre.

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