<p>La legendaria tasa lleva el nombre del estadounidense James Tobin, nacido en 1918, muerto en 2002 y premio Nobel económico 1981. Su idea inicial (1992) era un impuesto sobre todo tipo de transacciones financieras efectuadas por encima de los bancos centrales. En aquel momento (1993), un economista no convencional, Joel Kurtzman, sugería un gravamen similar en el libro Death of money.<br />
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El esquema de Kurzman era más específico, pues identificaba a los entonces incipientes instrumentos derivativos como los malos de la película. Al modificar su propuesta en 1982, Tobin los incorporó. Ambos economistas, claro, apuntaban al “premio Nobel peor elegido desde 1971” sostuvo Kurtzman aludiendo a otro lauro triple. Vale decir, el conferido en 1990 a Henry Markowitz, Merton Miller y William Sharpe, todos matemáticos, autores en 1968 de los sistemas de ecuaciones que generaron los primeros derivativos en Tokio. <br />
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Hoy los derivativos y sus contratos derivados siguen prosperando, razón por la cual la Comisión Europea quiere pasarles la factura de dos crisis (sistémica de 2006/09, malas hipotecas inclusive, y de endeudamiento en la UE desde 2009) al negocio financiero. Particularmente, las bancas de inversión con Goldman Sachs a la cabeza.<br />
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Este fin de semana, el letón Algirdas Semetas, comisario fiscal, apoyó un gravamen sobre transacciones en general y pidió un borrador para enviar al G-20. En realidad, la propuesta se originó en el francés Nicolás Sarkozy y el español José Luis Rodríguez Zapatero, durante la anterior cumbre del grupo (junio). Pero Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Japón y Holanda dijeron nones.<br />
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Por el contrario, las principales economías emergentes, como China, India, Rusia, Brasil, Turquía, Sudáfrica, Argentina, Indonesia, etc., recibieron con sumo interés la propuesta. Quizá parte de la resistencia se vincule a un dislate típico de Naciones Unidos: la “iniciativa del milenio”. Ligada al desarrollo y la ecología, su punto débil –hubiese dicho Tobin- es la palabra “milenio”. <br />
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Bruselas avala una tasa tipo Tobin a negocios financieros
La Comisión Europea por fin acepta el gravamen, pero debe ser global, incluir la banca y su producido ir a acciones ambientales. Si la admite el grupo de los 20 en Seúl (12 y 13 de noviembre), podría juntar unos US$ 150.000 millones anuales en la UE.