Mario Draghi, próximo presidente del emisor, y Vincenzo Desario, administrador interino, resolvieron denegar autorización para que la aseguradora prosiga con el intento de toma hostil sobre Banca Nazionale del Lavoro. Esto no sorprende a nadie, salvo a los cabildeos italiano y argentino en favor de Unipol.
El comunicado difundido el martes por el banco central es escueto y terminante. Recalca “la falta de respeto a requisitos de solvencia patrimonial, lo cual pone en duda las posibilidades de una gestión sana y prudente”. Ni siquiera el último precio (€ 2,755 por acción) o el 15% que Unipol tenía ya en BNL pudieron salvar la oferta.
En este punto, al asunto se relaciona con otro intento hostil y fraudulento, el de Banca Popolare Italiana (ex Lodi) sobre Banca Antoniana Popolare Veneta. Los vasos comunicantes son obvios para la justicia: Giovanni Consorte, Ivano Sacchetti (los dos máximos jerarcas de la aseguradora, hoy “renunciados”), Giampiero Fiorani (ex jefe de BPI, con causas penales), Emilio Gnutti –especulador inmobiliario ligado a los tres ex directivos- y un grupo de cómplices.
“No va a ser fácil desmontar una oferta tan turbia, pero lo estudiamos”, admitió desde Madrid, a medios de Milán y Roma, un vocero del BBVA. Cabe recordar que, el 22 de julio de 2004, los españoles retiraron su propuesta original –más seria que la de Consorte-, porque el ex presidente de Banca d’Italia, Antonio Fazio, “operaba para Unipol” (así señaló Francisco González). Más tarde, Fazio y su mujer, dos católicos ultramontanos estilo Rocco Buttiglione, acusaron al BBVA de ser “la banca de la masonería vasca”.
La cosa no será miel sobre hojuelas. Por de pronto, opera ya un “lobby” proclive a que otro banquero italiano, Luigi Abete, formule una oferta propia. En el matete se han metido políticos oficialistas y opositores, que “debieron haber sido más sensatos y no haber interferido en los casos AntonVeneta y BNL”. La frase se atribuye a Iñaki Goirigolzarri, segunda autoridad del BBVA.
Mario Draghi, próximo presidente del emisor, y Vincenzo Desario, administrador interino, resolvieron denegar autorización para que la aseguradora prosiga con el intento de toma hostil sobre Banca Nazionale del Lavoro. Esto no sorprende a nadie, salvo a los cabildeos italiano y argentino en favor de Unipol.
El comunicado difundido el martes por el banco central es escueto y terminante. Recalca “la falta de respeto a requisitos de solvencia patrimonial, lo cual pone en duda las posibilidades de una gestión sana y prudente”. Ni siquiera el último precio (€ 2,755 por acción) o el 15% que Unipol tenía ya en BNL pudieron salvar la oferta.
En este punto, al asunto se relaciona con otro intento hostil y fraudulento, el de Banca Popolare Italiana (ex Lodi) sobre Banca Antoniana Popolare Veneta. Los vasos comunicantes son obvios para la justicia: Giovanni Consorte, Ivano Sacchetti (los dos máximos jerarcas de la aseguradora, hoy “renunciados”), Giampiero Fiorani (ex jefe de BPI, con causas penales), Emilio Gnutti –especulador inmobiliario ligado a los tres ex directivos- y un grupo de cómplices.
“No va a ser fácil desmontar una oferta tan turbia, pero lo estudiamos”, admitió desde Madrid, a medios de Milán y Roma, un vocero del BBVA. Cabe recordar que, el 22 de julio de 2004, los españoles retiraron su propuesta original –más seria que la de Consorte-, porque el ex presidente de Banca d’Italia, Antonio Fazio, “operaba para Unipol” (así señaló Francisco González). Más tarde, Fazio y su mujer, dos católicos ultramontanos estilo Rocco Buttiglione, acusaron al BBVA de ser “la banca de la masonería vasca”.
La cosa no será miel sobre hojuelas. Por de pronto, opera ya un “lobby” proclive a que otro banquero italiano, Luigi Abete, formule una oferta propia. En el matete se han metido políticos oficialistas y opositores, que “debieron haber sido más sensatos y no haber interferido en los casos AntonVeneta y BNL”. La frase se atribuye a Iñaki Goirigolzarri, segunda autoridad del BBVA.