Este año se cumplen 10 años de la Ley 20.093 que impulsó la producción de biocombustibles ubicando en poco tiempo a la Argentina como uno de los principales jugadores mundiales.
Bajo el título “Biocombustibles. Recuperar el ciclo virtuoso de crecimiento productivo”, KPMG Argentina produjo un informe especial acerca de la situación del sector y sus perspectivas.”El primer trimestre de 2016 fue auspicioso dado que la producción de biodiesel creció un 21% respecto al mismo trimestre de 2015, pasando de 330.000 millones a 400.000 millones de litros; y aunque se retornó al nivel alcanzado en 2013 y 2014, éste quedó lejos de la mejor marca ocurrida en 2012 de 710.000 millones de litros en el primer trimestre de ese año.
La producción de bioetanol, por su parte, siguió creciendo ya que, entre el primer trimestre de 2015 y el mismo de 2016, subió otro 16%, llegando para fines de marzo de 2016 a la suma de 200 millones de litros.
El informe indica que “si bien la producción local de biocombustibles experimentó un sustancial desarrollo luego del 2007 (con tasas de crecimiento promedio que alcanzaron el 300% en los primeros años, para luego morigerarse y estancarse llegando a 2012), éste tuvo lugar más como una réplica al comportamiento y a la tendencia de los precios internacionales de los commodities agrícolas y energéticos, junto a las amplias posibilidades de exportar el excedente de lo producido localmente, que por el marco normativo impuesto para fomentarlo”.
Luego explica que “la serie de modificaciones emanadas desde el gobierno, principalmente el aumento en los cortes obligatorios para las mezclas con naftas y gasoil y las reducciones en las alícuotas de exportación para el biodiesel, que a pesar de operar como medidas anti-cíclicas (ante el reciente derrumbe de los precios de los commodities, principalmente del petróleo) y contramarchas respecto de las restricciones impuestas años anteriores en un contexto internacional más favorable, no dejan de funcionar como alicientes para una producción local que requiere de mayores inversiones en pos de continuar incrementando su capacidad.”
Asimismo, señala que ante un nuevo escenario local marcado por un importante giro político y económico la tendencia negativa se va revirtiendo a lo que hay que sumar la decisión del gobierno de España de no prorrogar las restricciones que paralizaban las importaciones de biocombustibles argentinos y el reciente fallo de la Organización Mundial de Comercio (OMC) que favoreció a la Argentina en su disputa con la UE pordumping, sentaron las bases para una nueva etapa de desarrollo para el sector.
El estudio estima, de acuerdo a proyecciones internacionales, que habrá una evolución favorable en cuanto a la demanda mundial. “Proyectando el crecimiento de esta industria a escala global, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD) estima que hacia 2025 la producción de biocombustibles alcance niveles 16% mayores a los actuales (pasando de un total de 146.000 millones de litros de bioetanol y biodiesel a 170.000 millones de litros)”.Y agrega que para ese mismo año se espera también que una porción significativa de la producción mundial de cereales y alrededor del 30% de la caña de azúcar tendrán destino a la producción de biocombustibles, situación promovida por el crecimiento esperado de los cortes en las mezclas con combustibles fósiles como así también por las presiones sociales y económicas por alcanzarla sustentabilidad medioambiental.
Al analizar el potencial del mercado local e internacional partiendo de que todavía es reducido indica que “la supervivencia y crecimiento de corto plazo seguirán dependiendo del comportamiento de los precios internacionales y de los cortes estipulados para las mezclas, al tiempo que el sector deberá seguir compitiendo por una demanda de insumos que, hoy por hoy, tiene un significativo costo de oportunidad (principalmente porque los granos, como la soja, y sus derivados, son demandados globalmente como alimentos) que podría generar presiones al alza de los precios aumentando así los costos de producción y disminuyendo el atractivo.
No obstante, lentamente parecen ir dándose las condiciones necesarias para el desarrollo de una industria sustentable en el tiempo, dentro de un escenario local que, en el mediano plazo, podría ver converger los factores económicos e institucionales que sienten las bases para alcanzar una nueva tendencia de crecimiento que siga colocando a la Argentina como referente mundial en la materia”, concluye.-