Bernanke: no hay tanto riesgo inflacionario como recesivo

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“La economía crecerá a menor ritmo en los meses venideros. Pero la inflación subyacente persiste”, sostuvo Benjamin Bernanke, presidente de la Reserva Federal. Pero ese indicador es una ficción estadística del monetarismo neoclásico.

Se trata, por supuesto, de un índice de precios minoristas que excluye alimentos, energía y combustibles. Por ende, no representa los gastos reales del consumidor que, como revela la persistente demanda de nafta, sostienen sus altos valores. Algunos analistas sospechan que Bernnake trataba de prolongar el suave desinfle de la última burbuja bursátil, o sea la “semana perfecta” del lunes 28 al viernes 1.

También influye un producto bruto interno que subió a apenas 0,6% de ritmo anual, el mínimo en más de cuatro años y lejos del 1,3% que calculaban semanas atrás fuentes oficiales. Eso dejaba malparadas a la RF y a la persistente alza especulativa en algunos mercados.

La nueva proyección proviene del departamento federal de Comercio y queda aún más baja que el 0,8% estimado por analistas privados (cifra que, en el Río de la Plata, sólo reprodujo este sitio). Estos números –que probablemente mejoren algo durante el trimestre en curso- ponen en tela de juicio la burbuja que persistía en Wall Street y otras plazas, con altibajos, en mayo y llevó a la “semana perfecta”. Parecía broma pues, salvo Fráncfort, ninguno de los otros mercados reflejaba las respectivas economías reales.

Tampoco se justifican las obsesiones inflacionaria de Bernanke y la RF. En efecto, la autoridad monetaria probablemente mantenga 5,25% anual la tasa básica en la reunión prevista para el 27 del mes. Por el contrario, su antecesor, Alan Greenspan, insiste en que este año terminara en pleno clima recesivo, a raíz de la crisis hipotecaria y, quizá, de un desinfle bursátil lento pero inexorable en el próximo semestre. Coincidiendo con Greenspan, Joseph Stiglitz –un economista sistémico- y Jeffrey Sachs no creen que la inversión privada y la industria se fortalezcan en EE.UU. este año.

Fue curioso: un día antes de conocerse el nuevo cálculo del PBI, funcionarios del banco central opinaban que el desinfle de la burbuja inmobiliaria y el problema de las hipotecas de mala calidad pesarán en el crecimiento más de lo supuesto. Acaba de repetirlo Bernanke en Ciudad del Cabo. Esto torna aún más inexplicables sus obsesiones con la inflación. “La contracción en el sector vivienda tiene serias posibilidades de continuar trabando la actividad económica durante casi todo el resto del año”. Así señalan ya las minutas de la reunión efectuada (9 de mayo) por el comité de política monetaria de la entidad, difundidas con notable retraso.

Una entelequia, la inflación subyacente, y el alza de tipos sobre bonos (al máximo de 4,92/5,05% anual) le permiten a la Reserva Federal seguir posponiendo rebajas en la tasa básica (5,25% anual). El panel insiste en que habrá reactivación a fin de año (casi nadie la espera en el mundo real) y no quiso discutir sobre los tipos referenciales.

Haciendo gala de un optimismo a prueba de balas, el comité supone que “el producto bruto interno se mantendrá cerca de 3% el resto de 2007, para repuntar apreciablemente en 2008”. Pero, en el primer trimestre, no marcaba más de 1,3% anual, cifra que hoy se reduce a 0,8%. No obstante, la RF tiene un discurso algo esquizofrénico. Por un lado, afirma que el PBI repuntará y habrá presiones inflacionarias. Por el otro, estima que el desinfle inmobiliario y la crisis hipotecaria continuarán deprimiendo la economía real.

También en el primer trimestre, a la sazón, los precios de viviendas cedieron por ver primera en dieciséis años y, sólo en marzo, el fenómeno afectó a trece de las veinte ciudades encuestadas por la consultoría S&P/Case-Shiller. Los precios bajaron 1,4%, entre los primeros trimestres de 2006 y 2007. Mientras tanto, la venta de unidades usadas retrocedió 2,6% en abril y marcaba un mínimo de cuatro años.

Se trata, por supuesto, de un índice de precios minoristas que excluye alimentos, energía y combustibles. Por ende, no representa los gastos reales del consumidor que, como revela la persistente demanda de nafta, sostienen sus altos valores. Algunos analistas sospechan que Bernnake trataba de prolongar el suave desinfle de la última burbuja bursátil, o sea la “semana perfecta” del lunes 28 al viernes 1.

También influye un producto bruto interno que subió a apenas 0,6% de ritmo anual, el mínimo en más de cuatro años y lejos del 1,3% que calculaban semanas atrás fuentes oficiales. Eso dejaba malparadas a la RF y a la persistente alza especulativa en algunos mercados.

La nueva proyección proviene del departamento federal de Comercio y queda aún más baja que el 0,8% estimado por analistas privados (cifra que, en el Río de la Plata, sólo reprodujo este sitio). Estos números –que probablemente mejoren algo durante el trimestre en curso- ponen en tela de juicio la burbuja que persistía en Wall Street y otras plazas, con altibajos, en mayo y llevó a la “semana perfecta”. Parecía broma pues, salvo Fráncfort, ninguno de los otros mercados reflejaba las respectivas economías reales.

Tampoco se justifican las obsesiones inflacionaria de Bernanke y la RF. En efecto, la autoridad monetaria probablemente mantenga 5,25% anual la tasa básica en la reunión prevista para el 27 del mes. Por el contrario, su antecesor, Alan Greenspan, insiste en que este año terminara en pleno clima recesivo, a raíz de la crisis hipotecaria y, quizá, de un desinfle bursátil lento pero inexorable en el próximo semestre. Coincidiendo con Greenspan, Joseph Stiglitz –un economista sistémico- y Jeffrey Sachs no creen que la inversión privada y la industria se fortalezcan en EE.UU. este año.

Fue curioso: un día antes de conocerse el nuevo cálculo del PBI, funcionarios del banco central opinaban que el desinfle de la burbuja inmobiliaria y el problema de las hipotecas de mala calidad pesarán en el crecimiento más de lo supuesto. Acaba de repetirlo Bernanke en Ciudad del Cabo. Esto torna aún más inexplicables sus obsesiones con la inflación. “La contracción en el sector vivienda tiene serias posibilidades de continuar trabando la actividad económica durante casi todo el resto del año”. Así señalan ya las minutas de la reunión efectuada (9 de mayo) por el comité de política monetaria de la entidad, difundidas con notable retraso.

Una entelequia, la inflación subyacente, y el alza de tipos sobre bonos (al máximo de 4,92/5,05% anual) le permiten a la Reserva Federal seguir posponiendo rebajas en la tasa básica (5,25% anual). El panel insiste en que habrá reactivación a fin de año (casi nadie la espera en el mundo real) y no quiso discutir sobre los tipos referenciales.

Haciendo gala de un optimismo a prueba de balas, el comité supone que “el producto bruto interno se mantendrá cerca de 3% el resto de 2007, para repuntar apreciablemente en 2008”. Pero, en el primer trimestre, no marcaba más de 1,3% anual, cifra que hoy se reduce a 0,8%. No obstante, la RF tiene un discurso algo esquizofrénico. Por un lado, afirma que el PBI repuntará y habrá presiones inflacionarias. Por el otro, estima que el desinfle inmobiliario y la crisis hipotecaria continuarán deprimiendo la economía real.

También en el primer trimestre, a la sazón, los precios de viviendas cedieron por ver primera en dieciséis años y, sólo en marzo, el fenómeno afectó a trece de las veinte ciudades encuestadas por la consultoría S&P/Case-Shiller. Los precios bajaron 1,4%, entre los primeros trimestres de 2006 y 2007. Mientras tanto, la venta de unidades usadas retrocedió 2,6% en abril y marcaba un mínimo de cuatro años.

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