El problema de Prince es recobrar también la confianza de Wall Street. Pese a las dificultades, por lo avanzado de las conversaciones ABN-Barclay’s, Citigroup buscaría quedarse con algunos activos. Pero, si hace una propuesta y ésta rebota, la situación de Prince será insostenible y habrá una crisis en la cúpula del gigante,
Tampoco parece clara la marcha de las otras negociaciones. La banca británica había dado el martes otro paso hacia la adquisición de su colega holandesa. Las tratativas de fusión determinaron que la sede central esté en Amsterdam, por su tolerancia impositiva. Por ende, el futuro nombre sería “ABN Barclays”.
En el eventual matrimonio, Barclay’s aportará la autoridad real (director ejecutivo) y ABN la “corona”, o sea la presidencia del directorio. Así informò el martes el banco londinense a la bolsa local. No sorprende, pues la sociedad estará registrada en Gran Bretaña: sus acciones cotizarán primariamente en esa plaza y, secundariamente, en Amsterdam.
A criterio de varios analistas, se trata de “una fusión en buenos términos”, aunque la cúpula esté dominada por los británicos. Los tìtulos de ABN subieron 4,3% esta semana Amsterdam, marcan otro récord, acumulan 27% en el año y presuponen € 59.000 millones de valor bursátil.
Si cuaja, la operación será la mayor del mundo en su tipo y generará el segundo banco en Europa occidental, lo cual incluye la Eurozona y Suiza. Ello tomando la capitalización en mercado: unos € 130.000 millones o US$ 170.000 millones, pues Barclay’s aportará € 71.000 millones o US$ 90.000 millones.
Mientras se define la junta supervisora, se sabe que la futura institucionalización implicará como “regulador máximo” al Banco central holandés. Esto es curioso pues, siendo los Países Bajos miembro de la Eurozona, parte de las funciones del emisor ha pasado al Banco central europeo. Pero, como Gran Bretaña se aferra a la libra, el Banco de Inglaterra conserva facultades plenas.
“El resultado de las negociaciones dependerá de consultas con instancias reguladoras, accionistas y otrtos grupos de interés en ambas jurisdicciones”, indica un comunicado conjunto difundido el martes 20. Sin especificarlo, se alude a TCI Fund Managemnt (su nombre completo es un chiste: “The children´s investment fund”), un fondo de cubertura que especula con derivativos y tiene apenas 1% de ABN.
Su máscara oculta otros fondos, opuestos a una fusión con Barclay’s. Su argumento es típico: la operación no privilegia los intereses de accionistas minoritarios. Se usa otro eufemismo típico, “maximizar el valor para los accioinstas”. Pero John Varley, presidente ejecutivo de Barclay’s, ya ha logrado acuerdos exclusivos válidos durante el lapso preciso para cerrar tratos con ABN. No obstante, ello no apunta a los especuladores, sino a los problemas que presupone armonizar dos estructuras y culturas totalmente distintas.
Hasta sus historias son diferentes. Barclay’s retiene el nombre original (siglo XVIII), tras absorber varias entidades en los últimos decenios. En cambio, ABN Amro lleva esa designación recién desde 1990, cuando se fundieron Algemene bank Nederland (Banco holandés unido) y Amsterdam-Rotterdam bank, que data de 1824. La toma de otras entidades –la más reciente, Banca AntonVeneta- ha extendido la red a 53 países, con presencia importante en Estados Unidos, Italia y Brasil.
El problema de Prince es recobrar también la confianza de Wall Street. Pese a las dificultades, por lo avanzado de las conversaciones ABN-Barclay’s, Citigroup buscaría quedarse con algunos activos. Pero, si hace una propuesta y ésta rebota, la situación de Prince será insostenible y habrá una crisis en la cúpula del gigante,
Tampoco parece clara la marcha de las otras negociaciones. La banca británica había dado el martes otro paso hacia la adquisición de su colega holandesa. Las tratativas de fusión determinaron que la sede central esté en Amsterdam, por su tolerancia impositiva. Por ende, el futuro nombre sería “ABN Barclays”.
En el eventual matrimonio, Barclay’s aportará la autoridad real (director ejecutivo) y ABN la “corona”, o sea la presidencia del directorio. Así informò el martes el banco londinense a la bolsa local. No sorprende, pues la sociedad estará registrada en Gran Bretaña: sus acciones cotizarán primariamente en esa plaza y, secundariamente, en Amsterdam.
A criterio de varios analistas, se trata de “una fusión en buenos términos”, aunque la cúpula esté dominada por los británicos. Los tìtulos de ABN subieron 4,3% esta semana Amsterdam, marcan otro récord, acumulan 27% en el año y presuponen € 59.000 millones de valor bursátil.
Si cuaja, la operación será la mayor del mundo en su tipo y generará el segundo banco en Europa occidental, lo cual incluye la Eurozona y Suiza. Ello tomando la capitalización en mercado: unos € 130.000 millones o US$ 170.000 millones, pues Barclay’s aportará € 71.000 millones o US$ 90.000 millones.
Mientras se define la junta supervisora, se sabe que la futura institucionalización implicará como “regulador máximo” al Banco central holandés. Esto es curioso pues, siendo los Países Bajos miembro de la Eurozona, parte de las funciones del emisor ha pasado al Banco central europeo. Pero, como Gran Bretaña se aferra a la libra, el Banco de Inglaterra conserva facultades plenas.
“El resultado de las negociaciones dependerá de consultas con instancias reguladoras, accionistas y otrtos grupos de interés en ambas jurisdicciones”, indica un comunicado conjunto difundido el martes 20. Sin especificarlo, se alude a TCI Fund Managemnt (su nombre completo es un chiste: “The children´s investment fund”), un fondo de cubertura que especula con derivativos y tiene apenas 1% de ABN.
Su máscara oculta otros fondos, opuestos a una fusión con Barclay’s. Su argumento es típico: la operación no privilegia los intereses de accionistas minoritarios. Se usa otro eufemismo típico, “maximizar el valor para los accioinstas”. Pero John Varley, presidente ejecutivo de Barclay’s, ya ha logrado acuerdos exclusivos válidos durante el lapso preciso para cerrar tratos con ABN. No obstante, ello no apunta a los especuladores, sino a los problemas que presupone armonizar dos estructuras y culturas totalmente distintas.
Hasta sus historias son diferentes. Barclay’s retiene el nombre original (siglo XVIII), tras absorber varias entidades en los últimos decenios. En cambio, ABN Amro lleva esa designación recién desde 1990, cuando se fundieron Algemene bank Nederland (Banco holandés unido) y Amsterdam-Rotterdam bank, que data de 1824. La toma de otras entidades –la más reciente, Banca AntonVeneta- ha extendido la red a 53 países, con presencia importante en Estados Unidos, Italia y Brasil.