sábado, 21 de diciembre de 2024

Bancos suizos tratan de evitar una caza de brujas

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Las entidades financieras helvéticas se mostraban alarmadas porque Éric Woerth –ministro francés de hacienda- reveló haber recibido de Berna una lista de tres mil cuentas anónimas. No hace mucho, Union des Banques Suisses entregó 4.450 a Washington.

<p>Esta novedad genera temores, en UBS, Cr&eacute;dit Suisse y otros, de una caza de brujas. No obstante, algunos funcionarios no creen en los dichos de Worth. El gobierno suizo, que actu&oacute; como intermediario entre UBS y el servicio de recaudaci&oacute;n fiscal (IRS) estadounidense, rest&oacute; relevancia a la noticia.<br />
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Pero no s&oacute;lo Francia quiere datos sobre cuentas numeradas de sus ciudadanos. Canad&aacute; y Alemania inician estos d&iacute;as presiones para obtener lo mismo que Estados Unidos.<br />
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Cada pa&iacute;s tiene una identidad. La de Suiza es el secreto bancario que ofrece, en las variantes de 1815, 1848 y 1934 para evadir impuestos o lavar fondos. Sus banqueros parec&iacute;an emisarios de una superpotencia y hasta ten&iacute;an un t&iacute;tere, Liechtenstein.<br />
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No estaban solos. Por ejemplo, a Marcel Ospel (ex amo de UBS), el FBI le pon&iacute;a un auto con chofer para recorrer Washington DF transgrediendo normas de tr&aacute;nsito. Esta prebenda databa de cuando John Edgar Hoover ten&iacute;a su cuentita en Ginebra (hasta que el servicio secreto de la ex rep&uacute;blica democr&aacute;tica alemana lo puso en evidencia).<br />
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En Tokio, los funcionarios de hacienda, al jubilarse, dejaban a sus sucesores instrucciones sobre c&oacute;mo tratar a cierto ejecutivo de Cr&eacute;dit Suisse, encargado de cuentas numeradas japonesas. Todo esto suena hoy a un pasado tan remoto como el lavado de fondos para Augusto Pinochet Ugarte, Alfredo Stroessner y otros prohombres de Latinoam&eacute;rica, &Aacute;frica o el sudeste asi&aacute;tico.<br />
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Suiza era s&iacute;ntesis de integridad, confianza, prudencia y cierta falta de escr&uacute;pulos. As&iacute; se comprob&oacute; al investigarse, desde los a&ntilde;os 70, el destino de dinero, cuadros y oro &ndash;robados con frecuencia a jud&iacute;os- transferidos por jerarcas o testaferros del III Reich. Ahora, todo eso parece leyenda.<br />
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La crisis involucra bancas que viv&iacute;an en una ilusi&oacute;n: creerse simult&aacute;neamente suizas y norteamericanas. No era pues cuesti&oacute;n de finanzas, sino de identidad tergiversada y una serie de s&iacute;ntomas la pone al descubierto. Por ejemplo, semanas atr&aacute;s Hans-Rudolf Merz (presidente federal de turno) visit&oacute; en Teher&aacute;n a su colega Majmud Ajmadinedyad.<br />
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Se ignora de qu&eacute; conversaron. Seguramente no de los asesinatos de opositores iran&iacute;es en Suiza, de 1987 a 1990, oportunamente silenciados por Berna. En un ir&oacute;nico rev&eacute;s, poco despu&eacute;s la canciller h&eacute;lveta Micheline Calmy-Rey se retiraba de la conferencia Durban II (&iexcl;en Ginebra!), mientras Ajmadinedyad despotricaba contra Israel. &iquest;Ella y Merz son del mismo pa&iacute;s?<br />
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Desde que el congreso de Viena sancion&oacute; en 1815 la neutralidad suiza, los h&eacute;lvetas &ldquo;viven en una c&aacute;rcel donde son guardianes y presos al mismo tiempo&rdquo;, dec&iacute;a el dramaturgo alem&aacute;n Friedrich D&uuml;rrenmatt. El otro pa&iacute;s declarado neutral hace 194 a&ntilde;os, Suecia, es preclaro ejemplo de lo que Suiza no supo ser. Ning&uacute;n banco de Estocolmo se habr&iacute;a animado, por ejemplo, a meter diamantes en un tubo de dent&iacute;frico para que un cliente los sustrajera al fisco estadounidense. Pero, hoy, tampoco Suecia figura &ndash;como Suiza- en la lista de para&iacute;sos fiscales compilada por la OCDE para el Grupo de los 20. Pero UBS debe entregar las identidades de 4.450 cuentas an&oacute;nimas&hellip; y le quedan 46.550.</p>
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