Cuando se aproximaba la fecha del lanzamiento, los socios llegaron a un punto de fricción. Apple, deseosa de presentar un producto de valor único a sus clientes y acostumbrada a las afirmaciones grandiosas, quería promocionar el producto como “la tarjeta de crédito más segura del mundo”.
Apple tenía influencia y Goldman veía la tarjeta como un producto clave capaz de permitirle atender al público general. El ofrecimiento de Apple a Goldman era más o menos así: “ustedes no tienen un producto para el consumidor y nosotros podemos darles acceso a todos los clientes de Apple”, dijo un ejecutivo de la compañía de Tim Cook.
Pero con semejante afirmación Goldman se vio obligada a advertir: “Ustedes pueden generarse unas cuantas demandas legales si presentan la tarjeta como “la más” cualquier cosa. Finalmente, ambos grupos se pusieron de acuerdo en decir que “la Apple Card brinda un nuevo nivel de privacidad y seguridad” y que la ausencia de los 16 números o del código de seguridad mismo la hacía “más segura que cualquier otra tarjeta de crédito física.
El episodio fue uno de los más grandes debates entre Apple y Goldman en la previa al lanzamiento, según personas cercanas a la operación, y fue una gran enseñanza para Apple en el manejo de la burocracia de los servicios financieros.
Hoy, cuatro años después, la fabricante del iPhone se siente cada vez más cómoda en el espacio y se encuentra intensificando sus esfuerzos para expandirse cada vez más en esos territorios. En los últimos tres años, con ayuda de Goldman, lanzó dos grandes productos.
“Apple Pay Later”, su producto “compre ahora pague después”, es el primer caso de Apple prestando directamente a sus clientes con dinero de sus arcas.
El otro es “Savings”, una cuenta de ahorro de alto rendimiento que ofrece a sus clientes en Estados Unidos una tasa de 4,15%, 10 veces más que el promedio nacional. Los depósitos se asentarán en Goldman, que es un banco con licencia que tiene acceso a seguros respaldados por el gobierno de Estados Unidos.
Para los bancos y otros proveedores de servicios financieros la pregunta es cuán preocupados deberían estar por estos avances en sus territorios por parte de una compañía tecnológica con 1.200 millones de usuarios de iPhone, una capitalización de mercado de US$ 2,6 billones y una tradición de innovaciones disruptivas.
Para JPMorgan Chase, por ejemplo, el riesgo es lo suficientemente claro como para definir a Apple como un banco. Stephen Squeri, el CEO de American Express, admitió frente a analistas que está paranoico con Apple y Amazon, a quienes calificó como compañías fenomenales con lazos profundos con el consumidor.
Bancos preocupados por avance de Apple en el sector financiero
En 2019 la tecnológica en asociación con Goldman se preparaba para lanzar la Apple Card, una tarjeta de crédito que introducía a la compañía en un sector que perteneía a los bancos.