En un contexto de magra expansión de la actividad local, destaca el elevado dinamismo de la producción nacional de automóviles: en los primeros cinco meses del año creció 18,7% i.a, que responde en buena medida a la baja base de comparación que dejó 2012.
Sin embargo, el nivel de producción actual también supera el volumen de los primeros cinco meses de 2011 (+6,3%), lo que permite hablar de crecimiento genuino.
Los factores que explican la fuerte recuperación de la producción automotriz son:
El aumento de las exportaciones a Brasil y la expansión de la demanda interna de 0 Km. Por caso, en los primeros cinco meses las exportaciones de autos aumentaron 26% i.a., explicado en su totalidad por las mayores ventas a Brasil (+44,4% i.a.).
El mercado interno, aunque en menor medida, que también estimuló el repunte de la fabricación de automóviles. Parte del aumento está relacionado a una decisión de compra de vehículos como alternativa de reserva de valor.
Ecolatina cree probable que en la segunda mitad del año las tasas de incremento de la producción de vehículos sean más acotadas, pero la senda expansiva registrada desde fines de 2012 no se abandonaría.
Estima que el incremento proyectado para el año podría llegar incluso a 10%, colocando a la producción por encima del máximo histórico de 2011.
El elevado dinamismo de la producción de automóviles ha sido una constante de la última década. Sin embargo, cuando se amplía el análisis hacia la elaboración local de autopartes, la sensación de boom se diluye.
Autopartes
El informe da cuenta que las autopartes nacionales fueron cediendo espacio frente a las importadas, con lo cual la actividad de las terminales no se reflejó en el comportamiento de las proveedoras, en su mayoría pymes.
Estos son algunos de los datos:
Entre 2003 y 2012 la producción de autopartes creció a un ritmo promedio anual de sólo 4,6%, es decir casi cuatro veces menor a la dinámica exhibida por los automóviles.
La brecha fue cubierta por el progresivo aumento de las importaciones de autopartes. Esto pone de manifiesto que no se observó un avance significativo en el grado de integración nacional del complejo automotor.
El resultado del flujo creciente de autopartes importadas se refleja en el déficit comercial: en los últimos tres años ese sector presentó un saldo negativo superior a US$ 2.300 M, frente a un leve déficit en el intercambio de automóviles terminados.
El tipo de cambio real competitivo no fue una condición suficiente para el desarrollo autopartista, siendo necesario además una política industrial de estímulo al sector.
Con la intención de contener el rojo comercial del complejo, en los últimos años se han puesto en marcha medidas para profundizar la integración nacional dentro del complejo automotor vía sustitución de importaciones, recuerda el informe de Ecolatina.
Destaca que las trabas a las importaciones no serían la solución, ya que afectan la producción local de autos y compromete a las exportaciones. Como no se puede apelar a una sustitución instantánea, se debe encarar una seria política industrial destinada a reforzar el eslabón débil del complejo automotor.
Fuerte recuperación de la producción de automóviles
Al analizar más detenidamente el comportamiento de la industria, Ecolatina contextualiza en la magra expansión de la actividad local el elevado dinamismo de la producción nacional de automóviles.
En los primeros cinco meses del año se llevan producidas cerca de 332.000 unidades (18,7% i.a.), ubicando al sector en uno de los pocos que dan señales claras de crecimiento (con la construcción, la producción agrícola y la intermediación financiera).
Desde finales del año pasado, la fabricación de automóviles muestra indicios de mejora, pero fue recién en los últimos meses que consiguió afianzar su recuperación: en el bimestre abril-mayo la producción aumentó 35% i.a., contra una expansión de 7,4% i.a. durante el primer trimestre. Incluso, la tendencia alcista se habría mantenido en junio, cerrando el segundo trimestre con un aumento cercano al 40% i.a.
Las elevadas tasas de incremento de los últimos meses responden en buena medida a la baja base de comparación (el segundo trimestre de 2012 registró una profunda caída de 28% i.a.).
Sin embargo, el nivel de producción actual también supera el volumen de los primeros cinco meses de 2011 (+6,3%), lo que permiten hablar de crecimiento genuino.
Más aún, el fuerte dinamismo de la industria automotriz apuntaló la recuperación que evidencia el complejo manufacturero desde marzo.
Por caso, excluyendo la elaboración de insumos para la construcción y la industria química, el resto de las ramas fabriles continuó retrocediendo.
Brasil
Los factores que explican la fuerte recuperación de la producción automotriz son el salto de las exportaciones a Brasil y la expansión de la demanda interna de 0 Km.
En los primeros cinco meses las exportaciones de autos fueron de casi 181.000 unidades, (+26% i.a.). La totalidad del incremento de las ventas al exterior estuvo explicada por la mayor demanda de Brasil. Las exportaciones a este destino superaron los 159.000 vehículos (concentrando 88% del total), lo que significó un incremento de 44,4% i.a.
Fue pobre el desempeño de las exportaciones al resto de los destinos: se contrajeron 34,5% i.a. en el acumulado del año. Ello se vincula en parte a la menor demanda fruto del complejo contexto internacional, pero no puede descartarse el impacto que las represalias comerciales y la pérdida de competitividad cambiaria sobre el resultado mencionado.
El mercado interno, aunque en menor medida, también estimuló el repunte de la fabricación de automóviles.
La mayor demanda de los hogares impulsó las ventas de las terminales a las concesionarias, que crecieron en mayo 13,7% i.a.
Parte del aumento del consumo local de automóviles está relacionado a una decisión de compra de vehículos como alternativa de reserva de valor. Ante un escenario de pérdida progresiva de valor de la moneda, fuerte inestabilidad cambiaria, imposibilidad de acceder al mercado de cambios como ahorro y sin alternativas en pesos atractivas, el consumo de bienes durables atados al dólar oficial se ha transformado en una opción atractiva.
Este comportamiento explica por qué, mientras que el consumo de bienes masivos se encuentra estancado (ver Informe Semanal N° 925), la demanda de vehículos se aceleró.
De hecho, en junio el Ãndice de Confianza del Consumidor1 en el capítulo “Bienes Durables†creció 6% contra diciembre del año pasado, mientras que el “Ãndice General†permanece aún en valores negativos.
Es probable que en la segunda mitad del año las tasas de incremento de la producción de vehículos sean más acotadas, pero la senda expansiva registrada desde fines de 2012 no se abandonaría.
Los factores que juegan a favor del sector –demanda de Brasil y adquisición de autos como estrategia de reserva de valor– se mantendrían a lo largo del año, por lo que el incremento proyectado podría llegar incluso al 10% anual, colocando a la producción por encima del máximo histórico de 2011.
Desafíos del complejo automotor
El elevado dinamismo de la producción de automóviles no sólo resalta en los últimos meses. Por el contario, ha sido una constante de la última década.
Según datos oficiales, entre 2003 y 2012 la fabricación de vehículos nacionales creció a una tasa promedio anual de 17,7%, muy por encima de la performance del PBI (+7,2%) y también de la industria en su conjunto (+7%).
Sin embargo, cuando se amplía el análisis hacia la totalidad del complejo automotriz, la sensación de boom se diluye. Tal es el caso de las autopartes: entre 2003 y 2012 ese sector creció a un ritmo promedio anual de sólo 4,6%, es decir casi cuatro veces menor a la dinámica exhibida por la fabricación de automóviles.
La brecha entre los dos sectores fue cubierta por el progresivo aumento de las importaciones de componentes para los automóviles.
De hecho, las compras externas de partes, piezas y accesorios para la fabricación de automóviles pasaron de representar 38,5% de la demanda local en 2003 a 54,5% en 2011 (+16 puntos porcentuales).
Esto pone de manifiesto que, aunque el crecimiento evidenciado por el sector autopartista no fue desdeñable, no se observó un avance significativo en el grado de integración de la industria automotriz nacional. En la actualidad el contenido local de autopartes no superaría 30% del vehículo terminado.
La incapacidad del sector autopartista local para acoplarse al dinamismo de las terminales responde a cuestiones estructurales y de organización industrial.
En el mundo, los productores de piezas y partes de automóviles han acrecentado últimamente su participación en la cadena de valor, aumentado las exigencias de escala de producción y de tecnología aplicada, convirtiéndose así en proveedores globales.
Pero en el país, el tipo de cambio real competitivo no fue por sí sólo una condición suficiente para el desarrollo autopartista local.
Para que la producción de autopartes se recomponga del duro golpe que sufrió en los noventa –producto de la apertura comercial sumada a la fuerte apreciación cambiaria– y se adapte a los nuevos requerimientos de las terminales, son indispensables políticas activas y específicas para el sector.
Lamentablemente, la estrategia comercial oficial no favorece la producción local de autopartes, se lamenta Ecolatina.
El Arancel Externo Común (AEC) para las importaciones de partes y piezas se ubica entre 14% y 18%, prácticamente la mitad que el AEC para las compras externas de autos terminados. Esto contribuyó a consolidar la posición de las terminales como ensambladoras de insumos crecientemente importados.
Y si bien rige el flex (coeficiente de compensación de las importaciones) para administrar la preferencia arancelaria en el intercambio del sector automotriz con Brasil, ello no alcanza a proteger al sector autopartista local de la mayor eficiencia productiva y de escala de nuestro principal socio comercial.
El resultado del flujo creciente de autopartes importadas se refleja en el déficit comercial: en los últimos tres años ese sector presentó un saldo negativo superior a los US$ 2.300 M frente a un leve déficit de automóviles terminados.
Para contener el rojo comercial de este complejo, en los últimos años el Gobierno puso en marcha -con diferentes grados de formalidad- un conjunto de medidas para profundizar la integración nacional dentro de la industria automotriz.
Uno de los casos más recientes para avanzar en el desarrollo tecnológico es el del programa “Argentina Innovadora 2020â€, que además de fijar líneas de investigación busca realizar Planes Operativos para actuar de manera específica sobre el sector de autopartes.
En complemento con los proyectos de desarrollo científico, a partir del año pasado se llevaron adelante varias negociaciones entre el Ministerio de Industria y representantes del sector para instar a la integración de la producción nacional como resultado de una mayor sustitución de importaciones.
Sin embargo, las trabas a las importaciones de insumos del sector no es la solución, ya que afectan disruptivamente la producción local de autos y compromete incluso a las exportaciones del país.
En ese sentido, como no se puede apelar a una sustitución instantánea, todo indica que hay que dar previsibilidad al ingreso de autopartes extranjeras mientras se incentiva el desarrollo de proveedores locales. Es decir, encarar una seria política industrial destinada a reforzar el eslabón débil del complejo automotor, recomienda finalmente el informe.