<p>Durante el primer trimestre de este año, el sector en Asia oriental y meridional (AO/M) dobló el volumen de un año atrás en la materia, señala la consultoría Dealogic. Con sus mercados emergentes no alcanzados por la crisis sistémica de 2006/09, toma más activos que los occidentales. “La propia economía obra de catalizadora”, apunta Saikat Chaudhurí, de la escuela de negocios Wharton. A su juicio, “la tendencia empezó tiempo antes y se origina en la globalización de empresas que operan en mercados emergentes y los emplean como catapultas”. <br />
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El interés en F&A varía según países y situaciones. Por ejemplo, la recesión occidental afectó a China más que a India, pues sus exportaciones industriales fueron perjudicadas. “Con el yüan barato en términos de dólar, las compañias chinas –que son estatales, cabe recordar- no tenían estímulos cambiarios ni una cultura orientada a comprar activos en el exterior”, puntualiza el analista. <br />
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No obstante, las fusiones y adquisiones en AO/M avanzan en emular los centros de la actividad F&A. Solo en 2010, Dealogic detectó en Asia-Pacífico norte –excluyendo Japón, aun antes del cataclismo de marzo- un salto de 126%, a US$ 141.000 millones, que influyó para que el total del mundo subiese 23%. Los incrementos se habían limitado a 10% en el primer semestre de 2009 y 13% en igual lapso de 2008.<br />
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Añadiendo Japón, hasta diciembre el volumen de Asia-Pacífico norte se eleva a US$ 166.000 millones, 79% sobre doce meses antes y más que en la Unión Europea (retrocedió 11%, a US$ 220.000 millones). Pero los números de la región han sido inflados por una sola operación financiera, no económica: la aseguradora británica Prudential pagó US$ 35.500 millones por la filial japonesa de American International Group. <br />
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Por años, las compañías de Asia oriental y meridional –inclusive estatales o paraestatales- mostraron marcada reticencia a embarcarse en F&A como estrategia definidas. Carecían del capital y de fuentes crediticias capaces de solventar F&A en gran escala; sea local, sea regional, sea internacional. Por otro lado, existían restricciones o condicionamientos gubernamentales en gigantes como China e India, economías prósperas -Japón, Surcorea, Taiwán- y en desarrollo (Indonesia, Malasia, Tailandia, etc.). En general, se dificultaba la toma de activos locales por parte de compañías de países centrales.<br />
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<p>Curiosamente, desde mediados de la década anterior fondos soberanos creados en emiratos del golfo Pérsico figuran a la vanguardia en F&A, pero a la inversa: se dedican a activos financieros y bursátiles de occidente. En particular, europeos. Poco después, un puñado de ejemplos puso en evidencia que las F&A internacionales son factibles en AO/M. No todavía en Asia central, donde una guerra interminable mantiene la “potencia local”, Pakistán, en el subdesarrollo. Por el contrario, en India, Mittal Steel se lanzaba desde 1989 a compras en el exterior. En 2006, tomó Arcelor (Eurozona) y se convirtió en la mayor siderúrgica del mundo. A su vez, la china Lenovo compró la división computadoras personales de IBM en 2005 y, ahora, su centro global está en Bangalur.<br />
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Desde 2000 hasta 2009, las fusiones y adquisiciones en AO/M, como porción del mercado mundial, han crecido de 10 a 26%, si bien el fenómeno refleja en parte un retroceso en el volumen total. Por ende, 2007, con US$ 728.000 millones, sigue siendo récord internacional,<br />
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Según Lawrence Hrebiniak, un experto de Wharton, las empresas de Asia oriental/meridional conciben fusiones y adquisiciones como medios de ganarles espacios a rivales. Aprovechando crecientes ventajas ligadas a sus monedas fuertes –sean o no divisas regionales como el yen y la rupia india- y el amplio acceso a fuentes crediticias, se plantean F&A dentro y fuera de sus economías originarias. <br />
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En otros tiempos, las empresas de la zona AO/M solían considerar las F&A como fundamentalmente riesgosas. Hoy día, en cambio, se las ve como una forma aceptable para expandirse. Uno de los motivos es que, al crecer las compañías en determinados sectores, no quedan otras opciones que comprar o asociarse. La telefonía en un caso clásico, donde está claro que las economías de escala obran en desmedro de mantener cientos o docenas de concurrentes. Otros rubros, como la química especializada o los laboratorios farmacéuticos, han venido fusionándose o consolidándose presionadas por economía de escala en nivel global.<br />
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Finalmente, los cambios estratégicos en mercados desarrollados hacen que las compañías estén más dispuestas a ser compradas o fusionarse. Como indica Chaudhurí, “los activos proclives a negociarse se abaratan, no se resisten o están mejor dispuestos a F&A. Ello explica por qué los jugadores de Asia oriental/meridional penetran resueltamente en mercados centrales. Por supuesto, cuando los negocios marchan bien, las empresas hesitan ante ofertas de adquisición”. <br />
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El analista indica que existen evidencias de un fenómeno interesante: “las firmas del este y el sur de Asia parecen funcionar mejor en materia deF&A que su contrapartes occidentales. Un estudio de la consultoría AT Kearney revela que las empresas indias tienden a pagar menos por sus compras que la mayoría de sus competidoras. Esta prudencia quizá se deba a que no les sobra dinero, al revés que a los dispendiosos emiratos árabes”.</p>