A dos o tres años vista, las acciones bancarias y energéticas figuran al tope de cualquier portafolio de inversión financiera en la Argentina.
Pero son los bonos sujetos a los tribunales de Nueva York, tanto los defaulteados Par y Discount como los atados a PIB nominados en pesos y en dólares, los predilectos de los inversores que disfrutan de las emociones bursátiles, ya que se mantiene el suspenso por la negociación pendiente entre el Gobierno que se va o el que lo suceda con los holdouts, a fin de regularizar la reinserción del país en el sistema financiero internacional. Un arreglo repercutiría muy favorablemente en la cotización de los bonos argentinos a 10 años, cuya tasa hoy triplica a la de sus similares brasileños: 12,25% contra 4%.
En consecuencia, los inversores más sofisticados y mundanos vienen echando un ojo al juzgado neoyorkino de Thomas Griesa y el otro a la vecina pizarra de Wall Street, donde el índice Dow Jones y S&P 500 prometen un venturoso futuro, según se le escucha decir al director de las licenciaturas en Mercado de Capitales y Administración Bancaria de la Universidad de El Salvador (USAL), Juan Manuel Carnevale.
Y el tibetano tercer ojo se lo reservarían al panel Merval, que desde fines de 2012, a partir de un piso que se formó en los precios y a contramano del amesetamiento de la economía local, les brinda alegrías, algunas excepcionales, que superan la cuerda anual de los tres dígitos, pero con un ciclo de vida asegurado en el mediano plazo, como conciben los analistas.
Este año nada más, las 12 empresas líderes que lo conforman arrancaron el trimestre inicial con ganancias récord de hasta 86% en acciones del sector eléctrico, como las de Grupo Pampa.
Estos resultados hicieron suspirar a los que atesoran dólares blue, que resignaron 7,45% en la cotización durante ese período, e inclusive a los que compran dólares ahorro, que acumularon 13%, o a los que hicieron plazos fijos a una tasa anual de 25% promedio a valor de entonces.
En los primeros cinco meses del año, el índice Merval de la Bolsa porteña cosechó una ganancia de 36%, en la que sobresalen Tenaris y las eléctricas, pero la nota la dieron las acciones de los principales operadores bancarios, que habían subido más de 90% en el último año.
Ya hacia mediados de 2014, las acciones de bancos triplicaban en promedio la mayoría de las inversiones. “El sector bancario argentino volvió a ser la gran estrella bursátil durante el penúltimo año de administración kirchnerista, y todo indica que en 2015 se consagrará como favorito de inversores locales e internacionales”, pronostica Carlos Díaz Garzón, asesor financiero de de CD&A Financial Services.
Carlos Donantueno, CEO de la firma, explica la excepcional performance bursátil de los bancos cuyas acciones tienen doble cotización, de Nueva York y Buenos Aires. “Los valores están supeditados a lo que suceda en Estados Unidos, y desde allí se toman las acciones pertinentes, porque son papeles que están ligados a operaciones de contado con liquidación, a cable”.
Carlos Donantueno
La paridad liqui
Así funciona la operatoria: el cliente tiene que tener cuenta a su nombre en un broker de Estados Unidos. Abre una comitente en una sociedad de bolsa en Argentina, compra títulos en pesos (si quiere retirar dinero en el país), como acciones de YPF, y el BCRA obliga a mantener por 72 horas hábiles en custodia los títulos, o sea, se congela su negociación por ese término para evitar especulaciones.
Recién a partir de ahí se pueden transferir al mismo titular a la plaza estadounidense, y quedan en condiciones de ser vendidos en dólares a inversores de cualquier parte del mundo. Este arbitraje genera un tipo de cambio implícito, que sería el contado con liqui versión cable, porque si no supone la vuelta de esos títulos. Su paridad está más cerca del blue que del oficial.
Fue lo que estuvo haciendo el banco Francés y el HSBC, al que multó el BCRA y que en los primeros meses del año pasado motivó un fallo de la Cámara Federal, que no solo lo absolvió como a otros bancos, sino que sentó jurisprudencia para que el “contado con liqui” sea una operación absolutamente legal.
Es cierto que hubo abusos, operaciones en negro y demás: para esto se utilizan las acciones con doble cotización, pero claramente el contado con liqui se hace más con bonos, porque el mercado es menos fluctuante y más seguro que el de las acciones, desgrana Donantueno.
Precisamente, esta operatoria que nació con el control de cambios (para evitar llamarlo cepo) es la que mueve la aguja de las cotizaciones de las acciones, sobre todo las de los bancos que la manejan.
Hay papeles que rindieron cerca de 200% en el último año, un porcentaje que sonaría excesivo para un arbitraje de divisas si, además, no se justificara en especial en el ámbito local porque no son todos los inversores del “contado con liqui”, sino que los hay genuinos negociando con esos papeles, porque consideran que la empresa está subvaluada y que el precio de la acción tiene que subir.
Donantueno atribuye también que se haya mantenido el optimismo en el mercado a la expectativa por el cambio de Gobierno, a su gusto sobrevalorada.
“De todos modos, si el mercado se mide en dólares le queda un trayecto increíble para recorrer, porque esta paridad oficial no es creíble aunque sí lo sea un poco más en el blue, que también hoy está congelado por el Gobierno. O sea que hoy tenemos dos tipos de cambio que están siendo manipulados y congelados por el Gobierno”, expone.
Afirma que históricamente la temperatura del mercado pasa por el nivel de reservas y la tranquilidad cambiaria. Pero que las acciones quedan por detrás de lo que el Gobierno que venga tendrá que hacer.
La realidad que moviliza al mercado está más vinculada a las noticias que a los análisis a fondo, como se hace en otras plazas. Las estadísticas oficiales no son creíbles, pero tampoco los balances de las empresas, por la sencilla razón de que el Gobierno no les permite ajustar por inflación, por lo que los datos financieros y fiscales suelen ser artificiales.
En la plaza bursátil local se reconoce que la interpretación y proyección de los fundamentals, los balances, la evolución de las organizaciones, de su management, son bastante complejas. Y cuando aparecen noticias del cambio de Gobierno, si las encuestas le dan bien a Macri, que es un candidato market prending, el optimismo y la euforia hacen que los movimientos diarios superen mejoras de 10 o 20% como sucedió con algunos papeles, y que la tendencia de mediano plazo muestre subas de 100% en tres o cuatro meses.
Esto ya se estuvo dando con los bancos y energéticas, que son los sectores que atraen los mayores flujos de fondos de la bolsa, y más precisamente del panel de las líderes, el Merval. El track record deja a la vista que en los últimos tres meses duplicaron su cotización y ahí viene la pregunta de hasta cuándo seguirán subiendo.
Surgen así en el mercado dos corrientes: por un lado, los reportes de los que quieren seguir especulando que las miden contra el dólar, con lo cual sacan la conclusión de que los precios siguen subvaluados, y por otro, los que desconfían de las alzas súbitas.
Es en esas instancias cuando aparecen las ventas en el día, esos trades porque cae 10% Pampa o banco Macro y al día siguiente suben 7/8, ó 5 y al otro día otro tanto y recupera la baja.
Fondos externos
Pero si las acciones subieron tanto fue porque los fondos internacionales empezaron a operar en la Argentina muy fuerte, sobre todo desde finales del año pasado. Van al panel principal y le apuntan a los bancos: Macro, Francés y Galicia son los que están bajo análisis. El último, el que más se mira. También están dentro del Merval, mientras que en el general de las secundarias cotizan Hipotecario, Patagonia (banco Do Brasil) y Santander Río.
Pero un renglón que tiene cuerda para rato es el de los bonos. Las cuentas fiscales se la aseguran. Ya resistieron mejor y lograron avanzar este año en sus cotizaciones en dólares entre las principales referencias, aun con el riesgo país cercano a los 570 puntos básicos.
El ministro de Economía, Axel Kicillof, les tomó el gusto y colocó en abril deuda en moneda local vía una segunda emisión de los Bonos del Tesoro Nacional BONAC por unos $4.713 millones, por encima de los $3.000 millones esperados inicialmente, a 12 y 18 meses de plazo a una tasa de corte de 27,06% y 27,30% respectivamente; luego se financió a través de una ampliación de la colocación del Bonar 2024 en dólares por US$ 1.415,9 millones a una tasa de 8,95% (unos 4 puntos por encima de lo que pagan países de la región).
A lo cual se les suman los dólares provenientes de la colocación del bono a 2025 de YPF, por unos USS 1.500 millones, que estarían cubriendo la mitad de los dólares que será necesario desembolsar en octubre para el pago del Bonar 2015 (o bien utilizar para morigerar el potencial impacto en la actividad de menores importaciones).
No se sabe si esta nueva colocación del Bonar 2024 será afectada por el fallo del juez federal Thomas Griesa, en caso de que fuese considerada deuda externa y factible de ser alcanzada por la cláusula “pari passu”, pero esa incertidumbre no hace más que sazonar con adrenalina a un mercado que luce aburrido ante tantas regulaciones oficiales.
Los ahorristas locales prefieren vérselas con la AFIP y optan por comprar dólares a precio cuidado. En el primer cuatrimestre se alzaron con US$ 1.874 millones, 245% más que en igual período de 2014, y de mantenerse esta tendencia por el resto del año, las divisas demandadas alcanzarán en todo 2015 US$ 5.500 millones.
Serían potenciales jugadores de la plaza financiera ante cualquier cambio de expectativas.
La bicicleta opcional
Ocultas a la curiosidad profana aparecen alternativas de mayor riesgo, como las opciones financieras. Trabajan sobre acciones y permiten desarrollar estrategias de cobertura. Comprando por ejemplo una opción del banco Galicia se entra a un valor determinado de prima, como con un seguro, que cotiza a diario. Costaría 20 centavos para la posición que dice: Galicia diciembre 2015 a 4,20 y si la cotización de hoy es 4, la prima va a estar en 20 centavos.
El que invierte en una opción financiera es porque cree que el mercado va a subir por encima de esos $4,20 de referencia y compra ese lote. Si se va a $6, la opción sigue congelada en 4,20, que sumándole la prima de 0,20 le estaría costando en total 4,40. Y funciona al revés hacia la baja.
Las de venta implican comprar una opción financiera a $4,20 y, si está en baja, se dispone de la posibilidad de vender a ese precio (menos los 0,20 pesos de prima) siendo que a lo mejor, a fin de diciembre, el valor de mercado será de $2 y embolsará la diferencia.
Se trata de un mercado de alto riesgo en el que operan inversores avezados. La principal opción financiera, la que reúne la mayor negociación diaria, es banco Galicia. La acción del subyacente podría estar siendo muy manipulada por la concentración de operadores poderosos. La operatoria de las opciones vence todos los meses el último viernes hábil de cada semana par.
Un horizonte sin golondrinas ni buitres
Un Fondo de Inversión cualquiera, con solo traer US$ 100 millones a la bolsa, provocaría un impacto terrible, advierte Donantueno.
“Nuestro mercado es muy chico, por lo que cualquier onda internacional que esté mirando a la Argentina tiene que medir a cuentagotas la incidencia que tendrá para el mercado local cualquier colocación que haga. El año que viene vamos a ser más observados aún”, agrega.
La prioridad que manejan los operadores de la plaza local en torno de lo primero que tendría que hacer el próximo Gobierno, es que recomponga el crédito del país en términos de transparencia, de seguridad jurídica, para atraer inversiones y para encarar la senda de la confiabilidad, a fin de bajar algunos puntos en el financiamiento para la economía real, porque seguir enfocados nada más que en el mercado entraña el riesgo de que en 2019 ocurra lo mismo que le sucedió a Brasil, que padece la ida de los capitales golondrinas.