En esencia, el problema resude en frenar una caída de confianza que, en cuanto va del año, ha licuado 73% de la capitalización bursátil. Por supuesto, también es preciso que la gente deje de sacar depósitos.
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La inyección de liquidez será en forma de acciones preferidas –si derecho a voto- y títulos cuyos cupones se cotizarán según determinado parámetros. El interés podría llegar a 8,5% anual, de suyo una tasa exorbitante. Además, el estado holandés nombrará dos directores en la junta, éstos sí con voto. </p>
<p>Otra cláusula de convenio, exigida por el BCE y la Comisión Europea, determina que los máximos ejecutivos renuncien a sus generosos “aguinaldos” de 2008. Tampoco se distribuirán dividendos. Pese a sus grandes depósitos minoristas, una fuente de liquidez ante el congelamiento de fuentes mayoristas, ING no es inmune a la crisis occidental y, sólo en el tercer trimestre, ha perdido € 495 millones. </p>
<p>Por supuesto, el acuerdo subscripto por el banco es mucho menos duro que el impuesto a la financiera belgoholandesa Fortis. También es más flexible que los salvamentos británicos, donde los dividendos de terceros serán retenidos por el estado mientras éste no cobre los suyos. El caso ING es inverso. En cuanto al aporte, proviene de un fondo de emergencia por € 20.000 millones que maneja el banco central. </p>
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Ahora, les toca el turno a Holanda y el grupo ING
Amsterdam resolvió aportar 10.000 millones para sacar de aprietos a ING Groep, otro gigante financiero y asegurador. Más allá de factores locales, este rescate forma parte del programa regional y se consultó con el Banco Central Europeo.