A más US$ 50 el barril de crudo tejano, “el precio es un lastre para nuestra economía”. Así confiesa John Snow, secretario de Hacienda, en vísperas del último debate John F.Kerry-George W.Bush. Y a sólo tres semanas de las elecciones.
No obstante, el alto funcionario sostiene que “esos valores disminuirán en mediano plazo”. O sea, después de los comicios. El petróleo “frena una economía que, de otro modo, sería muy fuerte”, agrega con cierta exageración, pues –antes de la última corrida a los crudos- el repunte era pausado y con altibajos.
Dejando entrever preocupaciones políticas, Snow define el petróleo como “impuesto indirecto que reduce los ingresos de las personas”. Es decir, atenúa los efectos electorales del doble paquete de rebajas tributarias 2001-12 (US$ 2,35 billones en total.
De acuerdo con titular de la Tesorería, “los precios superan de lejos los justificables, teniendo en cuenta el trasfondo del mercado”. Esto acaba de merecer una réplica del propio “lobby” petrolero, recordando que todavía falta mucho para quebrar en dólares constantes el récord de 1981: US$ 113 en dólares actuales.
Snow acababa de reunirse con sus colegas árabes, que se comprometieron a “hacer bajar los precios”. Pero la Organización de Países Exportadores (OPEP), Rusia y el sector privado internacional habían confirmado –la semana anterior- la virtual imposibilidad de extraer más, dada la escasez de reservas cubicadas disponibles.
Por otra parte, China no logra reducir importaciones y Estados Unidos tampoco. Durante 2003, el segundo consumidor mundial –el primero es la Unión Europea- importaba a razón de diez millones de barriles diarios (6,5% sobre 2001), cuando el precio oscilaba de US$ 28 a 39. Este año, las proyecciones circulantes prevén alrededor de 11.500.000 b/d, pese al alza de valores.
A más US$ 50 el barril de crudo tejano, “el precio es un lastre para nuestra economía”. Así confiesa John Snow, secretario de Hacienda, en vísperas del último debate John F.Kerry-George W.Bush. Y a sólo tres semanas de las elecciones.
No obstante, el alto funcionario sostiene que “esos valores disminuirán en mediano plazo”. O sea, después de los comicios. El petróleo “frena una economía que, de otro modo, sería muy fuerte”, agrega con cierta exageración, pues –antes de la última corrida a los crudos- el repunte era pausado y con altibajos.
Dejando entrever preocupaciones políticas, Snow define el petróleo como “impuesto indirecto que reduce los ingresos de las personas”. Es decir, atenúa los efectos electorales del doble paquete de rebajas tributarias 2001-12 (US$ 2,35 billones en total.
De acuerdo con titular de la Tesorería, “los precios superan de lejos los justificables, teniendo en cuenta el trasfondo del mercado”. Esto acaba de merecer una réplica del propio “lobby” petrolero, recordando que todavía falta mucho para quebrar en dólares constantes el récord de 1981: US$ 113 en dólares actuales.
Snow acababa de reunirse con sus colegas árabes, que se comprometieron a “hacer bajar los precios”. Pero la Organización de Países Exportadores (OPEP), Rusia y el sector privado internacional habían confirmado –la semana anterior- la virtual imposibilidad de extraer más, dada la escasez de reservas cubicadas disponibles.
Por otra parte, China no logra reducir importaciones y Estados Unidos tampoco. Durante 2003, el segundo consumidor mundial –el primero es la Unión Europea- importaba a razón de diez millones de barriles diarios (6,5% sobre 2001), cuando el precio oscilaba de US$ 28 a 39. Este año, las proyecciones circulantes prevén alrededor de 11.500.000 b/d, pese al alza de valores.