Este fenomenal aumento en las pilas de dinero obedece a la falta de interés de los directorios a repatriar el dinero que tienen en el extranjero aunque aprovechan los mercados de deuda para financiar el gasto récord en dividendos, recompra de acciones y adquisiciones, informa hoy el Financial Times.
Moody’s estima que 64% del efectivo—o sea casi US$ 1.100 billones, se encuentra en el extranjero, comparado con US$ 950.000 millones hace un año.
Según un informe de La Caixa Research sobre los mercados financieros, la crisis financiera iniciada a mediados de 2007 marcó un cambio en la estrategia empresarial a nivel global. Durante los últimos años, la mayoría de compañías han rediseñado sus estrategias de crecimiento y han procurado controlar su apalancamiento, combinando la optimización de costos con la venta de activos no estratégicos. Sin embargo, la falta de claridad sobre la evolución de la demanda agregada, la incertidumbre vinculada al ciclo económico en general y el escenario monetario ultralaxo fueron motivos poderosos para que las empresas hayan registrado excedentes crecientes de tesorería en sus balances.
Este fenómeno de acumulación de liquidez ha sido especialmente destacado en el caso de EE. UU. y conduce a plantearse qué empleo se le dará ahora que la economía presenta una senda de crecimiento más robusto.
Una perspectiva histórica de la evolución de la liquidez (calculada como las reservas de caja y otros activos líquidos) en el sector corporativo estadounidense muestra la singularidad del repunte registrado en los últimos años.
En 2014, llegó a representar 11,9% del total de los activos de las corporaciones, frente a 6,4% de media entre 1995 y 2005. Además de los factores enunciados, que impulsaron el ahorro preventivo de las empresas, también fueron relevantes otros aspectos de carácter tributario y regulatorio, que desincentivaron la reinversión de los beneficios. Concretamente, el elevado costo, en términos del Impuesto sobre sociedades, de repatriar los beneficios generados en el extranjero ha contribuido a la acumulación de liquidez en filiales fuera de las fronteras del país.
Con el fin de lograr cierta suavización de la carga fiscal, uno de los argumentos esgrimidos por los lobbies empresariales ante las autoridades es el impacto negativo que supone esa inmovilización sobre la inversión en capital (capex). Una variable cuya debilidad en los últimos años ha lastrado el avance de la economía de los EE. UU.
Sin embargo, la tendencia a acumular liquidez podría estar comenzando a cambiar. La mejora de las perspectivas de crecimiento a nivel global, la robusta recuperación de la economía norteamericana y la estabilización de los riesgos financieros están dibujando un nuevo marco para el sector empresarial. Según la última encuesta realizada por la Association for Financial Professionals a directores financieros de empresa, las compañías norteamericanas habrían comenzado el año con la firme intención de reducir el tamaño de sus excedentes de caja. Si bien este ha venido siendo un propósito recurrente a inicios año, que no ha impedido su incumplimiento, en esta ocasión, la contundente respuesta se alinearía con un cambio de tendencia en la acumulación de liquidez.