viernes, 5 de diciembre de 2025

Que Está Pasando en Wall Street – Semana del 10 al 14 de noviembre de 2025

Por Norberto Luongo

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Introducción

La segunda semana de noviembre dejó una sensación ambivalente en Wall Street: los índices cerraron “en verde pálido” o directamente en rojo, mientras la narrativa de fondo se volvió más compleja. Por un lado, se disipó parcialmente el riesgo político con el fin del shutdown del gobierno federal estadounidense; por otro, un “jueves negro”, alentado por cuatro factores básicos, despertó todas las alarmas.

Los índices

Renta variable estadounidense

  • S&P 500: cerró en 6.733 puntos, con una suba semanal de alrededor del 0,8 %.
  • Dow Jones Industrial Average: terminó la semana con una ganancia aproximada del 0,35 %, en 47.150 puntos.
  • Nasdaq Composite: en la semana retrocedió alrededor de un 0,45 %, cerrando el viernes en 22.900 puntos.
  • Russell 2000: cayó alrededor de 1,8 % en la semana, hasta la zona de 2.388 puntos.

Volatilidad y renta fija

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  • El VIX cerró cerca de 19,8 puntos, por debajo del pico reciente pero aún por encima de los niveles de “complacencia” de principios de año.
  • En renta fija, los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años se situaron en torno al 4,15 %, mientras los tramos intermedios (5 años) se movieron alrededor del 3,7 %, manteniendo una curva todavía poco normalizada.

Datos económicos de la semana

La fotografía macroeconómica estuvo dominada por lo que no se publicó: La Casa Blanca y diversos expertos confirmaron que los datos de empleo e inflación de octubre probablemente no se difundan nunca, dada la interrupción prolongada de las operaciones de la BLS durante el shutdown. Esto implica una “zona ciega” estadística justo antes de una reunión clave de la Reserva Federal en diciembre.

El jueves 13 marcó el peor día para Wall Street desde comienzos de octubre, con un retroceso abrupto que sacudió a todos los segmentos del mercado. Los tres índices principales se desplomaron entre 1,7 % y 2,3 %, un movimiento especialmente severo para el Dow Jones, que perdió casi 800 puntos apenas horas después de haber celebrado su hito de las 48.000 unidades. El S&P 500 retrocedió 1,7 %, mientras que el Nasdaq sufrió una caída del 2,3 %, reflejando la sensibilidad extrema del sector tecnológico ante cualquier cambio en la narrativa de tasas de interés. La venta masiva se extendió también al universo cripto: Bitcoin tocó un mínimo de seis meses, cayendo por debajo de 96.000 dólares por primera vez desde mayo, acumulando un descenso del 3 % en la jornada y del 24 % desde su pico de octubre. Fue un golpe sincronizado a los activos de riesgo que recordó la fragilidad del rally de las últimas semanas.

La causa inmediata del desplome estuvo en el brusco cambio de expectativas en torno a la Reserva Federal. Después de que varios funcionarios de la Fed ofrecieran comentarios mucho más cautos el miércoles —expresando dudas sobre la solidez del mercado laboral y la resistencia del consumidor— los operadores recalcularon rápidamente las probabilidades de un recorte de tasas en diciembre al 52 %, frente al 63 % del día anterior. Como suele ocurrir en ciclos dominados por la política monetaria, el sector tecnológico lideró las pérdidas.

El viernes el mercado volvió a mostrar el patrón característico de este ciclo, con volatilidad intra-diaria, presión inicial y un rebote final que permitió cerrar la sesión en un tono mucho más equilibrado. Las tecnológicas continuaron el descenso al inicio de la jornada, pero lograron recuperar terreno hacia el cierre, dejando al Nasdaq con un leve avance del 0,1 %, mientras que el S&P 500 terminó prácticamente plano (-0,1 %) y el Dow retrocedió 0,7 %. En otras palabras, la corrección del jueves no se convirtió en un nuevo tramo bajista sostenido, sino en una sacudida severa que el mercado, por ahora, decidió absorber sin cambiar el rumbo general.

El viernes también nos entregó un movimiento inesperado desde Washington: el presidente Trump anunció un amplio desmantelamiento de los aranceles alimentarios que su propia administración había impuesto meses atrás, eliminando o reduciendo tarifas sobre más de un centenar de productos —incluidos carne, café, frutas, frutos secos y especias— con aplicación retroactiva al 13 de noviembre. La decisión responde a la presión política por el costo de vida y a la creciente inquietud jurídica en torno a los llamados “aranceles recíprocos”, tras un tenso paso por la Corte Suprema. Para los mercados, el gesto implica un alivio inmediato sobre cadenas de suministro y precios minoristas, al tiempo que confirma un desplazamiento hacia instrumentos arancelarios tradicionales basados en seguridad nacional (acero, aluminio, autos). Aunque algunos economistas interpretan la medida como una admisión tácita de que los aranceles encarecen los bienes domésticos, el retroceso podría contribuir a moderar la inflación de alimentos y reducir tensiones con socios comerciales clave.

Las grandes empresas

Las Big Techs y la “grieta contable” denunciada por Michael Burry

Los grandes nombres de la tecnología y la inteligencia artificial siguieron en el centro de la escena. Un elemento nuevo fue crítica de Michael Burry (el “héroe” de La Gran Apuesta), denunciando que gigantes como Meta, Alphabet, Amazon y Microsoft están extendiendo la vida útil contable de sus servidores y chips, reduciendo el gasto por depreciación y, en consecuencia, mejorando artificialmente —según él— los beneficios reportados.

CoreWeave (CRWV) presentó resultados que superaron las expectativas en ingresos y mostraron una mejora significativa en pérdidas, pero el recorte de la guía anual —ahora entre US$ 5.05 y 5.15 mil millones— generó una fuerte corrección en la acción (llegó a caer entre 6 % y 10 %). Aunque la demanda por infraestructura de IA sigue siendo robusta, los márgenes continúan bajo presión. CoreWeave ilustra la brecha entre la narrativa del “boom de IA” y la realidad operativa: crecimiento acelerado, pero con mayor riesgo y sensibilidad extrema a cualquier ajuste en expectativas.

Circle Internet Group (CRCL) también fue protagonista tras una caída inicial de alrededor del 20 % luego de presentar resultados sobresaliente: ingresos trimestrales creciendo 66 % interanual, un beneficio neto de US$ 214 millones y una expansión del USDC de más del 100 % hasta unos US$ 73 mil millones en circulación. Aunque el mercado reaccionó con volatilidad por la expiración del lock-up post-IPO, la sensibilidad del negocio a futuras bajas de tasas y la rotación fuera de fintech recién listadas, la compañía elevó su guía anual y mostró un modelo de negocio rentable, escalable y respaldado por una posición regulatoria difícil de replicar. La compra de aproximadamente US$ 30–35 millones en acciones de CRCL por parte de ARK Invest, aprovechando la caída de corto plazo, refuerza la percepción de que se trata de una corrección más táctica que estructural. CRCL emerge así con fundamentos que justifican un optimismo renovado sobre su trayectoria de largo plazo.

Oracle (ORCL) vivió otra semana complicada, con la acción consolidando una caída superior al 30 % desde septiembre en medio de crecientes dudas sobre su agresivo plan de expansión en infraestructura de IA. El entusiasmo inicial por su alianza con OpenAI dio paso a una lectura más fría del mercado, especialmente tras conocerse que Oracle busca levantar hasta US$ 38 mil millones en deuda para financiar data centers en EE. UU. y compras masivas de GPUs.

Flying taxis: del marketing urbano al campo de batalla

Finalmente, el segmento de eVTOL (flying taxis) reforzó su pivote estratégico hacia el sector defensa. Joby Aviation (JOBY) se llevó las miradas al completar su primer vuelo de un demostrador híbrido con turbina en colaboración con L3Harris, con aplicaciones tanto civiles como militares.  Las compañías del sector (Joby, Archer, Vertical Aerospace) descubren que los contratos con el Departamento de Defensa pueden ser, al menos por una década, un mercado más grande y accesible que el del taxi aéreo urbano, sujeto a regulaciones aún difusas. Para el inversor, esto reconfigura el caso de inversión: menos “app para ir a los Hamptons” y más infraestructura dual uso (civil–militar), con riesgos tecnológicos elevados, pero también con flujos de caja potencialmente más visibles vía contratos gubernamentales.

Commodities y criptomonedas

Energía

El petróleo WTI cerró la semana en torno a los 60 dólares por barril. La comparación con el cierre del viernes anterior apunta a una variación cercana al 1 %, tras una serie de sesiones marcadas por oscilaciones diarias fuertes, pero con un saldo final relativamente acotado.

Los movimientos responden a tres fuerzas principales: la incertidumbre sobre el crecimiento global, la percepción de que la oferta está razonablemente bien abastecida, y el papel creciente del gas natural licuado y las energías renovables en la matriz energética, que limitan el potencial de subas sostenidas.

Metales

El oro se movió al alza durante la semana, avanzando alrededor del 1,04 % y cerrando el viernes en torno a los USD 4.052 por onza. El metal precioso volvió a actuar como amortiguador en un entorno de elevada volatilidad, beneficiándose de la búsqueda puntual de refugio tras el “jueves negro” y de expectativas algo más moderadas sobre las próximas decisiones de política monetaria. Aunque el rango operativo se mantuvo acotado —entre USD 4.000 y USD 4.100—, el sesgo técnico de corto plazo permanece firmemente positivo. Metales industriales como el cobre y la plata acompañaron con descensos moderados, en línea con los temores sobre la actividad manufacturera y la construcción a nivel global.

Criptomonedas

Las criptomonedas vivieron una semana dura:

  • Bitcoin cayó desde niveles en torno a 102.000 dólares a una zona próxima a los 94.500 dólares, lo que supone una baja de alrededor del 7–8 % en la semana y su nivel más bajo en seis meses.
  • Ethereum acompañó el movimiento con un descenso similar, desde unos 3.400 dólares hasta alrededor de 3.100 dólares, es decir, una caída de cerca del 8–9 % semanal.

La corrección se sintió también en activos vinculados, como MicroStrategy o algunas mineras de Bitcoin, que registraron descensos de varios puntos porcentuales diarios. Para el inversor, el mensaje es claro: la narrativa de Bitcoin como “oro 2.0” convive con una volatilidad estructural muy superior y una sensibilidad extrema al apetito de riesgo global.

Conclusión

Aunque el jueves expuso las vulnerabilidades de un mercado muy apoyado en expectativas de recortes de tasas, la reacción del viernes sugiere que, al menos por ahora, la narrativa de fondo sigue intacta y los inversores continúan comprando las caídas con rapidez. Así, la semana pasada se parece menos a un clímax y más a un punto de inflexión silencioso. Los índices apenas se mueven, pero bajo la superficie cambian cosas importantes:

  • La narrativa de la IA como motor infalible de beneficios se enfrenta ahora a preguntas incómodas sobre contabilidad, sostenibilidad de la inversión en data centers y excesiva dependencia de unos pocos nombres.
  • La política económica estadounidense deja, por el shutdown, un vacío de datos que obliga a la Fed a decidir con más incertidumbre que de costumbre.
  • El consumidor muestra señales claras de fatiga y pesimismo, incluso con el mercado laboral todavía razonablemente sólido en términos agregados.
  • Y los flujos hacia activos reales (oro, defensa, infraestructuras críticas) sugieren que los inversores comienzan a buscar refugios sofisticados más allá del simple “cash”.

La batalla entre Wall Street y los datos, entre la historia que se cuenta y la realidad que muestran los balances, está lejos de resolverse. Pero semanas como esta, de movimiento moderado y señales mixtas, suelen ser las más valiosas para ajustar brújula antes de los grandes giros.

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