Xerox, una historia con final cantado

Xerox afirmaba (19-4)que avanzaban sus negociaciones con 57 bancos acreedores. Pero en un comunicado a la SEC, había admitido que su propia viabilidad peligraría si no pudiese refinanciar los US$ 7.000 millones, que vencen en octubre. >

23 abril, 2002

Algunos observadores creían, para entonces, que se acercaba el desenlace de una historia últimamente muy común en el mundo empresario estadounidense.

Poco antes, el 12, la Securities & Exchange Commission (SEC, comisión de bolsas y valores) radicaba una demanda civil en el fuero federal contra Xerox. De acuerdo con la entidad reguladora, directivos y ejecutivos de la empresa –cuyas remuneraciones dependen de cumplir determinadas metas-, habían “orquestado una amplia maniobra contable para defraudar a accionistas e inversores inflando ingresos en US$ 1.500 millones durante cuatro ejercicios fiscales”.

En una estrategia muy bien armada, la SEC inició el litigio inmediatamente después de aceptar un arreglo con Xerox (firmado el 4 de abril), que no le exigía a la empresa declararse culpable ni inocente. A cambio, pagaría una multa de US$ 10 millones, la mayor que se recuerda en casos de fraude contable. La empresa también debía ajustar los estados financieros de los ejercicios cuestionados y someter a la SEC un informe sobre sus propios contralores internos.

La pena fue tan alta en parte para “sancionar a la firma por su reticencia a cooperar en la investigación, actitud que mantuvo dos años”, explicó Paul R. Berger, codirector de la división ejecutiva de la SEC.

Algunos observadores creían, para entonces, que se acercaba el desenlace de una historia últimamente muy común en el mundo empresario estadounidense.

Poco antes, el 12, la Securities & Exchange Commission (SEC, comisión de bolsas y valores) radicaba una demanda civil en el fuero federal contra Xerox. De acuerdo con la entidad reguladora, directivos y ejecutivos de la empresa –cuyas remuneraciones dependen de cumplir determinadas metas-, habían “orquestado una amplia maniobra contable para defraudar a accionistas e inversores inflando ingresos en US$ 1.500 millones durante cuatro ejercicios fiscales”.

En una estrategia muy bien armada, la SEC inició el litigio inmediatamente después de aceptar un arreglo con Xerox (firmado el 4 de abril), que no le exigía a la empresa declararse culpable ni inocente. A cambio, pagaría una multa de US$ 10 millones, la mayor que se recuerda en casos de fraude contable. La empresa también debía ajustar los estados financieros de los ejercicios cuestionados y someter a la SEC un informe sobre sus propios contralores internos.

La pena fue tan alta en parte para “sancionar a la firma por su reticencia a cooperar en la investigación, actitud que mantuvo dos años”, explicó Paul R. Berger, codirector de la división ejecutiva de la SEC.

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