Wall Street journal y sus aprensiones respecto de Rupert Murdoch

Al día siguiente de reunirse cuatro horas miembros del clan Bancroft con Murdoch, el mayor periódico económico del mundo ventiló serias dudas sobre las intenciones del magnate. Lo hizo vía un largo, escéptico artículo de fondo.

5 junio, 2007

“Un interrogante clave es si se mantendrá la independencia editorial, al margen de los negocios y los intereses políticos de Rupert Murdoch”. Como se sabe, este ultraconservador australiano nacionalizado estadounidense .justamente, para controlar medios norteamericanos- suele “imponer sus opiniones y móviles económicos en las páginas informativas”. ¿Qué había sucedido? Simple: de la noche a la mañana, parte de la familia decidió discutir la oferta con Murdoch.

Desde conocerse la propuesta de US$ 5.000 millones hecha por News Corporation para quedarse con Dow Jones & Co., la sociedad que edita el WSJ, “algunos Bancroft se han mostrado escépticos sobre la promesa de Murdoch en cuanto a preservar objetividad del periódico. Otro accionista relevante, James Ottaway, ha sido duro en declaraciones públicas sobre el magnate”, recuerda el equipo de articulistas. El título mismo de la pieza es claro: “En el imperio de Murdoch, los limites entre noticias y negocios son difusos”. Lo mismo podría decirse de casi toda la prensa latinoamericana y asiática.

Entretanto, el sindicato independiente del personal editorial, que representa unos dos mil empleados de la firma Dow Jones y, por ende, del WSJ, contrató a una consultoría especializada para “estudiar opciones a la oferta de News Corp.” La propia carrera empresaria y política del australiano resultan inquietantes. Nacido en 1931, en 1952 hereda el “Adelaide news” y el “Adelaide Sunday mail”, ambos en Australia meridional. Tras tomar el “Daily mirror” (Sidney) en 1960, lanza en 1964 el primer diario nacional, “The Australian”.

En 1969, se adelanta a Robert Maxwell –otro personaje inquietante- y adquiere “News of the world” y el “Sun”. Cuatro años más tarde, entra en Estados Unidos tomando el “San Antonio express” y el “San Antonio news”. En 1976 compra el “New York post” por US$ 30 millones y, en 1981, da un golpe: absorbe la dupla londinense “The times/Sunday times”. A los cuatro años toma la mitad de Twentieth century Fox y siete canales de Metromedia, para lo cual debe naturalizarse norteamericano.

En 1986 lanza Fox TV, más tarde vocero informal de George W.Bush y sus guerras en Irak y Afganistán. Ese mismo año abre una imprenta para unificar sus títulos británicos y echa una gran cantidad de gráficos. Al año siguiente adquiere “South China morning post” y “Herald & weekly times”, un grupo que fuera otrora propiedad de su padre. Después se desprende del “NY post” para cazar “TV guide” por US$ 2.800 millones, funda Sky TV en Gran Bretaña y, en 1990, News Corp. casi cae por el peso de sus deudas.

Recompra el “NY post” (1993). En 1998, le prohíbe a HarperCollins (editorial que controla) publicar las memorias de Christopher Patterson, último gobernador británico de Hongkong. El ex funcionario criticaba duramente al gobierno chino, con el cual Murdoch hacía buenos negocios. En 2003, adquiere 34% y el control gerencial de DirecTV, pero en 2006 le vende una parte a Liberty Media.

Durante esa trayectoria, sostiene el WSJ, News Corp. “ha cruzado fronteras existentes en muchas empresas de medios estadounidenses. Éstas distinguen entre negocios o intereses políticos y noticias”. Las obsesiones de Murdoch lo han llevado a construir un imperio con más de cien periódicos en varios países. Al cierre del ejercicio 2005/6 (junio del año pasado), facturaba US$ 28.000 millones y ganaba 3.380 millones netos. Pero los medios gráficos representan apenas 14%.

Ahora bien ¿que puede decirse de este “Wall Street journal” que se rasga las vestiduras y con razón? Por ejemplo, que a menudo sus redactores con firma hacen propaganda de ciertas grande compañías, apoyan –hasta que es tarde-manías especulativas como la burbuja puntocom en 1997/2000, los fondos de cubertura (derivativos) o las compras apalancadas en boga.

En Brasil, pocos olvidan los ataques casi personales contra Luiz Inácio da Silva cuando se postulaba para presidente, reiterados por corresponsales desaprensivos en la campaña de reelección. También está la acción psicológica contra Argentina durante el canje de deuda externa y en virtual alianza con el “Financial times”, su rival en otros aspectos. Cabe preguntarse, como hacen dos diarios franceses, cuál sería la actitud de esos periodistas independientes si Murdoch fuese dueño de Goldman Sachs, Merrill Lynch o algún otro intermediario de Wall Street, a los cuales el WSJ es casi incondicional.

“Un interrogante clave es si se mantendrá la independencia editorial, al margen de los negocios y los intereses políticos de Rupert Murdoch”. Como se sabe, este ultraconservador australiano nacionalizado estadounidense .justamente, para controlar medios norteamericanos- suele “imponer sus opiniones y móviles económicos en las páginas informativas”. ¿Qué había sucedido? Simple: de la noche a la mañana, parte de la familia decidió discutir la oferta con Murdoch.

Desde conocerse la propuesta de US$ 5.000 millones hecha por News Corporation para quedarse con Dow Jones & Co., la sociedad que edita el WSJ, “algunos Bancroft se han mostrado escépticos sobre la promesa de Murdoch en cuanto a preservar objetividad del periódico. Otro accionista relevante, James Ottaway, ha sido duro en declaraciones públicas sobre el magnate”, recuerda el equipo de articulistas. El título mismo de la pieza es claro: “En el imperio de Murdoch, los limites entre noticias y negocios son difusos”. Lo mismo podría decirse de casi toda la prensa latinoamericana y asiática.

Entretanto, el sindicato independiente del personal editorial, que representa unos dos mil empleados de la firma Dow Jones y, por ende, del WSJ, contrató a una consultoría especializada para “estudiar opciones a la oferta de News Corp.” La propia carrera empresaria y política del australiano resultan inquietantes. Nacido en 1931, en 1952 hereda el “Adelaide news” y el “Adelaide Sunday mail”, ambos en Australia meridional. Tras tomar el “Daily mirror” (Sidney) en 1960, lanza en 1964 el primer diario nacional, “The Australian”.

En 1969, se adelanta a Robert Maxwell –otro personaje inquietante- y adquiere “News of the world” y el “Sun”. Cuatro años más tarde, entra en Estados Unidos tomando el “San Antonio express” y el “San Antonio news”. En 1976 compra el “New York post” por US$ 30 millones y, en 1981, da un golpe: absorbe la dupla londinense “The times/Sunday times”. A los cuatro años toma la mitad de Twentieth century Fox y siete canales de Metromedia, para lo cual debe naturalizarse norteamericano.

En 1986 lanza Fox TV, más tarde vocero informal de George W.Bush y sus guerras en Irak y Afganistán. Ese mismo año abre una imprenta para unificar sus títulos británicos y echa una gran cantidad de gráficos. Al año siguiente adquiere “South China morning post” y “Herald & weekly times”, un grupo que fuera otrora propiedad de su padre. Después se desprende del “NY post” para cazar “TV guide” por US$ 2.800 millones, funda Sky TV en Gran Bretaña y, en 1990, News Corp. casi cae por el peso de sus deudas.

Recompra el “NY post” (1993). En 1998, le prohíbe a HarperCollins (editorial que controla) publicar las memorias de Christopher Patterson, último gobernador británico de Hongkong. El ex funcionario criticaba duramente al gobierno chino, con el cual Murdoch hacía buenos negocios. En 2003, adquiere 34% y el control gerencial de DirecTV, pero en 2006 le vende una parte a Liberty Media.

Durante esa trayectoria, sostiene el WSJ, News Corp. “ha cruzado fronteras existentes en muchas empresas de medios estadounidenses. Éstas distinguen entre negocios o intereses políticos y noticias”. Las obsesiones de Murdoch lo han llevado a construir un imperio con más de cien periódicos en varios países. Al cierre del ejercicio 2005/6 (junio del año pasado), facturaba US$ 28.000 millones y ganaba 3.380 millones netos. Pero los medios gráficos representan apenas 14%.

Ahora bien ¿que puede decirse de este “Wall Street journal” que se rasga las vestiduras y con razón? Por ejemplo, que a menudo sus redactores con firma hacen propaganda de ciertas grande compañías, apoyan –hasta que es tarde-manías especulativas como la burbuja puntocom en 1997/2000, los fondos de cubertura (derivativos) o las compras apalancadas en boga.

En Brasil, pocos olvidan los ataques casi personales contra Luiz Inácio da Silva cuando se postulaba para presidente, reiterados por corresponsales desaprensivos en la campaña de reelección. También está la acción psicológica contra Argentina durante el canje de deuda externa y en virtual alianza con el “Financial times”, su rival en otros aspectos. Cabe preguntarse, como hacen dos diarios franceses, cuál sería la actitud de esos periodistas independientes si Murdoch fuese dueño de Goldman Sachs, Merrill Lynch o algún otro intermediario de Wall Street, a los cuales el WSJ es casi incondicional.

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