Wal-Mart Stores y resarcimientos por US$ 172 millones

La justicia le hizo un desagradable presente navideño a Wal-Mart. Entretanto, la mayor cadena minorista del mundo afronta cuarenta causas colectivas, radicadas por centenares de trabajadores y empleados.

26 diciembre, 2005

En este caso, la justicia norteamericana dictaminó que la empresa deberá resarcir a 116.000 dependientes y ex dependientes, a razón de US$ 1.500 cada uno, por no haberles reconocido nunca una pausa de media hora para el refrigerio. El total, US$ 172 millones, es superior a las “pérdidas presuntas” que ese intervalo podría haberle ocasionado a la firma, cuya política laboral es “tan antediluviana como contraproducente”, según el tribunal californiano que hizo lugar a la demanda colectiva.

Poco antes del veredicto y tras sacar del medio a algunos ejecutivos de “recursos humanos”, la compañía había ofrecido “aplicar la pausa en forma gradual”. Los abogados sindicales de comercio lo tomaron como una humorada. Entretanto, el gremio desataba una campaña en medios y vía pública: “¿Dónde comprar regalos? No en Wal-Mart, claro” era el lema.

“Éstas son señales de alarma para la sociedad estadounidense y un inquietante precedente para Wal-Mart, su cabildeo en Washington y el negocio en general”. Así cree Harley Shalken, profesor de derecho laboral en la universidad de California (Berkeley). Sucede que, en 2004, la firma había evitado un proceso similar en Colorado, indemnizando por su cuenta al personal en US$ 50 millones. En otras palabras, “su obstinación le cuesta ya US$ 222 millones en menos de un bienio. Aparte del deterioro de una imagen ya poco simpática”.

En términos económicos, ni la pausa del refrigerio ni las sentencias adversas significan gran cosa. Wal-Mart factura anualmente casi US$ 245.000 millones (más o menos, el producto bruto interno suizo). Cada semana, alrededor de 138 millones de personas visitan sus 3.340 locales en Estados Unidos. En el exterior, salvo pocas excepciones (Méjico y Canadá son las principales), la empresa y su modelo no han echado raíces.

El total de empleados orilla 1.400.000. En promedio cobran US$ 14.000 anuales (269,24 por semana), contra 18.000 de sus competidores. Pero, según la secretaría federal de Trabajo, el ingreso de una familia tipo no puede bajar de US$ 15.000 anuales sin quebrar la línea de pobreza (al sur del río Bravo, los salarios son muy inferiores). Eso y una agresiva política de abastecimientos explican que los precios en Wal-Mart sean hasta 15% menores que los de sus rivales.

En este caso, la justicia norteamericana dictaminó que la empresa deberá resarcir a 116.000 dependientes y ex dependientes, a razón de US$ 1.500 cada uno, por no haberles reconocido nunca una pausa de media hora para el refrigerio. El total, US$ 172 millones, es superior a las “pérdidas presuntas” que ese intervalo podría haberle ocasionado a la firma, cuya política laboral es “tan antediluviana como contraproducente”, según el tribunal californiano que hizo lugar a la demanda colectiva.

Poco antes del veredicto y tras sacar del medio a algunos ejecutivos de “recursos humanos”, la compañía había ofrecido “aplicar la pausa en forma gradual”. Los abogados sindicales de comercio lo tomaron como una humorada. Entretanto, el gremio desataba una campaña en medios y vía pública: “¿Dónde comprar regalos? No en Wal-Mart, claro” era el lema.

“Éstas son señales de alarma para la sociedad estadounidense y un inquietante precedente para Wal-Mart, su cabildeo en Washington y el negocio en general”. Así cree Harley Shalken, profesor de derecho laboral en la universidad de California (Berkeley). Sucede que, en 2004, la firma había evitado un proceso similar en Colorado, indemnizando por su cuenta al personal en US$ 50 millones. En otras palabras, “su obstinación le cuesta ya US$ 222 millones en menos de un bienio. Aparte del deterioro de una imagen ya poco simpática”.

En términos económicos, ni la pausa del refrigerio ni las sentencias adversas significan gran cosa. Wal-Mart factura anualmente casi US$ 245.000 millones (más o menos, el producto bruto interno suizo). Cada semana, alrededor de 138 millones de personas visitan sus 3.340 locales en Estados Unidos. En el exterior, salvo pocas excepciones (Méjico y Canadá son las principales), la empresa y su modelo no han echado raíces.

El total de empleados orilla 1.400.000. En promedio cobran US$ 14.000 anuales (269,24 por semana), contra 18.000 de sus competidores. Pero, según la secretaría federal de Trabajo, el ingreso de una familia tipo no puede bajar de US$ 15.000 anuales sin quebrar la línea de pobreza (al sur del río Bravo, los salarios son muy inferiores). Eso y una agresiva política de abastecimientos explican que los precios en Wal-Mart sean hasta 15% menores que los de sus rivales.

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