US$ 12.000 millones en farmoquímicos
Dos docenas de personas esperan cada lunes a Pandit L.Tiwari en el hospital de Bombay, India. Pero no son pacientes sino visitadores médicos: su objeto es que el prestigioso cardiólogo recete sus marcas. Esto muestra el auge del negocio en el país.
27 agosto, 2011
<p>Las ventas de farmoquímicos en el subcontinente vienen subiendo desde 2005 a razón de 14% anual acumulativo. Su motor es el aumento de ingresos individuales, amén del auge de cardiopatías, diabetes y tumores. El gobierno federal y los provinciales prohíben publicitar especialidades bajo receta. Por ende, gigantes como GlaxoSmithKline (Gran Bretaña) o Pfizer (Estados Unidos y primero del mundo en tamaño) despliegan 100.000 visitadores este año y proyectan triplicarlos hacia 2020. <br />
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Por cierto, US$ 12.000 millones anuales de facturación son un incentivo irresistible y explican el molesto asedio sobre los especialistas que recetan fármacos complejos y de alto precio. <br />
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Naturalmente, los diez mayores laboratorios autóctonos, con Ranbaxy, Cipla y Dr.Reddy’s al frente, incrementaron a más de seis mil su fuerza combinada de promoción (no son vendedores sino agentes de propaganda médica). Esto sólo en el ejercicio contable 2010/11, que cerró el 31 de marzo.<br />
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Las cifras reflejan una peculiaridad india: la sobreabundancia de oferta. Existían a fines de 2009 unas 92.000 marcas registradas en el vademécum nacional. Cabe señalar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene en lista sólo 340 específicos esenciales y drogas básicas.<br />
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“La cantidad de marcas indias representa por lo menos treinta veces las de Estados Unidos o Europa occidental”, revela Chandra M.Gulhatí. Se trata de quien publica la edición local de la enciclopedia médica internacional (MIMS en inglés). Por supuesto, casi 90% de las recetas corresponde a genéricos, o sea medicamentos cuyas patentes exclusivas han vencido. En India, pues, abundan los “genéricos de marca”. <br />
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Por ejemplo, Zocor –anticolesterólico de Merck- se comercia como Simvatin (Randaxy), Simcard (Cipla) y Starstat (Lupin). De acuerdo con MIMS, los precios pueden variar hasta 75% para arriba o abajo en el formato de diez cápsulas.<br />
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El problema, común en muchos países, es que los médicos suelen recetar por marca, no por droga o compuesto. A su vez –como en Argentina-, las farmacias tienen estrictamente prohibido sustituir un genérico por otro, aunque cueste menos. Por tanto, el visitador médico incentiva (no siempre por buenos motivos) a que los profesionales receten su marca. <br />
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Otro caso: hay no menos de 43 marcas de olmesartán, un antihipertensivo que Merck comercia como Olmighty (todopoderoso en inglés), GSK como Benitec y Pfizer como Targit. Esas farmoquímicas y sus versiones locales compiten en un mercado que alcanza US$ 1.400 millones anuales. Así señala la All-India Organization of Chemists and Druggists, vale decir la organización panindia de farmacéuticos.<br />
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En síntesis, la competencia y los controles oficiales de precios han convertido a India en uno de los mercados más baratos del planeta. Por ejemplo, diez cápsulas del antibiótico ciprofloxacín –que Bayer vendió durante años como Cipro-, cayeron 15% en el decenio 1996/2005.</p>
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