Unilever cambia de planes y desembarca un copresidente
El conglomerado holandés de artículos para consumo final afronta malos resultados en sus principales marcas. Por ende, cambia de planes, reduce metas de crecimiento y se desprende de un alto ejecutivo.
Parece un calco de lo ocurrido con Procter & Gamble, clásico rival
transatlántico de Unilever: desempeño negativo, metas más
modestas y reorganización en la cúpula. Víctima de todos
fue Niall FitzGerald, que se retirará antes de lo previsto.
Los resultados poco brillantes de 2003 -en un grupo con marcas como Lipton
o Dove- obligaron a modificar el programa de 2004 en materia de productos, operaciones,
marketing y publicidad. En lo tocante a metas de crecimiento, han sido reducidas
por quinto año consecutivo. Ahora, ya no se trata de satisfacer al cliente,
usuario o consumidor, sino de generar dividendos para los accionistas.
Sorprendió el anuncio sobre FitzGerald, que abandona ya responsabilidades
directas y deja la empresa en septiembre, para retirarse a los 59 años.
Este ejecutivo ha manejado las mayores adquisiciones de la compañía
en los últimos años.
Clave en la expansión del grupo en alimentos y bebidas, dentro de Estados
Unidos, no debiera jubilarse hasta cumplir 62 años y se esperaba que
siguiera en el cargo hasta terminar 2005. Aparte, FitzGerald tiene 37 años
en la empresa -ocho de ellos en el directorio- y era uno de los directivos más
influyentes de la Unión Europea.
Lo sucede Patrick Cescau, hoy director del departamento alimentos, que acompañará
al otro copresidente, Anthony Burgmans. Algunos observadores creen que éste
continúa porque, como norma, Univeler jamás cambia ambos copresidentes
al mismo tiempo.
En realidad, los dos comparten responsabilidades por los problemas de 2003,
cuando volvieron a incumplirse objetivos de ventas. Globalmente, Univeler sigue
a la suiza Nestlé y a la norteamericana Kraft Foods en este sector. En
privado, FitzGerald se siente tratado injustamente: “Cumplimos once de
doce metas. No veo por qué hablan de fracaso”.
Parece un calco de lo ocurrido con Procter & Gamble, clásico rival
transatlántico de Unilever: desempeño negativo, metas más
modestas y reorganización en la cúpula. Víctima de todos
fue Niall FitzGerald, que se retirará antes de lo previsto.
Los resultados poco brillantes de 2003 -en un grupo con marcas como Lipton
o Dove- obligaron a modificar el programa de 2004 en materia de productos, operaciones,
marketing y publicidad. En lo tocante a metas de crecimiento, han sido reducidas
por quinto año consecutivo. Ahora, ya no se trata de satisfacer al cliente,
usuario o consumidor, sino de generar dividendos para los accionistas.
Sorprendió el anuncio sobre FitzGerald, que abandona ya responsabilidades
directas y deja la empresa en septiembre, para retirarse a los 59 años.
Este ejecutivo ha manejado las mayores adquisiciones de la compañía
en los últimos años.
Clave en la expansión del grupo en alimentos y bebidas, dentro de Estados
Unidos, no debiera jubilarse hasta cumplir 62 años y se esperaba que
siguiera en el cargo hasta terminar 2005. Aparte, FitzGerald tiene 37 años
en la empresa -ocho de ellos en el directorio- y era uno de los directivos más
influyentes de la Unión Europea.
Lo sucede Patrick Cescau, hoy director del departamento alimentos, que acompañará
al otro copresidente, Anthony Burgmans. Algunos observadores creen que éste
continúa porque, como norma, Univeler jamás cambia ambos copresidentes
al mismo tiempo.
En realidad, los dos comparten responsabilidades por los problemas de 2003,
cuando volvieron a incumplirse objetivos de ventas. Globalmente, Univeler sigue
a la suiza Nestlé y a la norteamericana Kraft Foods en este sector. En
privado, FitzGerald se siente tratado injustamente: “Cumplimos once de
doce metas. No veo por qué hablan de fracaso”.
