Tercerización: forma rápida de bajar costos salariales drásticamente

En febrero, la prestamista en línea E-Loan quería ofrecer créditos más rápidos e inició un programa en India. Desde entonces, 87% de las cuentas se procesa en Bangalur. La compañía, feliz: ha abaratado apreciablemente la mano de obra.

19 agosto, 2004

En verdad, miles de bancos, fondos mutuales, aseguradoras, inversoras y emisoras de tarjetas –casi todas, residentes en Estados Unidos- vienen “exportando” operaciones de todo tipo. Deloitte Research encuestó –durante 2003 y parte de 2004- 43 entidades financieras de siete países, incluyendo trece de las veinticinco líderes en capitalización bursátil, a ambas orillas del Atlántico norte. Todas habían aumentado la tercerización de servicios en el exterior de sus jurisdicciones.

El estudio, muy sesgado en favor de esa opción, sostiene que casi 80% de esa “mudanza de trabajo” fue a India. La tendencia persiste, pese a la imagen negativa del sistema en EE.UU., sus efectos en la demanda laboral local y las críticas de la dirigencia política. Hasta ahora, la tecnología informática ha sido dominante en tercerización, pero se nota un avance de los sectores financiero, asegurador, hipotecario y contable.

Michael Haney, ejecutivo de Celent Communications –una consultora laboral, en realidad-, señala que “con profesionales, graduados y funcionarios que hablan inglés, India es una perfecta bolsa de trabajo, cuya mano de obra es tan abundante como barata”. Haney estima que, potencialmente, 2.300.000 puestos laborales norteamericanos se perderán, en mediano plazo, vía tercerización en actividades como banca y valores.

Girish Paranjpe, presidente de Wipro –una importante tercerizadora hindú-,
cree que “la demanda reprimida, recientes cambios regulatorios y las exigencias de mejoras tecnológicas obligan al sector financiero global a enfocarse en la tercerización”.

Varios análisis coinciden en que ha habido cambios inesperados, desde que Citigroup (pionero en “outsourcing”) se instalara hace veinte años en India. Hoy, las ventajas en costos predominan. De acuerdo con Celent, en 2003 un licenciado empleado en un banco o una financiera de ese país ganaba 14% (poco más de un séptimo) de lo que ganaba su equivalente en Estados Unidos.

En TI, la relación bajaba a 13%, poco menos de un octavo. En centros de llamados –típicos reductos de gleba-, atención al cliente y telemarketing, el personal ganaba apenas 7% de su contraparte norteamericana. En India, el costo de vida es 70% más barato que en EE.UU., pero se gana de 86 a 93% menos; por lo cual un sueldo indio compra muchísimo menos que uno norteamericano.

Varios expertos en tercerización sostienen que, con China, India, Vietnam, la ex Unión Soviética y otros adhiriendo a diversas formas de capitalismo y apertura de mercados, hay 2.500 millones de personas dispuestas a trabajar por pagas equivalentes a 5, 10 o 15% de la norteamericana. “Nunca en la historia ha habido semejante brecha”, se entusiasma Mark Gottfredson, de la consultora laboral Bain & Co. “Operan poderosas fuerzas, que obligan a las empresas a reconsiderar estrategias de tercerización a lo largo de toda la cadena de valor agregado”. En otras palabras, el abaratamiento de mano de obra no tiene límites.

Un trabajo de la National Association of Software & Services (India) calcula que el sector financiero estadounidense –banca, crédito y seguros- se ha ahorrado US$ 6.000 millones en salarios, en el cuadrienio 2000-3, tercerizando trabajos y funciones en India. Pero la mano de obra no es el único incentivo: muchas instituciones financieras globalizadas mudan puestos laborales para diluir riesgos y ofrecer servicios las 24 horas.

Deloitte pronostica que, hacia 2010, los cien mayores conglomerados financieros del mundo habrán tercerizado, fuera de sus países originales, US$ 400.000 millones en componentes laborales y estarán ahorrándose 150.000 millones anuales. Por ende, para entonces más de 20% de los costos básicos de esos servicios habrán ido al exterior y serán, en total, 4% inferiores a los imperantes antes de la tercerización.

Pero, entretanto, la persistente demanda de personal especializado presiona en favor de subir salarios. Dirigentes sindicales, políticos y legisladores presionan –en India y otros países- para achicar la desmesurada brecha respecto de EE.UU. o, por lo menos, Japón. Las tercerizadoras son más exigidas pero, por ahora –dice Haney- no hay señales de alarma. Si India puede generar continuamente mano de obra más barata y menos educada, la amplia brecha salarial seguirá manteniéndose”.

En verdad, miles de bancos, fondos mutuales, aseguradoras, inversoras y emisoras de tarjetas –casi todas, residentes en Estados Unidos- vienen “exportando” operaciones de todo tipo. Deloitte Research encuestó –durante 2003 y parte de 2004- 43 entidades financieras de siete países, incluyendo trece de las veinticinco líderes en capitalización bursátil, a ambas orillas del Atlántico norte. Todas habían aumentado la tercerización de servicios en el exterior de sus jurisdicciones.

El estudio, muy sesgado en favor de esa opción, sostiene que casi 80% de esa “mudanza de trabajo” fue a India. La tendencia persiste, pese a la imagen negativa del sistema en EE.UU., sus efectos en la demanda laboral local y las críticas de la dirigencia política. Hasta ahora, la tecnología informática ha sido dominante en tercerización, pero se nota un avance de los sectores financiero, asegurador, hipotecario y contable.

Michael Haney, ejecutivo de Celent Communications –una consultora laboral, en realidad-, señala que “con profesionales, graduados y funcionarios que hablan inglés, India es una perfecta bolsa de trabajo, cuya mano de obra es tan abundante como barata”. Haney estima que, potencialmente, 2.300.000 puestos laborales norteamericanos se perderán, en mediano plazo, vía tercerización en actividades como banca y valores.

Girish Paranjpe, presidente de Wipro –una importante tercerizadora hindú-,
cree que “la demanda reprimida, recientes cambios regulatorios y las exigencias de mejoras tecnológicas obligan al sector financiero global a enfocarse en la tercerización”.

Varios análisis coinciden en que ha habido cambios inesperados, desde que Citigroup (pionero en “outsourcing”) se instalara hace veinte años en India. Hoy, las ventajas en costos predominan. De acuerdo con Celent, en 2003 un licenciado empleado en un banco o una financiera de ese país ganaba 14% (poco más de un séptimo) de lo que ganaba su equivalente en Estados Unidos.

En TI, la relación bajaba a 13%, poco menos de un octavo. En centros de llamados –típicos reductos de gleba-, atención al cliente y telemarketing, el personal ganaba apenas 7% de su contraparte norteamericana. En India, el costo de vida es 70% más barato que en EE.UU., pero se gana de 86 a 93% menos; por lo cual un sueldo indio compra muchísimo menos que uno norteamericano.

Varios expertos en tercerización sostienen que, con China, India, Vietnam, la ex Unión Soviética y otros adhiriendo a diversas formas de capitalismo y apertura de mercados, hay 2.500 millones de personas dispuestas a trabajar por pagas equivalentes a 5, 10 o 15% de la norteamericana. “Nunca en la historia ha habido semejante brecha”, se entusiasma Mark Gottfredson, de la consultora laboral Bain & Co. “Operan poderosas fuerzas, que obligan a las empresas a reconsiderar estrategias de tercerización a lo largo de toda la cadena de valor agregado”. En otras palabras, el abaratamiento de mano de obra no tiene límites.

Un trabajo de la National Association of Software & Services (India) calcula que el sector financiero estadounidense –banca, crédito y seguros- se ha ahorrado US$ 6.000 millones en salarios, en el cuadrienio 2000-3, tercerizando trabajos y funciones en India. Pero la mano de obra no es el único incentivo: muchas instituciones financieras globalizadas mudan puestos laborales para diluir riesgos y ofrecer servicios las 24 horas.

Deloitte pronostica que, hacia 2010, los cien mayores conglomerados financieros del mundo habrán tercerizado, fuera de sus países originales, US$ 400.000 millones en componentes laborales y estarán ahorrándose 150.000 millones anuales. Por ende, para entonces más de 20% de los costos básicos de esos servicios habrán ido al exterior y serán, en total, 4% inferiores a los imperantes antes de la tercerización.

Pero, entretanto, la persistente demanda de personal especializado presiona en favor de subir salarios. Dirigentes sindicales, políticos y legisladores presionan –en India y otros países- para achicar la desmesurada brecha respecto de EE.UU. o, por lo menos, Japón. Las tercerizadoras son más exigidas pero, por ahora –dice Haney- no hay señales de alarma. Si India puede generar continuamente mano de obra más barata y menos educada, la amplia brecha salarial seguirá manteniéndose”.

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