Suspenden inversiones en Brasil por la crisis energética

Enron no construirá las dos centrales hidroeléctricas hasta tanto Brasil no fije reglas claras para el sector. Aes, que planeaba invertir US$ 2.000 millones, anunció lo propio la semana pasada.

16 mayo, 2001

Preocupados, porque la crisis energética en Brasil no permite regulaciones claras para el sector, los directivos de la multinacional estadounidense Enron decidieron pasar a un cuarto intermedio sus planes de inversión en ese país.

La suspensión temporal de los US$ 600 millones que la empresa iba a desembolsar responde según ellos, a “la incertidumbre que reina en Brasil por el racionamiento energético anunciado por el gobierno” y a la falta de regulaciones claras.

La semana pasada la multinacional AES había hecho un anuncio similar, aunque en aquel caso el monto era de US$ 2.000 millones.

Se sabe que a partir de junio, y por lo menos hasta fin de año, el gobierno brasileño llevará adelante un plan para reducir considerablemente el consumo de energía eléctrica en ese país.

El problema se originó cuando las autoridades de Brasil notaron que el crecimiento del consumo de energía crecía a un ritmo de 4,5% anual, superando holgadamente la capacidad de producción del país.

A raíz de esto, se decidió diseñar un plan que redujera al menos 20% el volumen de energía requerido o, de lo contrario, hacer frente a una crisis sin precedentes en el sector.

En Brasil, 88% de lo que se genera de energía proviene de las centrales hidroeléctricas, sin embargo, la temporada sin lluvias las llevó a producir a sólo 30% de su capacidad.

Y el racionamiento previsto para paliar este déficit podría generar una reducción de entre 20% y 30% en las ganancias de las empresas.

Tanto Enron como AES manifestaron en este contexto, que no pueden asegurar inversiones si ni siquiera se sabe cual será el precio que el gobierno brasileño cobrará a las empresas por el gas que traerá de Bolivia para alimentar las centrales.

La incertidumbre tiene una explicación, y es que el precio del gas a nivel internacional se fija en dólares y la constante depreciación del real (la moneda brasileña) genera un desfavorable desequilibrio para las empresas compradoras.

El gobierno había anunciado un plan para construir 49 centrales de energía este año, y las dos que por ahora no construirá Enron y las cuatro que podría llegar a levantar Aes, formaban parte de ese paquete.

Quizás más compleja es la situación para las siderúrgicas que operan en Brasil, ya que al sector puede costarle alrededor de US$ 890 millones el racionamiento energético de 20% en el país.

Voceros del sector de la industria siderúrgica brasileña explicaron de todos modos que las proyecciones que hablan de que el país necesita de una baja de 20% en el consumo de energía son “optimistas”, y que “en realidad, se teme que la reducción deba ser mayor”.

Las pérdidas se calculan entorno a los US$ 850 millones, lo que equivale a detener las actividades de Belgo-Mineira, la segunda productora de acero de América latina, durante un año, comparó un diario económico local.

Los expertos aseguran que la reducción energética también redundará en una baja de 1,5% en el PBI de Brasil, y una caída de US$ 421 millones de dólares en las exportaciones de acero este año, lo que representa casi la cuarta parte del total de las exportaciones brasileñas.

Preocupados, porque la crisis energética en Brasil no permite regulaciones claras para el sector, los directivos de la multinacional estadounidense Enron decidieron pasar a un cuarto intermedio sus planes de inversión en ese país.

La suspensión temporal de los US$ 600 millones que la empresa iba a desembolsar responde según ellos, a “la incertidumbre que reina en Brasil por el racionamiento energético anunciado por el gobierno” y a la falta de regulaciones claras.

La semana pasada la multinacional AES había hecho un anuncio similar, aunque en aquel caso el monto era de US$ 2.000 millones.

Se sabe que a partir de junio, y por lo menos hasta fin de año, el gobierno brasileño llevará adelante un plan para reducir considerablemente el consumo de energía eléctrica en ese país.

El problema se originó cuando las autoridades de Brasil notaron que el crecimiento del consumo de energía crecía a un ritmo de 4,5% anual, superando holgadamente la capacidad de producción del país.

A raíz de esto, se decidió diseñar un plan que redujera al menos 20% el volumen de energía requerido o, de lo contrario, hacer frente a una crisis sin precedentes en el sector.

En Brasil, 88% de lo que se genera de energía proviene de las centrales hidroeléctricas, sin embargo, la temporada sin lluvias las llevó a producir a sólo 30% de su capacidad.

Y el racionamiento previsto para paliar este déficit podría generar una reducción de entre 20% y 30% en las ganancias de las empresas.

Tanto Enron como AES manifestaron en este contexto, que no pueden asegurar inversiones si ni siquiera se sabe cual será el precio que el gobierno brasileño cobrará a las empresas por el gas que traerá de Bolivia para alimentar las centrales.

La incertidumbre tiene una explicación, y es que el precio del gas a nivel internacional se fija en dólares y la constante depreciación del real (la moneda brasileña) genera un desfavorable desequilibrio para las empresas compradoras.

El gobierno había anunciado un plan para construir 49 centrales de energía este año, y las dos que por ahora no construirá Enron y las cuatro que podría llegar a levantar Aes, formaban parte de ese paquete.

Quizás más compleja es la situación para las siderúrgicas que operan en Brasil, ya que al sector puede costarle alrededor de US$ 890 millones el racionamiento energético de 20% en el país.

Voceros del sector de la industria siderúrgica brasileña explicaron de todos modos que las proyecciones que hablan de que el país necesita de una baja de 20% en el consumo de energía son “optimistas”, y que “en realidad, se teme que la reducción deba ser mayor”.

Las pérdidas se calculan entorno a los US$ 850 millones, lo que equivale a detener las actividades de Belgo-Mineira, la segunda productora de acero de América latina, durante un año, comparó un diario económico local.

Los expertos aseguran que la reducción energética también redundará en una baja de 1,5% en el PBI de Brasil, y una caída de US$ 421 millones de dólares en las exportaciones de acero este año, lo que representa casi la cuarta parte del total de las exportaciones brasileñas.

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