Se perfila la reanudación de vuelos Concorde

A un año del accidente que causó 113 muertos, British Airways y Air France anunciaron que pretenden reanudar los vuelos comerciales en septiembre y octubre, respectivamente.

26 julio, 2001

(NA). – Un año después del accidente de un Concorde de Air France, luego de su despegue del aeropuerto de Roissy-Charles-de-Gaulle (norte de París), que causó 113 muertos, la investigación llega a su fin y se perfila una reanudación de sus vuelos comerciales para fin de año.

Antes del 15 de agosto, los industriales que explotan el Concorde –único aparato supersónico comercial en la historia de la aviación– entregarán a las autoridades británicas y francesas de aviación civil los expedientes de certificación de los 12 aparatos existentes, cuyos certificados de navigabilidad fueron suspendidos a mediados de agosto del 2000.

Durante una reunión del grupo de trabajo sobre el Concorde el lunes en Londres, las dos compañías aéreas que utilizan el aparato, British Airways (que posee 7) y Air France (5), dieron a conocer la fecha en la que pretenden reanudar los vuelos comerciales: septiembre y octubre, respectivamente.

Las autoridades de aviación civil de ambos países son soberanas. Decidirán en común si, y bajo qué condiciones, restablecerán los certificados de navegación del aparato supersónico.

Cada avión deberá ser modificado de acuerdo con estas consignas. Las autoridades volverán a validar luego, uno a uno, los certificados de las aeronaves.

Sin esperar la autorización oficial, tanto British Airways como Air France han realizado modificaciones en sus aparatos. Las más importantes tienen que ver con el fortalecimiento de los depósitos de combustible y el cambio de neumáticos por unos más resistentes.

Un Concorde de British Airways con estas transformaciones efectuó recientemente ensayos de velocidad supersónica.

El ministro de Transportes francés, Jean-Claude Gayssot, indicó el miércoles que los vuelos de Concorde, “sino los comerciales al menos los vuelos de resistencia, podrían reiniciarse
entre fines de agosto y septiembre”.

La Oficina de Investigación de Accidentes (OIA), encargada del peritaje técnico, confirmó el lunes su análisis de la catástrofe. Considerando que la investigación llega a su fin, entregó un segundo informe sobre el accidente.

Este habría sido provocado por una plaqueta de metal caída de un DC10 de Continental Airlines que había despegado minutos antes. La pieza de 43 cm rajó un neumático que explotó, proyectando grandes trozos de armadura contra los depósitos de carburante. Uno de ellos se rompió, provocando un gran escape de combustible que se inflamó.

El violento incendio causó daños irreversibles en la estructura del aparato, ocasionando en especial fallas en los motores izquierdos (1 y 2) y, probablemente, la imposibilidad de guardar los trenes de aterrizaje, que impidieron al avión tomar altura hasta volverse incontrolable, girar y estrellarse.

Con motivo del primer aniversario de la tragedia, en París debía efectuarse una ceremonia religiosa en la iglesia Saint-Sulpice. Además se inauguró una placa a la memoria de las víctimas en el aeropuerto Charles-de-Gaulle y otra en la sede de Air France, en homenaje a la tripulación.

Unos 200 familiares y amigos de los fallecidos, provenientes sobre todo de Alemania, debían asistir a estas ceremonias de carácter privado. Las familias que lo desearan también podían dirigirse al lugar del accidente o visitar un Concorde en un hangar de mantenimiento de Air France.

(NA). – Un año después del accidente de un Concorde de Air France, luego de su despegue del aeropuerto de Roissy-Charles-de-Gaulle (norte de París), que causó 113 muertos, la investigación llega a su fin y se perfila una reanudación de sus vuelos comerciales para fin de año.

Antes del 15 de agosto, los industriales que explotan el Concorde –único aparato supersónico comercial en la historia de la aviación– entregarán a las autoridades británicas y francesas de aviación civil los expedientes de certificación de los 12 aparatos existentes, cuyos certificados de navigabilidad fueron suspendidos a mediados de agosto del 2000.

Durante una reunión del grupo de trabajo sobre el Concorde el lunes en Londres, las dos compañías aéreas que utilizan el aparato, British Airways (que posee 7) y Air France (5), dieron a conocer la fecha en la que pretenden reanudar los vuelos comerciales: septiembre y octubre, respectivamente.

Las autoridades de aviación civil de ambos países son soberanas. Decidirán en común si, y bajo qué condiciones, restablecerán los certificados de navegación del aparato supersónico.

Cada avión deberá ser modificado de acuerdo con estas consignas. Las autoridades volverán a validar luego, uno a uno, los certificados de las aeronaves.

Sin esperar la autorización oficial, tanto British Airways como Air France han realizado modificaciones en sus aparatos. Las más importantes tienen que ver con el fortalecimiento de los depósitos de combustible y el cambio de neumáticos por unos más resistentes.

Un Concorde de British Airways con estas transformaciones efectuó recientemente ensayos de velocidad supersónica.

El ministro de Transportes francés, Jean-Claude Gayssot, indicó el miércoles que los vuelos de Concorde, “sino los comerciales al menos los vuelos de resistencia, podrían reiniciarse
entre fines de agosto y septiembre”.

La Oficina de Investigación de Accidentes (OIA), encargada del peritaje técnico, confirmó el lunes su análisis de la catástrofe. Considerando que la investigación llega a su fin, entregó un segundo informe sobre el accidente.

Este habría sido provocado por una plaqueta de metal caída de un DC10 de Continental Airlines que había despegado minutos antes. La pieza de 43 cm rajó un neumático que explotó, proyectando grandes trozos de armadura contra los depósitos de carburante. Uno de ellos se rompió, provocando un gran escape de combustible que se inflamó.

El violento incendio causó daños irreversibles en la estructura del aparato, ocasionando en especial fallas en los motores izquierdos (1 y 2) y, probablemente, la imposibilidad de guardar los trenes de aterrizaje, que impidieron al avión tomar altura hasta volverse incontrolable, girar y estrellarse.

Con motivo del primer aniversario de la tragedia, en París debía efectuarse una ceremonia religiosa en la iglesia Saint-Sulpice. Además se inauguró una placa a la memoria de las víctimas en el aeropuerto Charles-de-Gaulle y otra en la sede de Air France, en homenaje a la tripulación.

Unos 200 familiares y amigos de los fallecidos, provenientes sobre todo de Alemania, debían asistir a estas ceremonias de carácter privado. Las familias que lo desearan también podían dirigirse al lugar del accidente o visitar un Concorde en un hangar de mantenimiento de Air France.

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