Putin confirmó negociaciones entre Exxon Mobil y Yukos

El presidente Vladyímir Putin confirmó ayer que Exxon Mobil negocia tomar parte de la petrolera Yukos, la mayor de Rusia. Pero circulan dos versiones del monto en juego: US$ 15.000 y 25.000 millones.

7 octubre, 2003

Sea cual fuere la cifra final, se trataría de la operación más
grande desde que comenzó a reestructurarse el sector hidrocarburos. No
sólo en Rusia sino, también, en la Comunidad de Estados Independientes
(CEI, o sea la ex Unión Soviética).

Por su parte, Exxon Mobil es la mayor petrolera mundial cotizante en bolsa. Según
algunas fuentes, la empresa norteamericana quiere 40% de Yukos. Según otras,
la mitad. De ahí la diferencia entre montos trascendidos. Otro detalle
es que, si se toma en cuenta la reciente fusión Yukos-Síbñeft,
la parte que adquirieran los norteamericanos sería menor, aunque los valores
fuesen iguales.

Días antes de las declaraciones formuladas por Putin, Míjail Jodorkovskiy
-CEO y accionista principal de Yukos- se manifestó dispuesto a considerar
ofertas de potenciales socios extranjeros. Hay un ingrediente político:
el magnate petrolero aspira a formar un partido opositor y disputarle el poder
a Putin.

Fuera de ese factor, vender hasta 40% de Yukos (o Yukos Síbñeft),
sería menos traumático para los rusos que ceder la mitad del paquete.
En cuanto a Exxon Mobil, no discutirá ese detalle, porque no desean involucrarse
en turbias intrigas palaciegas.

Ambas partes reiniciaban hoy discusiones sobre valuación del gigante ruso.
Aun sin problemas políticos y con el “diktat” de Putin, la cuestión
precio puede ser conflictiva. En otro plano, si Moscú facilita la operación,
emitirá señales favorables a inversores externos preocupados por
la inseguridad jurídica y una vieja obsesión rusa: la seguridad.

Si lo de Exxon Mobil prospera, probablemente su rival, Chrevron Texaco proponga
a Yukos-Síbñeft comprarle 25% del paquete o una ampliación
del capital para participar en el grupo. En lo tocante a Jodokovskiy, ya ha dicho
que proyecta retirarse de los negocios en 2007 para dedicarse a la política
(si Putin lo deja). Algunos allegados al presidente han sugerido un arreglo amigable:
nombrar al CEO negociador oficial para defender los intereses petroleros rusos
en Irak.

Sea cual fuere la cifra final, se trataría de la operación más
grande desde que comenzó a reestructurarse el sector hidrocarburos. No
sólo en Rusia sino, también, en la Comunidad de Estados Independientes
(CEI, o sea la ex Unión Soviética).

Por su parte, Exxon Mobil es la mayor petrolera mundial cotizante en bolsa. Según
algunas fuentes, la empresa norteamericana quiere 40% de Yukos. Según otras,
la mitad. De ahí la diferencia entre montos trascendidos. Otro detalle
es que, si se toma en cuenta la reciente fusión Yukos-Síbñeft,
la parte que adquirieran los norteamericanos sería menor, aunque los valores
fuesen iguales.

Días antes de las declaraciones formuladas por Putin, Míjail Jodorkovskiy
-CEO y accionista principal de Yukos- se manifestó dispuesto a considerar
ofertas de potenciales socios extranjeros. Hay un ingrediente político:
el magnate petrolero aspira a formar un partido opositor y disputarle el poder
a Putin.

Fuera de ese factor, vender hasta 40% de Yukos (o Yukos Síbñeft),
sería menos traumático para los rusos que ceder la mitad del paquete.
En cuanto a Exxon Mobil, no discutirá ese detalle, porque no desean involucrarse
en turbias intrigas palaciegas.

Ambas partes reiniciaban hoy discusiones sobre valuación del gigante ruso.
Aun sin problemas políticos y con el “diktat” de Putin, la cuestión
precio puede ser conflictiva. En otro plano, si Moscú facilita la operación,
emitirá señales favorables a inversores externos preocupados por
la inseguridad jurídica y una vieja obsesión rusa: la seguridad.

Si lo de Exxon Mobil prospera, probablemente su rival, Chrevron Texaco proponga
a Yukos-Síbñeft comprarle 25% del paquete o una ampliación
del capital para participar en el grupo. En lo tocante a Jodokovskiy, ya ha dicho
que proyecta retirarse de los negocios en 2007 para dedicarse a la política
(si Putin lo deja). Algunos allegados al presidente han sugerido un arreglo amigable:
nombrar al CEO negociador oficial para defender los intereses petroleros rusos
en Irak.

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