Prueba y error, la clave de las lean startups



Un método que le presenta batalla a las formas clásicas de entender y encarar el mercado a la hora de emprender. Mucha atención al feedback del consumidor, correcciones sobre la marcha, mucho ahorro y poco capital para arrancar son las claves. ¿Funciona?



7 enero, 2016

¿Cómo se entendían hasta hace algunos años los negocios? Básicamente, emprender significa tener una buena idea y el dinero para llevarla a cabo. Si creíamos que teníamos el producto que buscaba el mercado, juntábamos el dinero para diseñarlo y producirlo para venderlo. Hacíamos trabajo de investigación y mercadeo antes del lanzamiento, hacíamos pruebas con algunos usuarios y estábamos listos para invertir la suma que tanto costó ahorrar para plantarnos en el mercado a competir.

 

El problema es que si nos iba mal perdíamos todo el dinero y se esfumaba el sueño de emprender. Muchas cosas pueden fallar en ese proceso. Leímos mal el mercado, el plan de negocios no funcionó en la práctica, el diseño de producto tenía fallas que no vimos, dependíamos del éxito de la  producción inicial para mantener vivo el proyecto y un largo etcétera. Afortunadamente, existe una alternativa a este forma de emprender que intenta solucionar estos problemas. Se trata del método LeanStartup.

 

¿Qué es?

 

Esta metodología fue desarrollada por Eric Ries en 2008 con el objeto de acelerar el lanzamiento del producto para testear su aceptación por parte de los clientes y hacer todas las mejoras necesarias “sobre la marcha” hasta lograr el producto final. La esencia de este método es la maximización de los, por lo general escasos, recursos de los emprendedores. Los orígenes del método se sitúan en la filosofía de producción lean manufacturing. Según esos principios, se considera como desperdicio todo aquel gasto de recursos que vaya dedicado a un objetivo que no sea la creación de valor para el consumidor final.

 

En el corazón de este método se encuentra un credo flosófico que resume el espíritu del método: equivocate rápido, medí, mejorá. Traducida, esta filosofía intenta entender los negocios como una sucesión de errores y aprendizaje, mediados por una estricta utilización de la medición. Esto quiere decir que lanzamos una versión alfa del producto, recién empezado y sin terminar pero que nos da un feedback de los consumidores, estos indicadores nos van a decir hacia donde hay que destinar recursos en la mejora del producto; al tiempo que nos ahorras en gastos de producción innecesarios. Si el producto es viable, podemos ir mejorandolo mientras aún está en el mercado y su posicionamiento costó relativamente poco en comparación con un release completo que es lo usual. Salimos rápido al mercado, nos equivocamos y medimos y entendemos en qué, para mejorar y salir de nuevo a la búsqueda de más y mejores oportunidades.

 

Las estrategias

 

En la practica, esto implica una serie de estrategias poco ortodoxas pero efectivas para encarar el emprendimiento. En primer lugar, al buscar el ahorro y el emprender con poco capital, el método LeanStartup utiliza la idea de “producto mínimo viable”. Esto es una versión alfa del producto que nos permita conseguir la mayor cantidad de feeback con los mínimos recursos disponibles y tan rápido como se pueda. Como un startup nuevo no puede correr demasiados riesgos y necesita recaudar dinero, esta metodología también integra la idea de “testeo dividido” que quiere decir lanzar dos productos similares en versiones A y B para ver cuál se acomoda mejor a la demanda. Esto proporciona información valiosa que guía el proceso de diseño y maximiza el tiempo de estudio de mercado. También contempla la estrategia de “distribución continua”, en particular para proyectos de software, donde cada modificación al producto se integra en la próxima entrega para ver su impacto.

 

¿Es viable en todo momento la metodología LeanStartup? Depende. Una vez que el proyecto encontró su lugar en el mercado, muchas veces lo mejor es cambiar a un modelo tradicional que contemple otras variables como el equipo de trabajo, la estructura impositiva, el marketing y el posicionamiento al igual que el branding y los planes financieros; todos tópicos que el método Lean no puede abordar satisfactoriamente.

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