Procter & Gamble comprará Wella por 6.500 millones
Contra lo que esperaban los analistas, el monto ofrecido ( 6.500 millones o US$ 6.900 millones, 22% sobre el valor en mercado al lunes) tentó a la alemana Wella. Ya hay acuerdo con Procter & Gamble por el control del paquete accionario.
De acuerdo con expertos en Nueva York, P&G adquiere una empresa cuyo ritmo de crecimiento más que dobla al del poderoso grupo estadounidense. Además, expande su gama a una línea de champúes y cremas de enjuague (acondicionadores) muy apreciada en los salones de belleza, como forma de pelear mercados con la francesa L’Oréal, líder en cosmética de alto precio. Amén de su marca, Wella incluye Koleston (colorantes para uso en peluquerías) y System Professional (champúes especiales).
Procter –que tiene ya las tinturas Clairol, entre otras líneas- aceptó comprar 77,6% de acciones ordinarias (con voto) a los descendientes del fundador, a € 92,25 cada una (22% sobre el cierre del lunes). También ofrece € 61,50 por cada acción preferida y tomar € 1.100 millones en deudas de la firma. Es la mayor adquisición afrontada por P&G desde que fuera creada en Cincinnati, hace 166 años. El récord anterior (US$ 4.950 millones por Clairol) duró menos de cinco meses.
A su vez, Wella penetrará la plaza estadounidense, por hoy la más grande en cantidad de salones y profesionales. Por otra parte, la marca alemana parece la única capaz de disputarle a L’Oréal dos segmentos de demandas claves: cine y televisión. A diferencia de las acciones ordinarias, quienes poseen preferidas no están obligados a vender.
Las familias Ströhler, Sander, Pohl y Ebert (la última, conocida por el economista Friedrich E.) controlaban el paquete, cuya minoría está en manos de Fidelity Investments, Deutsche Bank y otros. En realidad, todo empezó con Franz Ströhler, que fundó Wella en 1880 –la marca deriva de “welle”, ondas en alemán- como fábrica de pelucas teñidas. Es decir, Wella es 43 años más joven que P&G. Sus biznietos cedieron la gestión de negocios en 1973, siguiendo la tendencia a profesionalizar los negocios familiares que hayan alcanzado determinado volumen.
De acuerdo con expertos en Nueva York, P&G adquiere una empresa cuyo ritmo de crecimiento más que dobla al del poderoso grupo estadounidense. Además, expande su gama a una línea de champúes y cremas de enjuague (acondicionadores) muy apreciada en los salones de belleza, como forma de pelear mercados con la francesa L’Oréal, líder en cosmética de alto precio. Amén de su marca, Wella incluye Koleston (colorantes para uso en peluquerías) y System Professional (champúes especiales).
Procter –que tiene ya las tinturas Clairol, entre otras líneas- aceptó comprar 77,6% de acciones ordinarias (con voto) a los descendientes del fundador, a € 92,25 cada una (22% sobre el cierre del lunes). También ofrece € 61,50 por cada acción preferida y tomar € 1.100 millones en deudas de la firma. Es la mayor adquisición afrontada por P&G desde que fuera creada en Cincinnati, hace 166 años. El récord anterior (US$ 4.950 millones por Clairol) duró menos de cinco meses.
A su vez, Wella penetrará la plaza estadounidense, por hoy la más grande en cantidad de salones y profesionales. Por otra parte, la marca alemana parece la única capaz de disputarle a L’Oréal dos segmentos de demandas claves: cine y televisión. A diferencia de las acciones ordinarias, quienes poseen preferidas no están obligados a vender.
Las familias Ströhler, Sander, Pohl y Ebert (la última, conocida por el economista Friedrich E.) controlaban el paquete, cuya minoría está en manos de Fidelity Investments, Deutsche Bank y otros. En realidad, todo empezó con Franz Ströhler, que fundó Wella en 1880 –la marca deriva de “welle”, ondas en alemán- como fábrica de pelucas teñidas. Es decir, Wella es 43 años más joven que P&G. Sus biznietos cedieron la gestión de negocios en 1973, siguiendo la tendencia a profesionalizar los negocios familiares que hayan alcanzado determinado volumen.
