Postergan dos semanas un rescate en Detroit. Pelosi descarta quiebras
Si el congreso no da marcha atrás, General Motors, Ford Motor y Chrysler afrontan la bancarrota. Tras suspender el tratamiento de la crisis en el piso, los legisladores dieron plazo hasta el lunes 8 para que presenten planes concretos.
21 noviembre, 2008
La condición especial impuesta por los legisladores es que se trate de medidas viables. Probablemente, si esos planes se elevan al Capitolio, la Securities & Exchange comisión (SEC, comisión federal de valores, aun controlada por republicanos) disponga retirar de cotización los títulos de GM y Ford. Su objeto es igualarlas con Chysler, que no está en Wall Street porque la controla Cerberus Capital Management, fondo extrabursátil dedicado a compras apalancadas.
Pese a la postura esencialmente favorable de demócratas y parte de republicanos, Nancy Pelosi (líder de la mayoría en la cámara baja) y Henry Reid (su contraparte en el senado) sostiene que las tres firmas “no han definido estrategias creíbles para recomponer sus finanzas. Echar más gente y cerrar plantas ya no sirve”.
Poco antes, zozobraba un compromiso entre un grupo bipartidario y el departamento federal de energía y combustibles. Su clave era ofrecer créditos para reconversión de vehículos. “Si las compañías no se ayudan a sí mismas y dan vuelta drásticamente sus políticas industriales, no habrá dinero”, afirmó Pelosi tras conversar con Barack Obama. A su juicio, “apelar a quiebras sería demasiado drástico”.
En privado, Reid es más duro. A su criterio, las tres firmas debieran relevar sus cúpulas, atadas a viejos hábitos (GM, FM) o administradores ajenos al sector (CCM). Al borde del fin de semana, Detroit no atinaba a definir estrategias ni plantear medidas concretas. Richard Wagoner –dirige la empresa más expuesta a la convocatoria-, Alan Mulally y Roberto Nardelli con convencieron al congreso ni a la opinión pública.
Un sondeo de Thomson/Reuters/Datastrean (miércoles) señala que 49% de la muestra se opone al rescate y 47% lo apoya. Entre republicanos, la posición negativa alcanza 65%. Nivel que cede a 53% de independientes. En cuanto a demócratas, 60% acepta un salvataje. Pero, como apuntan United Auto Workers y legisladores de ambas bancadas, “esos ejecutivos viajan en costosos aviones privados a pedir plata en Washington y, salvo Nardelli, no recortan sus propias remuneraciones. Pero sí los planes médicos y jubilatorios del personal”. Las mayores críticas caen sobre Wagoner, sus “eternos managers” y su larga serie de fracasos.
La condición especial impuesta por los legisladores es que se trate de medidas viables. Probablemente, si esos planes se elevan al Capitolio, la Securities & Exchange comisión (SEC, comisión federal de valores, aun controlada por republicanos) disponga retirar de cotización los títulos de GM y Ford. Su objeto es igualarlas con Chysler, que no está en Wall Street porque la controla Cerberus Capital Management, fondo extrabursátil dedicado a compras apalancadas.
<p>Pese a la postura esencialmente favorable de demócratas y parte de republicanos, Nancy Pelosi (líder de la mayoría en la cámara baja) y Henry Reid (su contraparte en el senado) sostiene que las tres firmas “no han definido estrategias creíbles para recomponer sus finanzas. Echar más gente y cerrar plantas ya no sirve”.</p>
<p>Poco antes, zozobraba un compromiso entre un grupo bipartidario y el departamento federal de energía y combustibles. Su clave era ofrecer créditos para reconversión de vehículos. “Si las compañías no se ayudan a sí mismas y dan vuelta drásticamente sus políticas industriales, no habrá dinero”, afirmó Pelosi tras conversar con Barack Obama. A su juicio, "apelar a quiebras sería demasiado drástico".</p>
<p>En privado, Reid es más duro. A su criterio, las tres firmas debieran relevar sus cúpulas, atadas a viejos hábitos (GM, FM) o administradores ajenos al sector (CCM). Al borde del fin de semana, Detroit no atinaba a definir estrategias ni plantear medidas concretas. Richard Wagoner –dirige la empresa más expuesta a la convocatoria-, Alan Mulally y Roberto Nardelli con convencieron al congreso ni a la opinión pública.</p>
<p>Un sondeo de Thomson/Reuters/Datastrean (miércoles) señala que 49% de la muestra se opone al rescate y 47% lo apoya. Entre republicanos, la posición negativa alcanza 65%. Nivel que cede a 53% de independientes. En cuanto a demócratas, 60% acepta un salvataje. Pero, como apuntan United Auto Workers y legisladores de ambas bancadas, “esos ejecutivos viajan en costosos aviones privados a pedir plata en Washington y, salvo Nardelli, no recortan sus propias remuneraciones. Pero sí los planes médicos y jubilatorios del personal”. Las mayores críticas caen sobre Wagoner, sus “eternos managers” y su larga serie de fracasos.</p>
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