Philips: presencia en todas partes, pero no aún en EE.UU.

En Europa occidental, China, India y parte de Latinoamérica, Philips figura entre las grandes marcas. No así en Estados Unidos, donde la compañía holandesa es una fabricante casi anónima de lamparitas y electrónica de uso final.

12 septiembre, 2006

Ni siquiera subsiste como sello musical, otrora prestigioso. En cuanto a equipos, la firma queda casi oculta tras marcas como Magnavox (televisores), Marantz –audio para profesionales-, Norelco (afeitadoras), etc. En cuanto a los inversores, suelen figurarse a Phlips como un rejunte de negocios mal armonizados entre sí y de baja rentabilidad.

La empresa que inventó el disco compacto –para grabar música, inicialmente-, las normas de software para procesar fotos o la luz xenón, parece haber fallado en sacar provecho de esas innovaciones y otras. La propia firma admite que, ajustando por inflación, ventas y utilidades de 2005 no quedaron mucho por encima de 1995 o, en ciertas casos, 1985,

No obstante, hoy parece que una Philips nueva, superior, emerge bajo la guía del management designado en el peor momento del achique sufrido hace cinco años. La cantidad de divisiones ha sido reducida de 14 en 1995 a apenas cinco. El personal ha sido recortado casi 25%. Se tercerizaron o eliminaron actividades manufactureras.

Beneficiada por algunas compras estratégicas, énfasis en diseño y reorientación en investigaciones y desarrollo, la compañía ha desplazado su foco de negocios a segmentos de mayor potencial. Por ejemplo, atención médica para gente de altos recursos, iluminación de tecnología avanzada y mercados en desarrollo.

“Philips realmente nunca tuvo estrategias”, afirma Gérard Kleisterlee, un veterano con treinta años en la empresa que, en 2001, llegó a presidente ejecutivo. “Se creía que, si los ingenieros podían desarrollar algo, la compañía podía fabricarlo y venderlo. Ahora, la actitud es muy distinta: nos interesa aumentar réditos allí donde sea posible”.

Los resultados del primer trimestre de 2006 apuntan a ese futuro. En tres meses, se vendió 14% más y se elevaron 37% utilidades, a € 160 millones (US$ 195 millones). Mayormente, gracias a iluminación y semiconductores. Esto fue posible merced a los € 45 millones (US$ 55 millones) obtenido por un emprendimiento conjunto –LG Philips- con la surcoreana LG Electronics para producir tubos catódicos. Su demanda viene aumentado porque los usuarios pasan a televisores y monitores de pantalla chata.

Para todo este año, las ventas del grupo debieran subir no menos de 5% y las utilidades de 7 a 10%. Por ende, el total de las primeras alcanzaría € 32.800 millones y 34.500 millones en 2007.

Oficialmente, Philips desplazar los microprocesadores a otra sociedad. Las opciones continúan abiertas y se conversa con varios grupos. Ello podría conducir a una venta directa, una oferta pública accionaria, una escisión o una fusión. Varios expertos estiman más factible la última posibilidad.

Aunque la Semiconductor Industry Association (EE.UU.) espera que las ventas mundiales suban apenas 8% este año, Philips tiene mejores posibilidades. Eso debido a que la demanda de fabricantes de celulares representa 35% de su negocio. Así, este segmento de operaciones se expandirá por encima del 10% previsto.

En el futuro, Philips debiera contener apenas cuatro divisiones: electrónica de uso final, aparatos domésticos, iluminación e insumos médicos. La primera, en especial televisores, genera las mayores ventas. En 2005 ascendieron a € 10.400 millones (US$ 12.700 millones), es decir 34% del total. Pero, excepto la TV ultrachata, el resto no ofrece alto potencial de expansión ni márgenes.

En materia tecnológica, las pantallaa plásmicas contienen “Pixel plus 2”. El sistema eleva la cantidad de líneas y píxeles en la señal entrante, lo cual incrementa la calidad de cada píxel y lo altera para armonizar mejor los píxeles en una imagen detallada y de colores vívidos. Los televisores también pueden equiparse son Ambilight, en esencia un díodo emisor de luz que crea un reflejo cromático alrededor de la pantalla en la pared circundante. La creciente aceptación de estos aparatos, aun en EE.UU., tiende a bajar los precios al detalle, que Philips –no obstante- considera todavía caros (cuestan desde US$ 3.000 para pantallas de 42 pulgadas).

En tres o cuatro años, la compañía plena lanzar televisores de alta definición y pantalla ultrachata, capaces de crear “sensación tridimensional”. Más allá, los subsiguientes paneles extrachatos serán mayormente de vidrio y, más tarde, espejos y ventanas podrán proyectar imágenes televisuales. Ciertas tecnologías ya son capaces de implantarse en persianas.

Philips también está replanteado el sector iluminación, objeto de su surgimiento hace más de un siglo. La división respectiva generó durante 2005 venas por € 4.800 millones (US$ 5.900 millones). Eso equivale a 16% de los ingresos totales.

Según Kleirsterlee, “la clave es que las lamparitas de luz comunes son apenas una parte y el verdadero potencial reside en productos de alta tecnología”. Al respecto, el CEO vislumbra vastas aplicaciones en industrias, comercio y aparatos estatales, a medida como se descarten lámparas convencionales, que derrochan energía, con formas más eficientes de iluminación. “Los nuevos productos pueden ahorrar hasta 30% de la facturación, sin contar las ventajas de paquetes mayoristas para ciudades, edificios administrativos e instalaciones empresarias”.

Sin embargo, es probable que la mayor usina de ganancias futura esté en terapias médicas. Particularmente en EE.UU. Desde 1999, Philips ha estado haciendo una serie de adquisiciones en ese área. Eso incluye ATL Ultrasound, ADAC Laboratories, MedQuist, Marconi Medical Systems, Stentor y Lifelibe Medical. Estas firmas han transformado este negocio en el segundo de la compañía, con ventas por € 6.300 millones (US$ 7.800 millones) en 2005; o sea, 21% del total. Las F&A ha doblado el volumen de la división médica y elevaron a 51% su participación en el mercado norteamericano (EE.UU., Canadá). Hoy, Philips compite con General Electric y la alemana Siemens.

Ni siquiera subsiste como sello musical, otrora prestigioso. En cuanto a equipos, la firma queda casi oculta tras marcas como Magnavox (televisores), Marantz –audio para profesionales-, Norelco (afeitadoras), etc. En cuanto a los inversores, suelen figurarse a Phlips como un rejunte de negocios mal armonizados entre sí y de baja rentabilidad.

La empresa que inventó el disco compacto –para grabar música, inicialmente-, las normas de software para procesar fotos o la luz xenón, parece haber fallado en sacar provecho de esas innovaciones y otras. La propia firma admite que, ajustando por inflación, ventas y utilidades de 2005 no quedaron mucho por encima de 1995 o, en ciertas casos, 1985,

No obstante, hoy parece que una Philips nueva, superior, emerge bajo la guía del management designado en el peor momento del achique sufrido hace cinco años. La cantidad de divisiones ha sido reducida de 14 en 1995 a apenas cinco. El personal ha sido recortado casi 25%. Se tercerizaron o eliminaron actividades manufactureras.

Beneficiada por algunas compras estratégicas, énfasis en diseño y reorientación en investigaciones y desarrollo, la compañía ha desplazado su foco de negocios a segmentos de mayor potencial. Por ejemplo, atención médica para gente de altos recursos, iluminación de tecnología avanzada y mercados en desarrollo.

“Philips realmente nunca tuvo estrategias”, afirma Gérard Kleisterlee, un veterano con treinta años en la empresa que, en 2001, llegó a presidente ejecutivo. “Se creía que, si los ingenieros podían desarrollar algo, la compañía podía fabricarlo y venderlo. Ahora, la actitud es muy distinta: nos interesa aumentar réditos allí donde sea posible”.

Los resultados del primer trimestre de 2006 apuntan a ese futuro. En tres meses, se vendió 14% más y se elevaron 37% utilidades, a € 160 millones (US$ 195 millones). Mayormente, gracias a iluminación y semiconductores. Esto fue posible merced a los € 45 millones (US$ 55 millones) obtenido por un emprendimiento conjunto –LG Philips- con la surcoreana LG Electronics para producir tubos catódicos. Su demanda viene aumentado porque los usuarios pasan a televisores y monitores de pantalla chata.

Para todo este año, las ventas del grupo debieran subir no menos de 5% y las utilidades de 7 a 10%. Por ende, el total de las primeras alcanzaría € 32.800 millones y 34.500 millones en 2007.

Oficialmente, Philips desplazar los microprocesadores a otra sociedad. Las opciones continúan abiertas y se conversa con varios grupos. Ello podría conducir a una venta directa, una oferta pública accionaria, una escisión o una fusión. Varios expertos estiman más factible la última posibilidad.

Aunque la Semiconductor Industry Association (EE.UU.) espera que las ventas mundiales suban apenas 8% este año, Philips tiene mejores posibilidades. Eso debido a que la demanda de fabricantes de celulares representa 35% de su negocio. Así, este segmento de operaciones se expandirá por encima del 10% previsto.

En el futuro, Philips debiera contener apenas cuatro divisiones: electrónica de uso final, aparatos domésticos, iluminación e insumos médicos. La primera, en especial televisores, genera las mayores ventas. En 2005 ascendieron a € 10.400 millones (US$ 12.700 millones), es decir 34% del total. Pero, excepto la TV ultrachata, el resto no ofrece alto potencial de expansión ni márgenes.

En materia tecnológica, las pantallaa plásmicas contienen “Pixel plus 2”. El sistema eleva la cantidad de líneas y píxeles en la señal entrante, lo cual incrementa la calidad de cada píxel y lo altera para armonizar mejor los píxeles en una imagen detallada y de colores vívidos. Los televisores también pueden equiparse son Ambilight, en esencia un díodo emisor de luz que crea un reflejo cromático alrededor de la pantalla en la pared circundante. La creciente aceptación de estos aparatos, aun en EE.UU., tiende a bajar los precios al detalle, que Philips –no obstante- considera todavía caros (cuestan desde US$ 3.000 para pantallas de 42 pulgadas).

En tres o cuatro años, la compañía plena lanzar televisores de alta definición y pantalla ultrachata, capaces de crear “sensación tridimensional”. Más allá, los subsiguientes paneles extrachatos serán mayormente de vidrio y, más tarde, espejos y ventanas podrán proyectar imágenes televisuales. Ciertas tecnologías ya son capaces de implantarse en persianas.

Philips también está replanteado el sector iluminación, objeto de su surgimiento hace más de un siglo. La división respectiva generó durante 2005 venas por € 4.800 millones (US$ 5.900 millones). Eso equivale a 16% de los ingresos totales.

Según Kleirsterlee, “la clave es que las lamparitas de luz comunes son apenas una parte y el verdadero potencial reside en productos de alta tecnología”. Al respecto, el CEO vislumbra vastas aplicaciones en industrias, comercio y aparatos estatales, a medida como se descarten lámparas convencionales, que derrochan energía, con formas más eficientes de iluminación. “Los nuevos productos pueden ahorrar hasta 30% de la facturación, sin contar las ventajas de paquetes mayoristas para ciudades, edificios administrativos e instalaciones empresarias”.

Sin embargo, es probable que la mayor usina de ganancias futura esté en terapias médicas. Particularmente en EE.UU. Desde 1999, Philips ha estado haciendo una serie de adquisiciones en ese área. Eso incluye ATL Ultrasound, ADAC Laboratories, MedQuist, Marconi Medical Systems, Stentor y Lifelibe Medical. Estas firmas han transformado este negocio en el segundo de la compañía, con ventas por € 6.300 millones (US$ 7.800 millones) en 2005; o sea, 21% del total. Las F&A ha doblado el volumen de la división médica y elevaron a 51% su participación en el mercado norteamericano (EE.UU., Canadá). Hoy, Philips compite con General Electric y la alemana Siemens.

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