Pfizer reorienta su estrategia hacia la biotecnología

Pfizer, la mayor farmoquímica del mundo, tratará de comprar más firmas biotecnológicas. Este giro se debe a la necesidad de novedades, pues las patentes sobre varios compuestos de gran venta están por perder exclusividad.

3 mayo, 2004

Hank McKinnell, presidente ejecutivo del grupo, se pronunció por la adquisición de biotecnológicas, algo así como incorporar innovaciones empaquetadas. Esto significa que el “number one” deja atrás su negocio como licenciador de derechos, para incursionar en drogas experimentales, un segmento más promisorio.

“Vamos a comprar todo lo que podamos”, anunció el CEO. A su juicio, el cambio de frente “responde a nexos cada vez más estrechos entre la industria farmacéutica y la biotecnológica. Pero, mientras la primera dispone de caja, la segunda la precisa en forma creciente”.

La nueva estrategia tiende a prepararse para el bienio 2006-7. En ese lapso, Pfizer perderá exclusividad sobre Norvasc (un hipotensor vascular), el antidepresivo Zoloft, el antibiótico Zithromax y Zyrtec, un antihistamínico.

En realidad, la mayoría de las biotecnológicas busca acuerdos de patentes, pero –según cree McKinnell- “la astringencia crediticia que sufren muchas compañías chicas, basadas en investigación y desarrollo, irá inclinándolas hacia fusiones”. En realidad, el gigante ya va por ese camino: a fines de 2003, ya absorbió la norteamericana Esperion, por US$ 1.300 millones.

Algunos observadores estiman que Pfizer ha detectado el mismo fenómeno que ellos: varias biotecnológica reducían objetivos. En parte, debido a la dureza en el mercado de capitales pero, además, por los grandes riesgos involucrados en ese tipo de iniciativas. “No hace mucho, en Estados Unidos existían unas 300 firmas biotecnológicas, todas tratando de crecer y convertirse en otro Pfizer. Hoy –señala el directivo-, se dan cuenta de que eso es casi imposible”.

En esas condiciones, algunas de esas compañías han resuelto no insistir en estrategias de expansión por cuenta propia o buscando alianzas entre iguales. En cambio, optan por fusionarse con empresas grandes. En el caso de Esperion, Pfizer firmó un acuerdo para asociarse en la experimentación de tratamientos para el colesterol, basados en lipoproteínas de alta densidad (el “colesterol bueno”, ahora cuestionado en laboratorios europeos). A su vez, el eventual producto consolidará la línea de hipotensores Pfizer y permitirá substituir un medicamento cuya patente expira pronto.

Hank McKinnell, presidente ejecutivo del grupo, se pronunció por la adquisición de biotecnológicas, algo así como incorporar innovaciones empaquetadas. Esto significa que el “number one” deja atrás su negocio como licenciador de derechos, para incursionar en drogas experimentales, un segmento más promisorio.

“Vamos a comprar todo lo que podamos”, anunció el CEO. A su juicio, el cambio de frente “responde a nexos cada vez más estrechos entre la industria farmacéutica y la biotecnológica. Pero, mientras la primera dispone de caja, la segunda la precisa en forma creciente”.

La nueva estrategia tiende a prepararse para el bienio 2006-7. En ese lapso, Pfizer perderá exclusividad sobre Norvasc (un hipotensor vascular), el antidepresivo Zoloft, el antibiótico Zithromax y Zyrtec, un antihistamínico.

En realidad, la mayoría de las biotecnológicas busca acuerdos de patentes, pero –según cree McKinnell- “la astringencia crediticia que sufren muchas compañías chicas, basadas en investigación y desarrollo, irá inclinándolas hacia fusiones”. En realidad, el gigante ya va por ese camino: a fines de 2003, ya absorbió la norteamericana Esperion, por US$ 1.300 millones.

Algunos observadores estiman que Pfizer ha detectado el mismo fenómeno que ellos: varias biotecnológica reducían objetivos. En parte, debido a la dureza en el mercado de capitales pero, además, por los grandes riesgos involucrados en ese tipo de iniciativas. “No hace mucho, en Estados Unidos existían unas 300 firmas biotecnológicas, todas tratando de crecer y convertirse en otro Pfizer. Hoy –señala el directivo-, se dan cuenta de que eso es casi imposible”.

En esas condiciones, algunas de esas compañías han resuelto no insistir en estrategias de expansión por cuenta propia o buscando alianzas entre iguales. En cambio, optan por fusionarse con empresas grandes. En el caso de Esperion, Pfizer firmó un acuerdo para asociarse en la experimentación de tratamientos para el colesterol, basados en lipoproteínas de alta densidad (el “colesterol bueno”, ahora cuestionado en laboratorios europeos). A su vez, el eventual producto consolidará la línea de hipotensores Pfizer y permitirá substituir un medicamento cuya patente expira pronto.

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