Petrobrás sigue explorando lejos de sus terrenos nativos

Petróleo Brasileiro, la empresa estatal de hidrocarburos –no de energía-, ha comenzado a internacionalizarse. Vale decir, ya no se centra sólo en garantir el abasto para ese gigante con 180 millones de habitantes.

7 julio, 2006

Innovadoras técnicas de perforación submarina y un enérgico plan de diversificación le han permitido a la compañía testigo (Brasil comparte con Mejico y Venezuela este tipo de empresas cuyo pionero, YPF, ya no funciona como tal) ir convirtiéndose en operador dentro del mercado mundial. También es una de las principales inversoras en el exterior de su país, Argentina inclusive.

Otrora casi desconocida fuera de Sudamérica, Petrobrás ha ido expandiéndose, en el último decenio, por dieciocho estados de tres continentes. En momentos cuando muchas empresas del sector son conservadoras en materia exploratoria y productiva, limitándose a aprovechar precios récord, los brasileños invierten en nuevos yacimientos. Para eso, recurren a su experiencia en perforaciones mar afuera para operar en costas tan remotas como las de Angola, Tanzania, Turquía e India.

En el hemisferio occidental, la compañía gana perfil en Estados Unidos, donde compró hace poco una refinería. Por otra parte y yendo contra la corriente, aumenta inversiones en el golfo de Méjico. Petrobrás proyecta colocar hasta US$ 2.000 millones en la zona, de ahora a 2010, y es una de las poquísimas aprestándose a ir más allá de las aguas poco profundas, históricamente nucleo productivo del área.

Esta política aventaja a la firma en relación con sus grandes competidoras estatales de Latinoamérica. “En el mercado actual, Petrobrás es una excepción, pues marcha al exterior, tantea oportunidades y se diversifica”, apunta un informe de la consultoría Pira Energy Group, Nueva York.

En verdad, la producción de Petróleos de Venezuela (PdVSA) y petróleos Mejicanos (Pemex) sigue centradas especialmente en los mercado internos, aunque Caracas sea el quinto abastecedor de EE.UU. Por supuesto, Brasil no es rival de Méjico ni Venezuela en reservas conocidas, pero el estancamiento mejicano bien puede transformarlo en segundo productor continental, después de Venezuela.

Con 55,7% del paquete en manos estatales, Petrobrás emplea sus utilidades para elevar la producción para alcanzar 2.500.000 barriles diarios hacia 2010, contra 1.900.000 este año. En 2005, la ventas significaron US$ 45.220 millones y las ganancia netas sumaron 10.020 millones, 52% sobre los 6.690 millones de 2004.

Las nuevas tecnologías de la compañía –que ya deparan autosuficiencia en el país- presuponen un avance en materia de perforaciones en altamar, algo que puede ser clave en el Atlántico sur. Siendo similares a las Royal Dutch/Shell, British Petroleum o Chrevron, algunos analistas no descartan que le permitan a la empresa rivalizar con ellas en el puja por yacimientos al norte de la Malvinas o el sudoeste de Tristán de Acuña (dos archipiélagos en manos británicas), entre el Río de la Plata y el extremo de África.

Dejando de algo el litigio con Bolivi, notablemente exagerado por la prensa conservadora, el programa de inversiones estima elevarlas más de 66% en el quinquenio 2007-11, para llegar a US$ 87.000 millones. De ese total, 12.000 millones irán a los golfos de Méjico, Benín (Nigeria) y Benguela (Angola).

Innovadoras técnicas de perforación submarina y un enérgico plan de diversificación le han permitido a la compañía testigo (Brasil comparte con Mejico y Venezuela este tipo de empresas cuyo pionero, YPF, ya no funciona como tal) ir convirtiéndose en operador dentro del mercado mundial. También es una de las principales inversoras en el exterior de su país, Argentina inclusive.

Otrora casi desconocida fuera de Sudamérica, Petrobrás ha ido expandiéndose, en el último decenio, por dieciocho estados de tres continentes. En momentos cuando muchas empresas del sector son conservadoras en materia exploratoria y productiva, limitándose a aprovechar precios récord, los brasileños invierten en nuevos yacimientos. Para eso, recurren a su experiencia en perforaciones mar afuera para operar en costas tan remotas como las de Angola, Tanzania, Turquía e India.

En el hemisferio occidental, la compañía gana perfil en Estados Unidos, donde compró hace poco una refinería. Por otra parte y yendo contra la corriente, aumenta inversiones en el golfo de Méjico. Petrobrás proyecta colocar hasta US$ 2.000 millones en la zona, de ahora a 2010, y es una de las poquísimas aprestándose a ir más allá de las aguas poco profundas, históricamente nucleo productivo del área.

Esta política aventaja a la firma en relación con sus grandes competidoras estatales de Latinoamérica. “En el mercado actual, Petrobrás es una excepción, pues marcha al exterior, tantea oportunidades y se diversifica”, apunta un informe de la consultoría Pira Energy Group, Nueva York.

En verdad, la producción de Petróleos de Venezuela (PdVSA) y petróleos Mejicanos (Pemex) sigue centradas especialmente en los mercado internos, aunque Caracas sea el quinto abastecedor de EE.UU. Por supuesto, Brasil no es rival de Méjico ni Venezuela en reservas conocidas, pero el estancamiento mejicano bien puede transformarlo en segundo productor continental, después de Venezuela.

Con 55,7% del paquete en manos estatales, Petrobrás emplea sus utilidades para elevar la producción para alcanzar 2.500.000 barriles diarios hacia 2010, contra 1.900.000 este año. En 2005, la ventas significaron US$ 45.220 millones y las ganancia netas sumaron 10.020 millones, 52% sobre los 6.690 millones de 2004.

Las nuevas tecnologías de la compañía –que ya deparan autosuficiencia en el país- presuponen un avance en materia de perforaciones en altamar, algo que puede ser clave en el Atlántico sur. Siendo similares a las Royal Dutch/Shell, British Petroleum o Chrevron, algunos analistas no descartan que le permitan a la empresa rivalizar con ellas en el puja por yacimientos al norte de la Malvinas o el sudoeste de Tristán de Acuña (dos archipiélagos en manos británicas), entre el Río de la Plata y el extremo de África.

Dejando de algo el litigio con Bolivi, notablemente exagerado por la prensa conservadora, el programa de inversiones estima elevarlas más de 66% en el quinquenio 2007-11, para llegar a US$ 87.000 millones. De ese total, 12.000 millones irán a los golfos de Méjico, Benín (Nigeria) y Benguela (Angola).

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