Otra plataforma que explota sobre las costas de Luisiana

La Vermillion 380, propiedad de Mariner Energy, estalló a unos 130 kilómetros del litoral y 250 km al oeste de donde se hundio la Deepwater horizon de British Petroleum el 20 de abril sobre el pozo Macondo. Esta vez no debieron lamentarse muertos.

3 septiembre, 2010

<p>Pocas veces un desastre haya sido tan reiteradamente anunciado, tras el derrame de la BP. A diferencia de abril y seg&uacute;n urgente comunicado de la empresa,&ldquo;esa plataforma se&nbsp; hab&iacute;a desactivado&rdquo;. Igual, empero, el almirante Thaddeus Allen &ndash;asesor de Barack Obama para estas emergencias- vol&oacute; a la zona, unos 190 km al sudoeste de Nueva Orle&aacute;ns.<br />
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Sea como fuere, subsiste un grave problema subrayado por Giovanni Gregori, geof&iacute;sico italiano consultado por Washington. &ldquo;El potencial para este clase de incidentes ha sido hasta ahora groseramente subestimado. Pero sus efectos concomitantes resultan invariablemente severos, cuando no catastr&oacute;ficos&rdquo;.<br />
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A su criterio, &ldquo;los derrames de hidrocarburos en el mar significan cuatro tipos de riesgos. El primero ata&ntilde;e a la ecolog&iacute;a, pues genera desequilibrios que afectan la vida y el ciclo alimentario de la fauna &iacute;ctica y de superficie. El segundo es econ&oacute;mico porque, como sucede en el golfo de M&eacute;xico (o el Mediterr&aacute;neo central, donde opera BP), hay una amplia gama de actividades da&ntilde;adas en agua y tierra&rdquo;.<br />
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La tercera categor&iacute;a de riesgos, agrega el cient&iacute;fico, &ldquo;resulta potencialmente peor y consiste en la acumulaci&oacute;n de crudos a diversas profundidades en altamar. Ocurre que la zona genera huracanes vinculados al calor submarino. Adem&aacute;s, los hidrocarburos depositados en el fondo pueden ser alzados&nbsp; por el tif&oacute;n y arrastrados en el aire hacia tierras remotas, donde da&ntilde;en plantas, animales y gente, en grado superior al de una erupci&oacute;n volc&aacute;nica&rdquo;.<br />
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En cuanto al cuarto peligro, Gregori lo refiere &ldquo;a la parte liviana de los crudos, que se dispersa en la superficie creando una fina pel&iacute;cula recubierta de agua. En el caso de Macondo, se ha comprobado que buena parte del Atl&aacute;ntico septentrional presenta un velo de hidrocarburos. Al evaporarse, altera la circulaci&oacute;n atmosf&eacute;rica y el clima. Hasta el momento, estos cuatro efectos colaterales no han sido tenidos en cuenta&rdquo;. <br />
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