Microsoft: un dictamen que creará nuevos litigios

Días atrás una jueza aprobó un arreglo entre Microsoft, el gobierno federal y nueve estados. Mientras se apela la sentencia, el departamento de Justicia, un tribunal de Baltimore y otro de Bruselas estudian nuevas demandas contra la firma.

4 noviembre, 2002

La decisión de Colleen Kolla-Kotelly, jueza de distrito en Washington DC,
parece una derrota para otros nueve estados, a cuyo criterio Microsoft
merecía penas mayores por sus antecedentes monopólicos. Hace un
año, una cámara de apelación rechazaba, justamente, el veredicto
de otro juez, que hubiese dividido en dos la firma de Bill Gates.

Entre los puntos del acuerdo original con el gobierno de George W. Bush, ahora
sancionados, uno obligaba a la empresa a revelar determinadas tecnologías
de punta a sus rivales. Ahora deberá hacerlo antes del plazo propuesto
en 2001. Otra cláusula del arreglo con el departamento de Justicia, aprobada
por la jueza, le impedirá a la firma otorgar a terceros exclusividades
que perjudiquen a sus competidores o mantener una amplia gama de prácticas
que -según jurisprudencia existente- violan las leyes antimonopólicas.

Las disposiciones del veredicto tendrán cinco años de vigencia,
salvo si algún tribunal extiende ese plazo. Wall Street aplaudió
la sentencia, en tanto Microsoft se limitó a decir que la analizaría.

El dictamen aparece a casi cinco años de que el gobierno federal, entonces
en manos de William J. Clinton- y dieciocho estados radicaran una demanda colectiva
contra Microsoft. Hace poco más de un año, la empresa fue
hallada culpable de reiteradas infracciones a las leyes. A esa altura, el caso
se consideraba a la altura del juicio contra Standard Oil (principios
del siglo XX) y la partición de Bell Telephone en los 70.

Ya bajo la administración, el juez federal Thomas Penfield dispuso que
Microsoft se dividiera. Pero los contactos de Gates con los Bush y con
John Ashcroft, procurador general y cabeza del departamento de Justicia, llevaron
a un veloz proyecto de acuerdo, con sanciones bastante morigeradas. Nueve estados
lo aceptaron de inmediato, pero otros nueve ya habían apelado (junto
con Netscape Communications, Sun Microsystems y America Online).
Eran California, Connecticut, Florida, Iowa, Kansas, Massachusetts, Minnesota,
Utah y Virginio occidental.

A dos días del dictamen Kollar-Kotelly, el propio departamento de Justicia,
el tribunal federal de circuito en Baltimore y la Unión Europea analizan
nuevos cargos contra Microsoft por restricciones a la libre concurrencia
en los mercados. Su hilo conductor: las condiciones que la empresa incluye para
dar licencias violan el propio arreglo con Justicia, que la jueza asegura en
su fallo.

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La decisión de Colleen Kolla-Kotelly, jueza de distrito en Washington DC,
parece una derrota para otros nueve estados, a cuyo criterio Microsoft
merecía penas mayores por sus antecedentes monopólicos. Hace un
año, una cámara de apelación rechazaba, justamente, el veredicto
de otro juez, que hubiese dividido en dos la firma de Bill Gates.

Entre los puntos del acuerdo original con el gobierno de George W. Bush, ahora
sancionados, uno obligaba a la empresa a revelar determinadas tecnologías
de punta a sus rivales. Ahora deberá hacerlo antes del plazo propuesto
en 2001. Otra cláusula del arreglo con el departamento de Justicia, aprobada
por la jueza, le impedirá a la firma otorgar a terceros exclusividades
que perjudiquen a sus competidores o mantener una amplia gama de prácticas
que -según jurisprudencia existente- violan las leyes antimonopólicas.

Las disposiciones del veredicto tendrán cinco años de vigencia,
salvo si algún tribunal extiende ese plazo. Wall Street aplaudió
la sentencia, en tanto Microsoft se limitó a decir que la analizaría.

El dictamen aparece a casi cinco años de que el gobierno federal, entonces
en manos de William J. Clinton- y dieciocho estados radicaran una demanda colectiva
contra Microsoft. Hace poco más de un año, la empresa fue
hallada culpable de reiteradas infracciones a las leyes. A esa altura, el caso
se consideraba a la altura del juicio contra Standard Oil (principios
del siglo XX) y la partición de Bell Telephone en los 70.

Ya bajo la administración, el juez federal Thomas Penfield dispuso que
Microsoft se dividiera. Pero los contactos de Gates con los Bush y con
John Ashcroft, procurador general y cabeza del departamento de Justicia, llevaron
a un veloz proyecto de acuerdo, con sanciones bastante morigeradas. Nueve estados
lo aceptaron de inmediato, pero otros nueve ya habían apelado (junto
con Netscape Communications, Sun Microsystems y America Online).
Eran California, Connecticut, Florida, Iowa, Kansas, Massachusetts, Minnesota,
Utah y Virginio occidental.

A dos días del dictamen Kollar-Kotelly, el propio departamento de Justicia,
el tribunal federal de circuito en Baltimore y la Unión Europea analizan
nuevos cargos contra Microsoft por restricciones a la libre concurrencia
en los mercados. Su hilo conductor: las condiciones que la empresa incluye para
dar licencias violan el propio arreglo con Justicia, que la jueza asegura en
su fallo.

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