MCI acepta la oferta de Verizon Comunications: US$ 7.600 millones

MCI, anteriormente WorldCom, aceptó la última propuesta de compra planteada por Verizon, que eleva de US$ 6.750 a 7.600 millones la inicial. Esto deja fuera a Qwest Communications International, pese a sus US$ 8.450 millones.

30 marzo, 2005

Las acciones de MCI recobraron 4% en Wall Street. No tanto por el anuncio de la firma, sino porque los especuladores esperan una nueva oferta de Qwest, ahora abiertamente hostil. Según comunicado de la empresa objeto de tanto interés, la popuesta de Verizon incluye efectivo e intercambio de acciones.

De los US$ 8,75 ofrecidos por acción, hasta 5,60 se abonará a los accionistas de MCI cuando aprueben el acuerdo. Éste tienen cláusulas que amparan a estos inversores en caso de declinar los papeles de Verizon. Entretanto, Qwest señaló que analizará la nueva situación.

Si esta compañía optase por seguir en batalla, podría pasar por encima de la junta directiva de MCI y formular una oferta hostil directamente a los accionistas. Pero esta empresa dispone de un mecasnimos defensivo, que tornaría muy caro comprar 15% o más de su paquete. Lo malo es que, al parecer, muchos accionistas de MCI presionan a Qwest para insistir: les preocupa más su rédito que el futuro de la ex WoldCom. Eso podría desembocar en una ghuerra tipo Oracle-PeopleSoft.

Eso sucedía el martes. Un día antes, Qwest amenazaba con retirar la propuesta de US$ 8.450 millones por MCI si, antes de la medianoche del miércoles 5 de abril, no adoptaba una decisión clara. Lo curioso es que MCI, segunda telefónica de larga distancia en Estados Unidos, ya había firmado un acuerdo de adquisición en favor del gigante Verizon Communications. Desde una posición financiera mucho más sólida que Qwest.

Pero, aun tras la nueva ofreta de Verizon, la actitud de MCI dista de ser clara, quizá por influencia del mejicano Carlos Slim, uno de sus accionistas principales. En efecto, Michael Capellas (ex Compaq Computer, CEO de la compañía) reanudó conversaciones con Qwest cuando ésta elevó su oferta inicial (U$S 7.300 millones). La segunda ronda de tratativas expiraba la noche del lunes y fue ampliada de apuro.

En verdad, la postergación del vencimiento fue cosa de Qwest que, según dijo, había obtenido financimiento adicional para la compra. Hasta entonces, Capellas mismo abrigaba dudas sobre la capacidad pagadora de Qwest, que arrastra deudas por alrededor de US$ 8.000 millones, producto de la bancarrota en 2002.

La inesperada decisión era, a criterio de Verizon –aunque no lo dijese en público-, una maniobra para ganar tiempo. Al parecer, Qwest creía que Verizon acabaría por desistir, harta de soportar los coqueteos de Capellas. “Si Verizon abandona, MCI caerá en manos de una empresa cuyo propio futuro económico y financiero dista de ser seguro”, señalan analistas sectorialews ajenos a las tres compañías.

Las acciones de MCI recobraron 4% en Wall Street. No tanto por el anuncio de la firma, sino porque los especuladores esperan una nueva oferta de Qwest, ahora abiertamente hostil. Según comunicado de la empresa objeto de tanto interés, la popuesta de Verizon incluye efectivo e intercambio de acciones.

De los US$ 8,75 ofrecidos por acción, hasta 5,60 se abonará a los accionistas de MCI cuando aprueben el acuerdo. Éste tienen cláusulas que amparan a estos inversores en caso de declinar los papeles de Verizon. Entretanto, Qwest señaló que analizará la nueva situación.

Si esta compañía optase por seguir en batalla, podría pasar por encima de la junta directiva de MCI y formular una oferta hostil directamente a los accionistas. Pero esta empresa dispone de un mecasnimos defensivo, que tornaría muy caro comprar 15% o más de su paquete. Lo malo es que, al parecer, muchos accionistas de MCI presionan a Qwest para insistir: les preocupa más su rédito que el futuro de la ex WoldCom. Eso podría desembocar en una ghuerra tipo Oracle-PeopleSoft.

Eso sucedía el martes. Un día antes, Qwest amenazaba con retirar la propuesta de US$ 8.450 millones por MCI si, antes de la medianoche del miércoles 5 de abril, no adoptaba una decisión clara. Lo curioso es que MCI, segunda telefónica de larga distancia en Estados Unidos, ya había firmado un acuerdo de adquisición en favor del gigante Verizon Communications. Desde una posición financiera mucho más sólida que Qwest.

Pero, aun tras la nueva ofreta de Verizon, la actitud de MCI dista de ser clara, quizá por influencia del mejicano Carlos Slim, uno de sus accionistas principales. En efecto, Michael Capellas (ex Compaq Computer, CEO de la compañía) reanudó conversaciones con Qwest cuando ésta elevó su oferta inicial (U$S 7.300 millones). La segunda ronda de tratativas expiraba la noche del lunes y fue ampliada de apuro.

En verdad, la postergación del vencimiento fue cosa de Qwest que, según dijo, había obtenido financimiento adicional para la compra. Hasta entonces, Capellas mismo abrigaba dudas sobre la capacidad pagadora de Qwest, que arrastra deudas por alrededor de US$ 8.000 millones, producto de la bancarrota en 2002.

La inesperada decisión era, a criterio de Verizon –aunque no lo dijese en público-, una maniobra para ganar tiempo. Al parecer, Qwest creía que Verizon acabaría por desistir, harta de soportar los coqueteos de Capellas. “Si Verizon abandona, MCI caerá en manos de una empresa cuyo propio futuro económico y financiero dista de ser seguro”, señalan analistas sectorialews ajenos a las tres compañías.

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