JetBlue pasó a Defensa datos sobre pasajeros

JetBlue Airways admitió haber entregado a un contratista del Pentágono datos personales sobre 1.100.000 pasajeros, destinados a un proyecto para detectar potenciales terroristas. La propia firma había violado sus cánones sobre privacidad.

30 septiembre, 2003

En efecto, la información incluía –además de nombres, origen, destino, etc.- números de seguridad social, antecedentes financieros, laborales y profesionales. Algunos de esos datos ni siquiera debieran ser solicitados por una aerolínea comercial.

La empresa, que lidera desde 2000 el segmento de vuelos con descuento en Estados Unidos, reconoció que había cometido un grueso error al pasar esos registros a Torch Concepts, un contratista del ejército manejado por militares en retiro. A su vez, Torch trabajaba en investigaciones del Pentágono sobre evaluación de riesgos asociados a las aerolíneas y sus pasajeros.

La compañía, un raro éxito en el negocio –prospera merced a las bajas tarifas y el buen trato-, insiste en que ningún dato personal ha llegado al gobierno. Por el contrario, congresistas y defensores de libertades individuales definen el episodio como uno de los más graves deslices de una empresa norteamericana en los últimos años.

Las admisiones de JetBlue conciden con una amplia campaña en favor de la privacidad, amenazada por agencias de justicia e inteligencia, en aras de la lucha contra el terrorismo.

La aerolínea entregó a Torch registros sobre unos cinco millones de vueltos y 1.100.000 pasajeros en 2001-2. Un abogado del contratista dijo que esos archivos fueron borrados hace dos semanas, luego de que la revista “Wired News” revelara detalles del controvertido proyecto.

Pero los grupos pro derechos civiles exigen investigaciones imparciales. “Cinco millones de bitácoras es demasiado”, subraya Marc Rotenberg (Electronic Privacy Información Center, Washington). “¿Los pasajeros perjudicados percibirán algún tipo de indemnización?”.

Hay un aspecto inquietante: los datos fueron transmitidos a solicitud del departamento de Defensa, embarcado en un proyecto sobre seguridad aérea militar. Pero se trataba de información acerca de tráfico y terminales civiles. Torch misma aclaró que los objetivos del trabajo no eran aeropuertos comerciales, pero –según se supo después- gente de la propia consultora temía que los datos de JetBlue hubiesen ido al departamento de Seguridad Interna.

Al recibir la información de la aerolínea, Torch verificaba cada identidad contra una serie de bases de datos compradas a Acxiom. Esta es una de las mayores firmas dedicadas a proveer listas de potenciales clientes al negocio de telemarketing.

En tren de aclaraciones, Torch explicó que su estudio no se relacionaba con otro vasto proyecto del Pentágono, conocido como Terrorist Information Awareness (TIA, algo así como “toma de conciencia informativa sobre terrorismo”). Éste ha sido descripto por legisladores y grupos civiles como una invasión a la vida privada en nombre del contraterrorismo.

Finalmente, Torch señala que su trabajo tampoco tiene que ver con un software para “filtrar pasajeros”. Tan inquietante como la TIA, lo maneja la Administración de Seguridad en Transportes (que depende de Seguridad Interna).

En efecto, la información incluía –además de nombres, origen, destino, etc.- números de seguridad social, antecedentes financieros, laborales y profesionales. Algunos de esos datos ni siquiera debieran ser solicitados por una aerolínea comercial.

La empresa, que lidera desde 2000 el segmento de vuelos con descuento en Estados Unidos, reconoció que había cometido un grueso error al pasar esos registros a Torch Concepts, un contratista del ejército manejado por militares en retiro. A su vez, Torch trabajaba en investigaciones del Pentágono sobre evaluación de riesgos asociados a las aerolíneas y sus pasajeros.

La compañía, un raro éxito en el negocio –prospera merced a las bajas tarifas y el buen trato-, insiste en que ningún dato personal ha llegado al gobierno. Por el contrario, congresistas y defensores de libertades individuales definen el episodio como uno de los más graves deslices de una empresa norteamericana en los últimos años.

Las admisiones de JetBlue conciden con una amplia campaña en favor de la privacidad, amenazada por agencias de justicia e inteligencia, en aras de la lucha contra el terrorismo.

La aerolínea entregó a Torch registros sobre unos cinco millones de vueltos y 1.100.000 pasajeros en 2001-2. Un abogado del contratista dijo que esos archivos fueron borrados hace dos semanas, luego de que la revista “Wired News” revelara detalles del controvertido proyecto.

Pero los grupos pro derechos civiles exigen investigaciones imparciales. “Cinco millones de bitácoras es demasiado”, subraya Marc Rotenberg (Electronic Privacy Información Center, Washington). “¿Los pasajeros perjudicados percibirán algún tipo de indemnización?”.

Hay un aspecto inquietante: los datos fueron transmitidos a solicitud del departamento de Defensa, embarcado en un proyecto sobre seguridad aérea militar. Pero se trataba de información acerca de tráfico y terminales civiles. Torch misma aclaró que los objetivos del trabajo no eran aeropuertos comerciales, pero –según se supo después- gente de la propia consultora temía que los datos de JetBlue hubiesen ido al departamento de Seguridad Interna.

Al recibir la información de la aerolínea, Torch verificaba cada identidad contra una serie de bases de datos compradas a Acxiom. Esta es una de las mayores firmas dedicadas a proveer listas de potenciales clientes al negocio de telemarketing.

En tren de aclaraciones, Torch explicó que su estudio no se relacionaba con otro vasto proyecto del Pentágono, conocido como Terrorist Information Awareness (TIA, algo así como “toma de conciencia informativa sobre terrorismo”). Éste ha sido descripto por legisladores y grupos civiles como una invasión a la vida privada en nombre del contraterrorismo.

Finalmente, Torch señala que su trabajo tampoco tiene que ver con un software para “filtrar pasajeros”. Tan inquietante como la TIA, lo maneja la Administración de Seguridad en Transportes (que depende de Seguridad Interna).

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