Internet: ¿vivirá en 2006 otra exuberancia irracional?

La ola de fusiones, adquisiciones y acuerdos en la Red no se asemeja al auge puntocom de 1998/2000. Pero puede tener efectos casi tan dañinos, temen algunos analistas. Especialmente por el volumen de algunas alianzas.

27 diciembre, 2005

Por el momento, las cotizaciones bursátiles de papeles y paquetes no parecen tan desmedidas como en la burbuja anterior. Ni siquiera tras el sorpresivo pacto publicitario entre Google y AmericaOnLine (Time Warner). Existe una diferencia respecto de aquel momento, si se quiere positiva: la inflación de precios la pagan las empresas –y sus accionistas-, no los inversores.

Sin duda, una serie de transacciones bastante caras, vinculadas a Internet, despierta en muchos expertos la sensación de haber visto esa película. El síntoma más llamativo radicaba en Microsoft, sus empeñosas negociaciones para comprarle AOL a Time Warner, el exitoso contrataque de Google y las crecientes preocupaciones de William Gates, justamente en cuanto a Google (el nuevo cuco de Silicon Valley, la ha definido Lawrence Ellison, de Oracle).

Sucede que la última adquisición donde estuvo envuelta AOL fue algo muy grande (US$ 145.000 millones). En enero de 2000 –mientras la especulación bursátil, sus operadores y medios adictos llegaban a un extremo alarmante-, Time Warner tomaba esa firma. Todavía no termina de arrepentirse, pues la fusión fracasó junto con la “nueva economía”.

Nadie cree que se cometa un error así. Sin ir más lejos, hoy AOL no vale más de US$ 15.000 millones. El problema es que Gates estaba dispuesto a oblar 20.000 millones y eso podía iniciar una inflación de valores capaz de generar la primera burbuja importante del siglo XXI. Cifrada, claro, en firmas de un modo u otro vinculadas a la web. En verdad, la participación de Google en AOL había sido anticipada por otra operación, ya en firme: la compra de Skype por parte de eBay, el sitio de remates virtuales (que también pretendía AOL).

Esa transacción remitía a la telefonía por Internet, un segmento de vasto potencial y toda una amenaza para las inalámbricas convencionales. Pero el negocio de Skype es demasiado nuevo y plantea lógicas incertidumbres. Al analizar números quedan en evidencia algunos factores negativos: la firma se tomó por US$ 2.600 millones, pero pierde dinero, tiene perspectivas limitadas e ingresos brutos potenciales de apenas 60 millones este año.

Nada de eso obstaba para que subiesen peligrosamente las cotizaciones en segmentos como los buscadores, donde influía la venta de AskJeeves a IC/Interactive (US$ 1.900 millones, agosto). Más ha pesado, claro, la adquisiciòn de IGN (sitio de juegos de video) e Intermix Media (contactos sociales, sexo inclusive) por parte de News Corporation, que desembolsó en total US$ 1.200 millones.

Paralelamnte, Yahoo se quedaba con Alibaba.com, portal chino cuyo mayor “mérito” es carecer de un modelo de negocios definido. A cambio, Yahoo tuvo que aceptar imposiciones de la censura local y entregar un disidente a Beijing. A esa altura –octubre- bastaban rumores sobre adquirentes potenciales para inflar cotizaciones de firmas como The Knot (un casamentero en línea) o CNET, un portal de reciente aparición. Sus precios saltaron 50% en pocos meses.

La consultora de inversiones tecnológicas Coburn Ventures no vacila en calificar esas movidas como “regreso liso y llano a los últimos años 90. Particularmente la compra de Skype y el acuerdo Google-AOL”. En defensa de la operación, eBay comparó lo de Skype con la toma de PayPal, un sistema de pagos virtuales. El precio abonado equivalìa a 8% de su capitalización bursátil, en tanto el de Skype no pasa de 4,8%.

No obstante, varios analistas se preguntan si es un parámetro válido. El crecimiento de ventas de Skype, en el año desde que empezó a cobrar servicios, superó al de eBay en la fase similar de su propio desarrollo. Pero ambas representan modelos de negocios totalmente distintos. Si bien podrían generar sinergias lucrativas, el analista Harold Varlan no cree que la fórmula funcione.

En rigor, las técnicas de Skype son fáciles de copiar y la telefonía por Internet está muy abierta a la competencia. Los dos suecos creadores de la empresa, Niklas Zennström y Janus Friis, fueron astutos al aceptar el “regalo” de eBay. Exactamente como lo fue Steve Case, hace cinco años, al intercambiar las acciones sobrepreciadas de AOL por los sólidos activos de TW, por entonces subvaluados porque databan de la “vieja economía”.

Sin embargo, el clima financiero no es el de 1998/2000. Inversores, especuladores y fondos ya no van en pos de ofertas accionarias iniciales de firmas con apenas una buena idea y un escueto plan de negocios. Pero, en verdad, las relaciones precio/ganancia de las cotizantes mejor conocidas están en la estratósfera: Google marcaba 90% a mediados de septiembre, eBay estaba en 54%, mientras el promedio del ìndice Dow Jones industrial no subía de 18%.

Google tiene una tasa tan alta, en gran medida, porque logró dominar uno de los modelos de negocios en la Red verdaderamente rentables: la venta de publicidad, que los usuarios sufren como perverso castigo. Pero su éxito está poniendo sobreaviso a sus competidores: en cuanto aparezca una variante sin ese problema, la sobrevaluación bursátil del negocio quedará al descubierto.

Por de pronto, las empresas de medios (TV, radio, prensa gráfica) empiezan a entender los riesgos potenciales para su negocio publicitario. Entretanto, algunos expertos sospechan que varias firmas virtuales no debieron haberse registrado en Wall Street tan temprano en sus trayectorias operativas.

Por el momento, las cotizaciones bursátiles de papeles y paquetes no parecen tan desmedidas como en la burbuja anterior. Ni siquiera tras el sorpresivo pacto publicitario entre Google y AmericaOnLine (Time Warner). Existe una diferencia respecto de aquel momento, si se quiere positiva: la inflación de precios la pagan las empresas –y sus accionistas-, no los inversores.

Sin duda, una serie de transacciones bastante caras, vinculadas a Internet, despierta en muchos expertos la sensación de haber visto esa película. El síntoma más llamativo radicaba en Microsoft, sus empeñosas negociaciones para comprarle AOL a Time Warner, el exitoso contrataque de Google y las crecientes preocupaciones de William Gates, justamente en cuanto a Google (el nuevo cuco de Silicon Valley, la ha definido Lawrence Ellison, de Oracle).

Sucede que la última adquisición donde estuvo envuelta AOL fue algo muy grande (US$ 145.000 millones). En enero de 2000 –mientras la especulación bursátil, sus operadores y medios adictos llegaban a un extremo alarmante-, Time Warner tomaba esa firma. Todavía no termina de arrepentirse, pues la fusión fracasó junto con la “nueva economía”.

Nadie cree que se cometa un error así. Sin ir más lejos, hoy AOL no vale más de US$ 15.000 millones. El problema es que Gates estaba dispuesto a oblar 20.000 millones y eso podía iniciar una inflación de valores capaz de generar la primera burbuja importante del siglo XXI. Cifrada, claro, en firmas de un modo u otro vinculadas a la web. En verdad, la participación de Google en AOL había sido anticipada por otra operación, ya en firme: la compra de Skype por parte de eBay, el sitio de remates virtuales (que también pretendía AOL).

Esa transacción remitía a la telefonía por Internet, un segmento de vasto potencial y toda una amenaza para las inalámbricas convencionales. Pero el negocio de Skype es demasiado nuevo y plantea lógicas incertidumbres. Al analizar números quedan en evidencia algunos factores negativos: la firma se tomó por US$ 2.600 millones, pero pierde dinero, tiene perspectivas limitadas e ingresos brutos potenciales de apenas 60 millones este año.

Nada de eso obstaba para que subiesen peligrosamente las cotizaciones en segmentos como los buscadores, donde influía la venta de AskJeeves a IC/Interactive (US$ 1.900 millones, agosto). Más ha pesado, claro, la adquisiciòn de IGN (sitio de juegos de video) e Intermix Media (contactos sociales, sexo inclusive) por parte de News Corporation, que desembolsó en total US$ 1.200 millones.

Paralelamnte, Yahoo se quedaba con Alibaba.com, portal chino cuyo mayor “mérito” es carecer de un modelo de negocios definido. A cambio, Yahoo tuvo que aceptar imposiciones de la censura local y entregar un disidente a Beijing. A esa altura –octubre- bastaban rumores sobre adquirentes potenciales para inflar cotizaciones de firmas como The Knot (un casamentero en línea) o CNET, un portal de reciente aparición. Sus precios saltaron 50% en pocos meses.

La consultora de inversiones tecnológicas Coburn Ventures no vacila en calificar esas movidas como “regreso liso y llano a los últimos años 90. Particularmente la compra de Skype y el acuerdo Google-AOL”. En defensa de la operación, eBay comparó lo de Skype con la toma de PayPal, un sistema de pagos virtuales. El precio abonado equivalìa a 8% de su capitalización bursátil, en tanto el de Skype no pasa de 4,8%.

No obstante, varios analistas se preguntan si es un parámetro válido. El crecimiento de ventas de Skype, en el año desde que empezó a cobrar servicios, superó al de eBay en la fase similar de su propio desarrollo. Pero ambas representan modelos de negocios totalmente distintos. Si bien podrían generar sinergias lucrativas, el analista Harold Varlan no cree que la fórmula funcione.

En rigor, las técnicas de Skype son fáciles de copiar y la telefonía por Internet está muy abierta a la competencia. Los dos suecos creadores de la empresa, Niklas Zennström y Janus Friis, fueron astutos al aceptar el “regalo” de eBay. Exactamente como lo fue Steve Case, hace cinco años, al intercambiar las acciones sobrepreciadas de AOL por los sólidos activos de TW, por entonces subvaluados porque databan de la “vieja economía”.

Sin embargo, el clima financiero no es el de 1998/2000. Inversores, especuladores y fondos ya no van en pos de ofertas accionarias iniciales de firmas con apenas una buena idea y un escueto plan de negocios. Pero, en verdad, las relaciones precio/ganancia de las cotizantes mejor conocidas están en la estratósfera: Google marcaba 90% a mediados de septiembre, eBay estaba en 54%, mientras el promedio del ìndice Dow Jones industrial no subía de 18%.

Google tiene una tasa tan alta, en gran medida, porque logró dominar uno de los modelos de negocios en la Red verdaderamente rentables: la venta de publicidad, que los usuarios sufren como perverso castigo. Pero su éxito está poniendo sobreaviso a sus competidores: en cuanto aparezca una variante sin ese problema, la sobrevaluación bursátil del negocio quedará al descubierto.

Por de pronto, las empresas de medios (TV, radio, prensa gráfica) empiezan a entender los riesgos potenciales para su negocio publicitario. Entretanto, algunos expertos sospechan que varias firmas virtuales no debieron haberse registrado en Wall Street tan temprano en sus trayectorias operativas.

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